Cientos de miles de argelinos volvieron a salir a las calles ayer en una nueva protesta para exigir la renuncia del presidente Abdelaziz Bouteflika. A los cánticos habituales de “no pararemos hasta que caiga el régimen, Bouteflika vete ya”, los presentes agregaron gritos en contra del jefe del Ejército, el general Ahmed Gaïd Salah, en el poder desde hace 20 años, quien la semana pasada sugirió aplicar el artículo 102 de la Constitución para salir de la crisis. Esa movida permitiría inhabilitar al gobernante, gravemente enfermo desde 2013, y haría subir al poder transitoriamente al presidente del Senado, Abdelkader Bensalah, uno de los más firmes defensores de la continuidad de Bouteflika, de 82 años, al frente del país. Dicha opción fue inmediatamente descartada por la oposición, que ve en ella una trampa para perpetuar en el poder a la camarilla del mandatario. Los líderes opositores dicen que están decididos a controlar el periodo de transición sin interferencia del clan del presidente.
Al igual que los viernes precedentes, las marchas se desarrollaron en un ambiente festivo y pacífico, escoltadas por un amplio dispositivo de seguridad que vigila los grupos que llegan masivamente al centro de Argel procedentes de diferentes barrios de la ciudad. No hay cifra oficial por el momento, pero fuentes de seguridad se refirieron a “centenares de miles de manifestantes” en Argel e hicieron cálculos no exhaustivos en 36 de las 48 prefecturas del país.
Esta manifestación es la sexta de las movilizaciones semanales, iniciadas el 22 de febrero después de que Buteflika anunciara que se presentaba a la reelección por quinta vez consecutiva. Ese anuncio provocó una crisis política y manifestaciones casi diarias, que lo obligaron a renunciar a su candidatura.
El 11 de marzo, tras más tres semanas de protestas, Bouteflika anunció que éste no optaría a un quinto mandato consecutivo, y que las elecciones presidenciales previstas para el 18 de abril se sustituirían por un periodo de transición que tutelaría el ministro de Interior, Noureddin Bedaui.
La propuesta no convenció a los movilizados, que volvieron a las calles al viernes siguiente para denunciar lo que consideraban una maniobra del círculo de poder para mantener sus privilegios y continuar en el poder.
En los días siguientes, el Frente de Liberación Nacional (FLN), que preside Bouteflika y gobierna en Argelia desde la independencia en 1962, y su socio de gobierno la Reagrupación Nacional Democrática (RND) se sumaron a las protestas. También los sindicatos y otros agentes sociales que se negaron a dialogar con el nuevo primer ministro para formar un gobierno de concertación nacional transitorio.
A las protestas, que apoya una gran parte de la policía y del Ejército, verdadero poder fáctico en el país, se unieron esta semana Ahmed Ouyahia, líder del RND y primer ministro en cuatro ocasiones con Bouteflika, y Ali Haddad, presidente de la patronal argelina.
Buteflika, de 82 años, muy debilitado por un accidente cerebrovascular que sufrió hace seis años, dirige el país desde hace 20 años, un récord de longevidad. Pero a un mes de que concluya su mandato constitucional, la situación de Buteflika parece cada vez más comprometida pues ha perdido esta semana varios aliados, entre ellos el jefe del Estado mayor del ejército, hasta entonces de los más fieles apoyos del mandatario
Los manifestantes interrogados ayer insisten de forma inequívoca: quieren que se vaya todo el gabinete, y no solamente el jefe de Estado. “¡Estamos hartos del poder, estamos hartos!”, clamaban los manifestantes. Amine, de 45 años, llegó desde primeras horas de la madrugada desde Béjaia, a 180 km al este de Argel. “Estamos aquí para lanzar un último llamado al poder: ¡Hagan sus maletas y váyanse!”, explicó.
La manifestación de ayer sería la “respuesta del Pueblo”, según titula El-Watan, uno de los escasos diarios en aparecer ayer, día feriado musulmán. “El pueblo lo exige: ni Gaid Salah ni Bensalah”, el presidente de la Cámara Alta, que asumiría la presidencia interina en caso de salida del jefe de Estado, indicó el diario.
La fuerte movilización “significa que los argelinos están determinados a que se vaya todo el sistema y que se lance una verdadera transición”, por lo que la propuesta del jefe militar no basta, según el sitio de información TSA (Tout sur l’Algérie, Todo sobre Argelia). Varios opositores, como el abogado Mustapha Bouchachi o la Liga Argelina de Defensa de Derechos Humanos (LADDH) se oponen a la aplicación del artículo 102, pues el proceso prevé plazos demasiado cortos para garantizar una elección presidencial transparente y libre.