Sin logros para exhibir, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, eligió comenzar su informe de gestión de Gobierno ante el Senado con un repaso histórico de los últimos 70 años de “fracasos” económicos para concluir que en los 40 meses de gestión Cambiemos “esta vez estamos saliendo de la crisis resolviendo los problemas estructurales”. “Estamos sobre tierra más firme que cuando llegamos”, aseguró, confrontando con la metáfora presidencial en la que se mostraba como el capitán de un barco en medio de la tormenta. En un recinto raleado por la ausencia de muchos senadores y toda la bancada kirchnerista –que se negó a escuchar al ministro tras recibir respuestas insatisfactorias a sus preguntas anticipadas– el peronismo federal embistió contra “el relato” del oficialismo y el “sofismo” de Peña para negar “los avances mayor pobreza, desempleo, caída del país, mayor inflación” que genera “angustia y preocupación de los argentinos para afrontar las tarifas que no pueden pagar” en medio de la crisis económica y social, según describieron. El ministro respondió a las críticas con chicanas y desafió a los opositores a dirimir la “realidad” de la Argentina en las urnas.
Peña llegó al Senado en modo electoral, optimista y desafiante. Pero lejos de detallar las medidas económicas para afrontar la crisis económica desatada por el Gobierno, asumió el papel de relator histórico de lo que describió como fracasos anteriores. “En 77 de los últimos 100 años, la Argentina tuvo déficit fiscal. Si sacamos los años de hiperinflación, la inflación promedio anual en los últimos 80 años es del 62,6 por ciento, y desde el año 1800 solo siete países han estado más tiempo que nosotros viviendo inflaciones mayores al 40 por ciento anual”, detalló Peña. “En 24 de los últimos 70 años –continuó el ministro–, en uno de cada tres hemos tenido aumentos del tipo de cambio mayores al 50 por ciento en un año”.
El jefe de Gabinete insistió que “Argentina tuvo en promedio una recesión cada tres años y desde 2011 a la fecha el PBI no crece”, y que “desde 1960 hasta hoy, en uno de cada cuatro años la Argentina ha tenido déficit comercial”. Dijo que el país tuvo “ocho defaults” y que “en 2001 se produjo el default más grande de la historia de la humanidad”, y finalizó su repaso con que “hemos convivido con el déficit fiscal, algo de lo que no se hablaba, y el déficit fiscal siempre generó inflación y endeudamiento”.
Entonces llegó el turno de las buenas noticias: “Estamos sobre tierra más firme que cuando llegamos”, aseguró Peña aunque admitió que “sabemos que no es fácil, que querríamos que fuera más rápido, que esto genera angustia y desconcierto”. Luego sostuvo que en los 40 meses de gestión de Cambiemos se fortaleció el federalismo y el reparto de recursos a las provincias, que se consiguieron nuevos mercados internacionales para la producción agropecuaria, que se fortaleció el Poder Judicial con “una Justicia independiente” y con “grandes investigaciones de corrupción en tiempo real sin presiones ni amenazas”, que existe libertad cambiaria “sin cepos”, argumentó los avances en las evaluaciones educativas de los alumnos, afirmó que se realizó “una revolución aeronáutica” con las compañías low cost, que aumentó del turismo y la obra pública “sin mafias ni corrupción”.
El asombro e indignación de los escasos senadores opositores que estaban en el recinto, la mayoría de ellos del peronismo federal, se reflejó a la hora de las intervenciones. “Su relato no coincide con la realidad. La sociedad sufre esta situación. No hay avances sino deterioro. Solo avances de mayor pobreza, desempleo, caída del país, mayor inflación. Hay un deterioro profundo de la calidad de vida de millones de argentinos”, replicó el chubutense Mario Pais. “Hay angustia y preocupación de los argentinos para afrontar las tarifas que tiene que abonar en electricidad y gas. Nuestra gente no la puede pagar y la situación es insostenible”, sumo la catamarqueña Inés Blas.
“El relato lo comparto sólo si usted recién asumiera”, arrancó el fueguino Julio Catalán Magni, y desafió al ministro: “Elija el dato que quiera de la economía argentina, y está en la antítesis de lo que usted relata, desde la pérdida del empleo, hasta el valor de las tarifas, y hasta la situación del mercado financiero”. “Ustedes vienen con un relato para la campaña. Hubiéramos querido escuchar una autocrítica básica de lo que se hizo”, arrancó el formoseño José Mayans y sostuvo que “esta es la campaña presidencial más cara que tenemos. El FMI puso 95.000 millones para que (Mauricio) Macri sea reelecto”. Luego Mayans volvió a cargar contra los “cambios de reglas” que el Gobierno realizó por DNU al Código Electoral y denunció que el Gobierno prepara un “fraude electoral”. Peña se quejó de la agresividad de los cuestionamientos y desafió a los opositores a dirimir “la realidad” en las elecciones.
En el cierre, el jefe del interbloque peronista Argentina Federal, Miguel Pichetto, dijo compartir con Peña la idea de “un capitalismo moderno y el desarrollo económico sin cepos”, pero advirtió al Gobierno que “si no ponen plata en la calle, están perdidos”. Y recordó que los trabajadores perdieron en el último año “la mitad de su salario”. También buscó llevar agua para el molino de su propia campaña, populista pero de derecha: cargó contra “la ideología del pobrismo” y “la patria planera” del Gobierno.