Unicef presentó el informe sobre los efectos de la situación económica en las niñas, niños y adolescentes. El estudio comienza así: “La situación de la pobreza en Argentina, y en particular de la pobreza que afecta a niñas, niños y adolescentes sigue mostrando un panorama preocupante. Los últimos datos analizados por Unicef muestran que un 42 por ciento de los niños, niñas y adolescentes vive bajo la línea de pobreza (5,5 millones) y un 8,6 por ciento vive en hogares que no alcanzan a cubrir la canasta básica de alimentos”.
Y después detalla: “Argentina enfrenta actualmente una situación económica compleja, tanto desde el punto de vista de los indicadores macroeconómicos como en relación a los indicadores sociales y las condiciones de vida de una parte importante de la población. En relación con el año anterior (2017), las principales problemáticas en las familias en situación de vulnerabilidad son el de- sempleo y la precarización del mercado trabajo, aunado a un déficit habitacional y una precipitada pérdida del poder adquisitivo. Estas situaciones están impactando en la calidad de vida de las familias con niñas, niños y adolescentes, restringen su consumo, y ponen en riesgo su supervivencia, sometiéndolas a una mayor estigmatización y a situaciones de discriminación”.
El trabajo se basa en entrevistas realizadas a fines de 2018 en cuatro centros urbanos del país, con entrevistas a chicos, madres, padres, referentes sociales, médicos, maestros. Los ejes son la nutrición, la salud, la educación, la vivienda, el bienestar económico, la protección social y las dinámicas familiares. Algunas familias de sectores vulnerables saltean comidas, se cocina una vez por día, los adultos a veces no comen para darles a sus hijos. “Se incrementó la cantidad de familias que van a buscar comida a los basureros municipales. Saben el horario en el que va el camión a desechar los productos vencidos de los supermercados” (médico pediatra de centro de salud municipal), “los grandes cenamos mate cocido, si hay comida que sea para los chicos” (mamá de cinco hijos), “el año pasado eran 50 familias las que venían al manto (basural) a buscar comida, ahora hay cerca de 150” (presidenta de asociación de recicladores urbanos), “Lo que se ve desde el año pasado es que volvieron a aparecer familias enteras en los comedores, algo que hace mucho no se veía” (referente de banco de alimentos). Las afecciones más comunes son gastroenteritis y diarreas, por comida en mal estado, alergias respiratorias, afecciones dermatológicas y migrañas. Lo nuevo es la imposibilidad de seguir tratamientos por no acceder a centros de salud, no poder pagar medicamentos y el aumento de casos de malnutrición y desnutrición. “No tienen para comprar lo que les hace falta, no tienen para ir al hospital” (médico en Centro de Salud).
La síntesis del informe es la respuesta de un nene de 10 años cuando le preguntan qué es la crisis: “Para mí es dejar de jugar”.