Por unanimidad, la Corte Suprema resolvió ayer darle una respuesta positiva al pedido del juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, quien había manifestado que estaba sin personal y sin recursos. En la acordada, los cinco supremos liberaron el presupuesto para dos cargos adicionales, un secretario letrado y un jefe de despacho. También se agregaría la puesta a disposición de un vehículo. Todo este refuerzo ordenado por la Corte Suprema es un respaldo tácito a Ramos Padilla y se produjo cuando hoy está citado a declarar, por segunda vez, el fiscal federal Carlos Stornelli. En Comodoro Py se dice que Stornelli de nuevo no concurrirá y el rumor es que Ramos Padilla lo declararía en rebeldía. Esto sería un verdadero escándalo: un integrante del Poder Judicial esquivando el accionar de la justicia. Hay juristas que afirman incluso que el magistrado tiene facultades para detenerlo, pero no sería el camino a seguir por Ramos Padilla. El juez le notificaría la situación al procurador, Eduardo Casal, informando la rebeldía. No fue el único respaldo que recibió ayer Ramos Padilla, quien ayer tuvo el apoyo de Human Rights Watch y de un importante grupo de jueces, fiscales y asesores letrados que firmaron comunicados rechazando el pedido de juicio político presentado por el Gobierno (ver recuadro).
Hasta el momento, el establishment judicial miró para otro lado tratando de amortiguar el estallido de la causa por espionaje ilegal, extorsiones y coacciones en torno al falso investigador Marcelo D’Alessio. Allí apuestan a que le quiten el expediente a Ramos Padilla, lo trasladen y lo ahoguen en el pantano de Comodoro Py.
La reacción del gobierno fue aún peor. El propio presidente Mauricio Macri se lanzó a pedir la destitución del juez en la entrevista del domingo. “Ramos Padilla ya hizo varias”, se despachó, recriminándole seguramente por sus fallos en contra de los aumentos del gas o en contra de la designación por decreto de jueces en la Corte Suprema. También un viejo contencioso en el que Macri, presidente de Boca, demandó por calumnias e injurias al periodista Ernesto Cherquis Bialo, quien le terminó ganando el duelo con Ramos Padilla padre como abogado, en primer lugar, y Alejo Ramos Padilla como abogado en la estocada final. Siguiendo las instrucciones del presidente, el ministro de Justicia, Germán Garavano, se lanzó a reclamar la destitución del magistrado a través de un pedido de juicio político con poco futuro. Una patoteada.
Este martes, la Corte Suprema rompió la tendencia otorgándole los dos contratos y el vehículo que Ramos Padilla pidió en su visita a la Comisión de Libertad de Expresión. Por supuesto que no se trata de un cheque en blanco, pero los cortesanos podrían haber optado por retrasar el pedido o hacerse los distraídos.
Un detalle no menor es que durante su extenso mandato al frente de la Corte, era el propio Ricardo Lorenzetti quien decidía el otorgamiento de contratos adicionales. Constituía un enorme factor de poder. Pero tras el golpe palaciego judicial que encumbró a la presidencia del máximo tribunal a Carlos Rosenkrantz, el trinomio que componen Lorenzetti, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda, logró imponer que la adjudicación de cargos se haga por voto del tribunal. Por eso en el refuerzo dado a Ramos Padilla figuran las firmas de todos los ministros. Se ve que nadie quiso quedarse afuera. Todo indica que la Corte Suprema intentó evitar que se la acusara también de tapar los escándalos que fueron apareciendo en Dolores, más todavía si en el lanzamiento del año judicial se habló de la escasa credibilidad de la justicia (ver aparte).
El respaldo a Ramos Padilla se produjo cuando el fiscal Stornelli tiene cita para hoy a las 11 en Dolores. Su abogado, Roberto Ribas, dejó trascender que mantendrá la misma actitud que en la primera citación: no concurrirá alegando que el juez no es competente porque la causa debería instruirse en Comodoro Py. Stornelli –curiosamente al igual que D’Alessio– sostiene que los protagonistas viven en la Ciudad de Buenos Aires o en el Conurbano, que los dos pagos de la extorsión se hicieron en Puerto Madero y Saavedra, por lo que el ámbito del expediente debe ser el edificio de Retiro, donde tanto Stornelli como D’Alessio juegan de locales. Ayer por la tarde, Ribas viajó a Dolores para presentar un nuevo escrito ampliando los fundamentos de la recusación de Ramos Padilla. Ribas anticipó que Stornelli no se presentará y tampoco va a entregar su celular como viene pidiendo el magistrado.
Si se traza un paralelismo con Cristina Kirchner, las razones para no concurrir de Stornelli no son consistentes. La ex presidenta y su abogado, Carlos Alberto Beraldi, recusaron a Claudio Bonadio en decenas de oportunidades, pero CFK nunca faltó a una indagatoria, incluso teniendo fueros. O sea la recusación sigue su trámite, pero permanece la obligación de concurrir. Más todavía tratándose de un fiscal.
Aunque los cargos contra Stornelli no están formalmente presentados, algo que se hace al comienzo de la indagatoria, está claro que el juez tiene elementos para sospechar que tuvo participación en los hechos extorsivos que afectaron a Pedro Etchebest, los aprietes al ex empleado de Pdvsa, Gonzalo Brusa Dovat; al ex secretario Pablo Barreiro –que ayer declaró durante horas en Dolores–, el pedido de una cámara oculta al defensor José Manuel Ubeira y varias irregularidades más. En conjunto, se le imputará que recurrió a un aparato ilegal de espionaje.
El rumor en Dolores es que si Stornelli no concurre esta vez, el juez lo va a declarar en rebeldía. Es decir, que el fiscal dejará de estar a derecho en esta causa, lo contrario de lo que él mismo le exigió durante años a todos los imputados en las causas en las que intervino. El paso siguiente sería que el juez notifique al procurador de esa declaración. Hasta el momento, Casal –alineado con el Gobierno– viene esquivando pronunciarse. Habrá que ver si lo hace esta vez.
El ambiente en Comodoro Py está enrarecido alrededor de Stornelli. Se dice que el camarista Martín Irurzun se reunió con el fiscal y le sugirió que se presente en Dolores. Stornelli habría rechazado de plano esa alternativa y hubo un encontronazo. Tampoco aceptó la sugerencia de otros fiscales que le pidieron que “descomprima” la situación concurriendo al despacho de Ramos Padilla. Stornelli no escuchó esas recomendaciones y mandó a su abogado a reiterar la recusación contra el juez. Hay un hecho objetivo: ni su jefe, el fiscal de Cámara Germán Moldes, ni el procurador Casal, ni ninguno de los voceros de Comodoro Py, salió a defender públicamente al fiscal. Por lo bajo, todos ellos comentan que Stornelli minimizó los hechos al principio y no les advirtió sobre las dimensiones de sus relaciones promiscuas.
Hoy por hoy está en debate si un fiscal puede ser detenido o no. La mayoría de los juristas coincide en que los integrantes del ministerio público tienen inmunidad. De todas maneras no es una alternativa que baraje el magistrado, la declaración de Stornelli en rebeldía ya sería de enorme impacto. No hay antecedentes de un fiscal esquivando a la justicia de manera tan alevosa: ni se presenta a la indagatoria ni entrega su celular.