Little Italy
Buenos Aires finalmente se está convirtiendo en una ciudad con grandes propuestas cafeteras. Y Duca es buen ejemplo de esa tendencia: una cafetería de espíritu italiano, bellamente diseñada y con alternativas para todo el día, desde desayunos hasta las 12, almuerzos hasta las 17 y la apericena que termina a las 22.
Durante el día, si hace calor, lo mejor es arrancar con un refrescante cold brew de la casa ($130) o, para los más osados, el café con aceite de oliva, combinación extraña pero que funciona mejor de lo esperado. Para preparar los espressos y los filtrados (se puede elegir entre Chemex, V60, Aeropress o prensa francesa, $140) utilizan un blend de Puerto Blest diseñado para ellos y otro con origen nicaguarense. Hay ristrettos, flat whites, cappuccinos y más opciones (desde $60) que acompañan los hot cakes, los huevos de desayuno y la rica pastelería de Labán.
En Duca, nombre que en los albores de la patria llevaban muchos de los barcos que trajeron inmigrantes de Italia, el almuerzo es cosa seria. Los sandwiches de pan de masa madre de Salvaje Bakery son una bomba: los hay de hongos, albóndigas y suprema ($200). Otra opción son los bowls de pollo con salsa de maní, arroz, brócoli y mo-rrón; o de lentejas con albóndigas y huevo poché (ambos a $250). A partir de las 16, abre la carta de tragos, con el bartender Alan Parrilli a cargo: buen momento para pedir combos que combinan cócteles con una tapa (desde $200), que puede ser fría como la tortilla con chutney y escabeche o caliente como la empanada de goulash. También se puede optar por cócteles clásicos, como Gin Tonic o Espresso Martini (ambos, bien servidos, a $200), o apostar a las invenciones de la casa, como el A Gusto y Piacere (whiskey, almíbar herbáceo, fernet y licor de azafrán, $220) y el Piccolo e Intenso (pisco, grappa, ristretto y azúcar).
Sea en algunas de las pocas mesas que tiene el lugar, en la linda terra-za abierta al cielo o en la más concurrida vereda, Duca tiene una propuesta para cada momento del día.
Duca Caffè & Apericena queda en Thames 1759. Horario de atención: todos los días de 9 a 22.
Refugio cafetero
La Unión es uno de esos pequeños oasis que se celebran efusivamente cuando toca ir al Microcentro y no se quiere caer en las tradicionales confiterías con cafés quemados y mal servidos. Ubicado a pocos metros de Diagonal Norte, desde las 8 de la mañana ya las máquinas de espresso están listas para el primer cliente que busque cafeína para despertarlo en las primeras horas del trabajo. Al ajetreo matutino le sigue una calma de media mañana, ideal para sentarse en la barra y tomar un café filtrado preparado por las manos expertas de Laura Moreno, una de sus dueñas. Laura soñó este espacio hace muchos años, cuando trabajaba en Masamadre, emblemático restaurante de Colegiales. La vida la cruzó con Paula Grande, dueña de La Siesta en Chacarita y, junto a una tercera socia, abrieron La Unión. Eligieron un café colombiano de Puerto Blest para los espressos y otros de diferentes orígenes para el resto de las preparaciones. Para acompañar, los lunes y viernes hay pasteles de Belén (unas tortitas de hojaldre rellenas de crema pastelera, $45); los martes y miércoles, rolls de canela ($80) y los jueves le toca el turno a los eclairs rellenos de crema infusionada con café ($70). Se suman opciones saladas como la tostada con palta en pan de centeno y algarroba, amasado por los maestros panaderos de Obrador Plaza.
Al mediodía vuelve el ritmo vertiginoso, incluso con colas de clientes comprando su almuerzo, desde combos de tarta más bebida ($185) hasta diversos sándwiches como el de pastrón con pepino y mostaza en grano ($165) o el de queso brie con chutney casero y verdes ($155), pasando por una ensalada de cebada y ricota de cabra a $150. Para beber, un café tonic ($120) o algunas de las refrescantes versiones de cold brew a base de café de Honduras con notas a damasco, pomelo, caramelo y cacao.
La Unión es pequeño y acogedor, con mucha madera clara sin estridencias y la música que suena tenue de fondo. A las 18, la puerta se cierra, se apagan las cafeteras y todo se deja listo para arrancar un nuevo día, marcando una rutina tan deliciosa como reconfortante.
La Unión queda en Esmeralda 266. Horario de atención: lunes a viernes de 8 a 18.
Torre de Babel
Kaffa es el lugar de Etiopía donde, cuenta la leyenda, unas cabras comieron por primera vez unos granos silvestres, dando pie al descubrimiento del café. En su honor, José María Torres y su papá bautizaron a esta cafetería que, esperan, sea la primera de una larga lista de sucursales. Al entrar en el local de Retiro, estratégicamente ubicado juntoa Cancillería, lo primero que se escucha es un mix de idiomas unidos al sonido del café moliéndose. Kaffa trabaja con blends de Árbol de Café, una marca pequeña de un tostador que importa granos verdes de Colombia y Brasil, con los que prepara diversas recetas, siempre a base de espresso (desde $60). Hay ristrettos, cappuccinos, lattes y el café de la casa, el intenso Goat Bump, preparado con cuatro shots de espresso y leche emulsionada ($150). Aquellos que prefieran té, podrán elegir hebras de origen y clásicos ingleses de Tea Blends For You o un Matcha Latte ($100), cada vez más común de ver la ciudad. Para acompañar, french toasts con miel y frutos rojos ($150), scons o cookies (desde $35) y, para los más golosos, tortas como la Húmeda de Chocolate o el Key Lime Pie ($95).
El local es amplio, de omnipresente blanco; por los parlantes se oyen bandas de jazz. Los detalles están cuidados, incluso el edulcorante se traspasó a unos coquetos goteros que se acomodan junto a las azucareras. Hay amplias mesas donde desplegar la laptop y una barra frente a la ventada para espiar la ciudad. Hasta las 13 se puede pedir el brunch que incluye una infusión, jugo exprimido, quiche lorraine, yogurt con granola, frutos rojos y miel y una tostada de pan de campo, todo a $350. Durante el almuerzo, hay opciones de tartas, ensaladas, sándwiches o un Buddha Bowl (desde $200). Y de tarde, la merienda seduce con croissants de jamón y queso ($135) y tostadas con dips ($150). Desde Etiopía a Buenos Aires, Kaffa recupera un viaje cafetero en tiempo y espacio.
Kaffa queda en Arenales 837. Horario de atención: lunes a viernes de 8 a 20; sábados de 10 a 18.