La aparición de Jordan Peele ha sido una de las mejores sorpresas que dio el cine en los últimos años. Sobre todo para el cine de terror, género que suele ser agredido por artistas poco creativos y productores de vuelo bajo. Su debut como director hace dos años con ¡Huye!, que mereció el Oscar al mejor guión y otras tres nominaciones (película, actor y director), no podía haber sido más sólido. El éxito se basó en la conjunción de una historia imaginativa, una metáfora social potente en torno del racismo y una puesta en escena magnífica.
Es por eso que el estreno de Nosotros, su segundo largometraje, implicaba un desafío enorme para él, ya que con esta película debía probar que lo anterior era el emergente de un gran talento o, por el contrario, que ¡Huye! era apenas la única golondrina del verano. No hace falta esperar al próximo párrafo para decir que la película, por desgracia, cumple a medias.
Nosotros exhibe notorios puntos de contacto con su predecesora, tanto en lo estético como en lo referente a temática. Si en ¡Huye! la historia giraba en torno a una sociedad secreta dedicada a alienar personas de raza negra para convertirlas en esclavos multipropósito por medio de técnicas quirúrgicas y psicotrópicas, acá una familia feliz vive una noche de horror cuando cuatro desconocidos intentan apoderarse de sus identidades. A partir de escenarios paranoicos y del arquetipo del doble, ambos films trabajan sobre cuestiones como la identidad, el libre albedrío y las relaciones de poder. Y por esas vías aprovechan las posibilidades que ofrece el relato clásico para expresar una crítica a los mecanismos sociales de su país y, por qué no, de cualquier nación occidental.
En el terreno de las confirmaciones Peele vuelve a mostrar originalidad para contar cuentos de miedo, talento visual para crear esos universos con herramientas cinematográficas y gran timing para moverse con eficiencia en la encrucijada entre terror y comedia, algo que muchos intentan pero pocos logran. A eso se debe sumar la gran labor expresionista del elenco liderado por la mexicano-kenyata Lupita Nyong’o, que convierte a Nosotros en una de las películas con las mejores caras de horror y maldad de la historia (o algo así). Para ello el director se basa en un gran trabajo con las miradas de los actores, algo que en su momento ya había probado con éxito con el protagonista de ¡Huye!, Daniel Kaluuya.
Sin embargo la película también presenta algunas tuercas flojas. La primera de ellas se hace evidente en una metáfora social un poco gruesa, que incluso tiene un correlato formal evidente en un mundo partido en un arriba y un abajo que separa a los originales felices de sus copias desdichadas. Cualquier coincidencia con la teoría de clases patentada por el filósofo alemán Karl Marx no es pura coincidencia. El otro punto débil del filme surge de la necesidad de que uno de los personajes deba detenerse (y lo hace más de una vez) a explicar en voz alta lo que el espectador está en condiciones de imaginar por su cuenta.