La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, envió ayer un mensaje de paz a los musulmanes y prometió que jamás pronunciará el nombre del autor de los ataques contra dos mezquitas en Christchurch.
Ardern abrió la sesión en el Parlamento con una frase que acuñó para promover la unión del país luego de los ataques: “Somos uno. Ellos son noso- tros”. Acto seguido, continuó con la bendición de un imam y cerró la jornada en árabe. Ante los legisladores, Ardern declaró que el joven australiano de 28 años, responsable de la matanza en Christchurch, estará sometido a las leyes más estrictas. “Con este acto terrorista buscaba varias cosas, entre ellas notoriedad, por eso nunca me escucharán decir su nombre”, aseguró Ardern ante los diputados reunidos en Wellington, capital neozelandesa. “Se lo ruego: digan los nombres de quienes murieron en lugar del nombre del hombre que causó su muerte”, agregó. “Es un terrorista. Es un criminal. Es un extremista. Pero, cuando yo hable, no tendrá nombre”.
Las redes sociales fueron otro de los aspectos señalados por Ardern. Durante la jornada explicó que el rol de las redes en la difusión de los mensajes de odio será analizado de inmediato y a su vez exigió a los dueños de las plataformas de Internet que asuman la responsabilidad por lo que publican. “No podemos simplemente quedarnos de brazos cruzados, aceptar simplemente que estas plataformas existen y que lo que se dice en ellas no es su responsabilidad (...) No hay lugar a una situación de todos los beneficios, ninguna responsabilidad”, dijo pero sin deshacerse de su compromiso asumido como funcionaria de Nueva Zelanda. “Esto por supuesto no nos quita la responsabilidad que debemos tener como nación, la de confrontar el racismo, la violencia y el extremismo”, precisó. Ante el desempeño de las redes en el ataque, varias empresas del país anunciaron que retirarán su publicidad en estas plataformas para obligarlas a moderar los contenidos que inciten al odio.
Además, la policía confirmó ayer que logró entregar seis cuerpos de víctimas a sus respectivas familias. Sin embargo advirtió que solo identificó formalmente a 12 de un total de 50.