Luego de que los obispos argentinos anticiparan un nuevo esfuerzo para que el papa Francisco visite la Argentina, el propio Jorge Bergoglio se encargó de ponerle paños fríos a esa posibilidad. “Veremos si puedo ir pronto”, dijo durante uno de sus ya clásicos diálogos en avión con la prensa al ser consultado sobre la posibilidad de una visita a su país nata, donde estuvo por última vez en 2013.
La escueta y ambigua declaración de Bergoglio ocurrió en pleno viaje a Marruecos, país al que llega por primera vez en el marco de sus visitas oficiales. Y si bien no es la primera vez que el Papa habla sobre el tema, esta vez la respuesta cobró importancia debido al anuncio que días atrás hicieron algunos integrantes de la Conferencia Episcopal Argentina.
“En nuestro próximo encuentro con él, le propondremos una vez más que no se prive de la alegría de visitarnos”, dice el texto que las autoridades de la Iglesia católica argentina le enviaron a Francisco el 13 de marzo pasado.
El encuentro al que se refirieron los obispos tendrá lugar entre el 28 de abril y el 18 de mayo próximos, que es el período de duración de la primera visita ad límina al Vaticano que la CEA realizará en lo que va del papado de Bergoglio. Durante esos días, “los obispos peregrinarán a Roma llevando un detallado informe de la realidad pastoral de cada una de las diócesis del país”, explicaron los prelados.
La postergada visita a la Argentina como jefe máximo de la Iglesia Católica siempre fue motivo de especulaciones, que desde el vamos están vinculadas al clima político del país y a su ya conocida postura condenatoria del neoliberalismo, que es el marco conceptual que encierra las medidas que se conjugan en la política económica puesta en marcha por Mauricio Macri.
Lo que hace suponer que el “veremos si puedo ir pronto” del Papa podría no ser este año también tiene que ver con que 2019 es año electoral y su llegada podría ser utilizada políticamente.
Lo cierto es que desde el 13 de marzo de 2013, cuando su nombre fue anunciado desde el balcón del Vaticano como sucesor de Benedicto XVI, Jorge Bergoglio no volvió a su país. No pisó suelo argentino a pesar de que en varias oportunidades estuvo muy cerca de hacerlo, al menos en términos geográficos. La primera vez fue en julio de 2013, cuando visitó Brasil en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud. La segunda fue en 2015, cuando hizo una larga recorrida por Bolivia y Paraguay. Por esos días se especuló fuertemente con un breve aterrizaje en la Argentina, pero el avión de Alitalia despegó hacia Ecuador y luego a Cuba, en una histórica visita.
Ya en 2015, su regreso a latinoamérica fue para visitar México. Y poco tiempo después volvió a estar más cerca de su patria cuando recorrió Chile y, en vez de cruzar la cordillera, volvió a Roma.