De un tiempo a la fecha, instalado ha quedado el hype alrededor del vetusto cassette, formato analógico que vive un claro retorno a pesar de lo evidente: suena peor que otras alternativas por reproducir menos cantidad de frecuencia. “Pero hay una suave distorsión armónica y el sonido característico del arrastre de la cinta sobre el cabezal es, de alguna manera, agradable”, esgrimen románticas voces defensoras de la cinta magnética, que han sucumbido a la nostalgia ochentera y noventera. Y el nicho se agranda, y el formato sigue sumando adeptos, y más artistas lo eligen para editar material. O, en el caso de Björk, para reeditar material…
Y es que anunció la excepcional música islandesa los pasados días que todos sus discos de estudio solista tendrán en breve su propia versión en cassette. En efecto, la propuesta old school es una edición limitada que distribuirá el sello One Little Indian a partir de fines de abril, aunque –dato para almas aficionadas– ya se pueden preordenar los preciosos adminículos vía web de la artista por precio relativamente accesible: la caja completita sale 70 libras esterlinas, pero está la opción de adquirir cada uno de los lustrosos nueve títulos por separado (a 9 libras la unidad, casualmente). Ya luego, cada persona fetichista sabrá si lo quiere para efectivamente desempolvar su viejo walkman y escuchar las canciones en formato retro, o si la compra queda en el mero gesto de coleccionista.
Oh, por cierto, dato adicional: siguiendo la paleta del arte de tapa original, cada cassette viene en distinto color. Magenta en el caso de Post (1995), amarillo para Vulnicura (2015), violeta para Medúlla (‘04), azul cielo para Utopia (‘17), rojo fuego para Volta (‘07), naranja eléctrico para Biophilia (‘11); con ídem lógica para los títulos restantes (Debut de 1993, Homogenic de 1997, Vespertine de 2001). Por lo demás, no está demás recordar que se acerca la anhelada fecha de estreno de Cornucopia, inminente espectáculo multimedia de Björk, “el más elaborado que haya hecho” (en sus propias palabras), cuya puesta visual cuenta con la dirección de Lucrecia Martel. Debutará en mayo en el modernísimo y flamante complejo arty The Shed, en Manhattan.