Para el tribunal que condenó al abusador serial Luis Marcelo Escobar a la pena de 48 años de prisión, este solo estuvo motivado por su "apetencia carnal" y usó a las 18 víctimas como un "objeto de su satisfacción". En esos términos, dieron a conocer las 106 fojas que fundamentan el fallo del 7 de marzo pasado. Las juezas María Isabel Más Varela y Patricia Bilotta, junto a su par Mariano Aliau, remarcaron que la figura de abusador serial afecta de manera determinante a las víctimas, pero también a la sociedad, donde genera zozobra mientras no es individualizado.

Escobar, de 42 años, fue condenado a principios de mes por los delitos cometidos entre 2014 y 2016, contra 18 chicas de 14 a 25 años. El locutor, residente en San Nicolás, se hacía pasar por policía para subir a las jóvenes a un auto, trasladarlas bajo engaño a lugares descampados y, amparado por la oscuridad, someterlas.

La semana previa a conocer la sentencia, pidió perdón a las víctimas y sus familiares, cuando dijo que había sido abusado en su niñez y que quizás ésa era la explicación sobre los hechos que le endilgó la fiscal Carla Cerliani. Para el tribunal, es una cuestión que no les corresponde analizar. Ya en la lectura de la condena habían adelantado que esa cuestión "no implica que todas las personas abusadas se conviertan en abusadoras".

En los fundamentos, plantearon que "los motivos que lo llevaron a delinquir estarían dados por la mera apetencia carnal, lo que se patentiza a partir de que en todos los casos que se pudo concretar el abuso, a partir del desfogue sexual, dispuso retornar a la víctima a una zona poblada, sin otra pretensión ni consecuencia, que las advertencias para lograr su impunidad", plantearon.

Al mismo tiempo, hablaron de la "vulnerabilidad y desprotección en la que se encontraban las víctimas", ya que el acusado actuaba "reduciéndolas a un objeto de su satisfacción, sin tener en cuenta los efectos físicos y emocionales que les podría dejar". Las secuelas fueron relatadas por varias de las muchachas y sus familiares: tendencias suicidas, cambios de aspecto para no ser reconocidas cuando aún no estaba preso; temores a salir a la calle. Incluso, una de ellas estaba embarazada cuando fue sometida.

Las juezas y el juez Aliau también hicieron mención a los casos de abusadores seriales, que "no abundan" en la jurisprudencia local. En ese sentido recordaron el caso del llamado "violador del centro", Néstor Fica, que fue condenado por 14 casos, en 2002, a la pena de 20 años y medio. Y evaluaron que el daño va más allá: "No solo afectan a víctimas individuales y su entorno, sino que también, generan alarma y zozobra en la sociedad mientras no son individualizados y continúan sus ataques".

El tribunal también se refirió al hecho supuestamente sufrido por Escobar en su infancia. "De la totalidad de los informes médicos practicados, no hay ningún examen que abone a esta suerte de alteridad, aludida genéricamente como un 'otro yo' que cometía los abusos. No hay signos de ningún estado de trance en el que el acusado podría haber actuado".