El presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, adelantó ayer que no permitirá que el Gobierno someta a votación por tercera vez el acuerdo del Brexit si no hay cambios sustanciales en el texto, que ya fue rechazado por amplia mayoría la semana pasada.
Esa advertencia enfría la perspectiva de que la primera ministra, la conservadora Theresa May, convoque un nuevo voto antes de la reunión del Consejo Europeo que comienza este jueves.
La jefa de Gobierno tenía intención de solicitar en esa cumbre una prórroga “técnica” de tres meses del plazo de salida de la Unión Europea, que termina el próximo día 29, si para entonces había logrado ratificar el acuerdo con los términos de salida. En caso contrario, ha advertido de que la extensión puede ser más larga y el Reino Unido estará obligado a participar en los comicios europeos previstos para mayo.
La primera ministra conservadora ha mantenido negociaciones contrarreloj en las últimas horas con diputados críticos de su propia formación y del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP) para tratar de convencerles de que cambien de idea y respalden el texto antes del jueves.
En medio de esos contactos, la advertencia de Bercow sorprendió a May, que según un portavoz de Downing Street, su despacho oficial, no conocía de antemano el contenido del aviso ni sabía que el presidente de los Comunes planeaba hacer una declaración ayer a la tarde.
Bercow citó una norma parlamentaria que se remonta al siglo XVII para avanzar que no es legítimo someter a votación una misma cuestión en más de una ocasión en un único curso parlamentario.
El acuerdo del Brexit ya fue rechazado en dos ocasiones. En la primera, el 15 de enero, fue tumbado por una diferencia de 230 votos, y en la segunda, el martes pasado, de 149. Esa última votación fue legal, argumentó el responsable de la Cámara baja, porque incluía documentos adicionales acordados entre Londres y Bruselas, por lo que no se consideró que fuera estrictamente la misma propuesta.
Tras el aviso de Bercow, diputados conservadores como James Cleverly y Neil O’Brien lamentaron que algunos de sus colegas hubieran valorado la posibilidad de votar a favor del acuerdo la semana pasada de haber sabido que esa fue quizás la última oportunidad para hacerlo.
Jacob Rees-Mogg, uno de los líderes de la facción más euroescéptica de los “tories”, sugirió por su parte que el Gobierno podría sortear el veto de Bercow si decide clausurar el curso parlamentario e iniciar acto seguido uno nuevo.
El “número dos” de la abogacía general del Estado, Robert Buckland, declaró a la cadena BBC que el presidente de los Comunes abrió una “crisis constitucional” en el Reino Unido. El abogado consideró que abrir un nuevo curso parlamentario es una solución plausible, pero ese proceso podría culminar poco antes del límite establecido para aprobar un acuerdo o una extensión, el próximo día 29. “Esto va a requerir un análisis muy profundo y muy rápido en las próximas horas”, agregó Buckland.
El presidente de la Cámara baja británica admitió asimismo, a preguntas de un diputado conservador, que el Parlamento podría someter a votación un cambio de reglas para permitir que se analice una misma propuesta en más de una ocasión.
A pesar de que la posibilidad de volver a votar el acuerdo del Brexit esta misma semana ha estado sobre la mesa en los últimos días, la decisión no estaba todavía tomada. El portavoz oficial de May aseguró ayer por la mañana, antes de conocerse la postura de Bercow, que solo se convocaría ese voto si existía una “perspectiva realista” de ganarlo, lo que por el momento no está garantizado.
Un grupo de 23 conservadores euroescépticos hicieron pública ayer una carta dirigida a la jefa de Gobierno en la que reiteraron su rechazo al pacto alcanzado con Bruselas y aseguraron que una ruptura no negociada con la UE puede favorecer al Reino Unido.