El gobierno británico volverá a presentar hoy el acuerdo del Brexit que negoció la primera ministra Theresa May con la Unión Europea. A poco tiempo de la nueva fecha de salida acordada para mayo, la primera ministra va por su tercer intento. “Mañana (por hoy), viernes 29 de marzo, habrá un debate sobre una moción relativa a la salida de Reino Unido de la Unión Europea”, anunció ayer la ministra de Relaciones con el Parlamento, Andrea Leadsom, ante los diputados que ya rechazaron el texto en dos ocasiones.
En el Parlamento británico reina la incertidumbre. Porque para poder pronunciarse nuevamente sobre el acuerdo deberán antes decidir si aceptan primero votar esa cláusula que también estará sujeta a la decisión del presidente de la cámara baja, John Bercow. “Reconocemos que toda moción presentada mañana (por hoy) deberá ser conforme a las decisiones del presidente”, afirmó Leadsom, dejando planear la duda de si habría efectivamente un voto o la sesión se limitaría al debate. Y Bercow, por su parte, afirmó la semana pasada que el Parlamento no volvería a examinar una propuesta sin cambios.
Luego de acordar con Londres un corto aplazamiento en la fecha del Brexit, inicialmente prevista para hoy, la UE advirtió que el Reino Unido debe adoptar esta semana el Tratado de Retirada si aspira a una prórroga del Brexit hasta el 22 de mayo. De lo contrario, deberá presentar un plan B antes del 12 de abril o si no quedará a expensas de un Brexit sin acuerdo.
Para que el texto sea aprobado, May necesita convencer al menos a 75 de sus legisladores, muchos de los cuales pedían que abandonara las riendas de la formación, del gobierno y de la negociación con Bruselas. El miércoles, jugando su última carta, la líder prometió dimitir en cuanto el país abandone la UE. Esta estrategia logró convencer a algunos de los más férreos detractores del acuerdo, enfrentados ahora a la posibilidad de que el país, sumido en el caos político por la incapacidad de llegar a una conclusión, termine negociando un Brexit más suave o convocando un segundo referéndum. A May le quedan sin embargo algunos legisladores por convencer. Según algunos medios británicos le quedan 15 y, entre ellos, el partido unionista norirlandés DUP, de cuyos 10 diputados depende su mayoría parlamentaria. Desde iniciadas las conversaciones, el DUP considera ina- ceptable la salvaguarda irlandesa y el miércoles anunció que volvería a rechazar el texto. El acuerdo con el que May espera poner fin a 46 años de integración británica en la UE es un impreso de 585 páginas, 185 artículos y 3 protocolos. Incluye los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y viceversa, la factura de 39.000 millones de libras que Londres debe pagar y una salvaguarda de que la frontera entre la República de Irlanda y la Irlanda del Norte británica permanezca abierta. Además prevé un período de transición hasta finales de 2020 pero ampliable por dos años, para que empresas y administraciones realicen adaptaciones y puedan negociar los términos de su relación en comercio, política exterior o cooperación policial.