A medida que se acerca la fecha de las PASO, lejos de despejarse las dudas entorno a los resultados, los encuestadores -y por ende los candidatos y observadores-se encuentran con algunas dificultades que complican la determinación de vectores de comportamiento electoral, en especial, una vez que se despeja la tendencia más firme que es el rechazo a la figura  del presidente Mauricio Macri. Esta situación refuerza lo que en anteriores columnas se manifestaba entorno a que el contexto es tanto o más determinante que las figuras que van a competir. Inclusive dentro de la interna de la fuerza gobernante a nivel nacional, se observa ese fenómeno; en Santa Fe, y particularmente en Rosario  (donde Macri tiene la imagen negativa más alta, superando el 80%) salvo en la categoría intendente, en el resto son dirigentes de origen radical quienes encabezan los sondeos internos, y precisamente en el caso de la candidatura a intendente el dirigente de mejor imagen del PRO, Roy Lopez Molina, debe lidiar -inesperadamente hasta unas semanas-con Jorge Boasso que corre de atrás pero con números para nada desdeñables. Quienes hacen los trabajos de campo manifiestan la dificultad con la que chocan al querer completar un cuestionario sobre preferencias. Describen situaciones donde el encuestado "hace catarsis", y en la mayoría de los intentos no suele ser el primero al que paran por la calle el que se dispone a responder. Otro tanto sucede con los militantes que reparten panfletos o la propuesta de sus candidatos en mesas en distintos lugares de la ciudad. Las de mayor visibilidad son las del centro, y si bien la dirigencia de Cambiemos desmiente incidentes con transeúntes, hay relatos periodisticos confiables de casos en los que las mesas debieron levantarse e inclusive algún candidato acelerar el paso para evitar el hostigamiento de ciudadanos disgustados. Si bien es injustificable cualquier tipo de maltrato -en algún caso provocaciones-es comprensible que en el momento que se vive en la ciudad -que en algunos aspectos es más grave que en otros puntos del país- haya comentarios airados, reclamos en tonos subidos y hasta algún insulto. La pequeña franja de votantes que no cuestiona las políticas del macrismo, encara otras demandas -concurrentes con quienes critican al gobierno- en torno a lo que ha decantado como "caballito de batalla" de Cambiemos, que son las falencias viculadas la seguridad, que el caso de los municipios tiene ademas las limitaciones funcionales para quien ejerce el Poder Ejecutivo municipal que no tiene mando sobre las fuerzas de seguridad. Sin embargo el discurso repiquetea sobre los barrios a los que "no entran los colectivos, cierran temprano los dispensarios, o las ambulancias tienen que 'pagar peaje' para pasar". Todas afirmaciones formuladas con vehemencia por los candidatos del PRO que no tienen verificación estadística y mucho menos son una constante diaria. Claro está que la ocurrencia de esos fenómenos descriptos incansablemente permite plantearlo frente a un auditorio desprovisto de información y proclive a aceptarlo como cierto, en una ciudad donde ciertamente los niveles de violencia y delitos superan por mucho la media de otras metropolis de similares caracteristicas.

Esos discursos nada dicen, en cambio, de datos estadisticamente constatados como que se triplicaron los cartoneros en menos de dos años (pasando de 260 a 700 en la actualidad), que en el mismo lapso se duplicaron las camas en los refugios por un idéntico aumento de personas en situacion de calle, que se incorporaron más de 40 mil historias clínicas al sistema de salud pública, que se incrementó mas del 15 % la demanda de medicamentos para patologias crónicas y que la ayuda social a través de la Tarjeta de Ciudadanía paso de 62 mil a más de 67 mil. Hay además "lista de espera" en muchos de los 200 comedores comunitarios y como fue tapa de los medios locales, se agotan los turnos que se van agregando a los programas de capacitación para jóvenes que quieren trabajar.

La descripción precedente -tomada de datos oficiales y de acceso publico-refuerza la idea del consultor Gustavo Córdoba que sostiene que "el candidato es el contexto". Sin desacreditar en absoluto tal definición, desde esta columna se agrega que la contención social que se ve en Rosario -por citar el ejemplo más cercano- , y que según necesidades y decisiones de sus jefe comunales se extiende en la provincia, tiene dos aspectos sustanciales. El primero es el aporte de fondos del gobierno provincial, y el otro es el destino de los fondos que se remiten a las comunas. Es ahí, donde aparece algo más que "el contexto" de por sí condicionante, y es el discurso y el perfil del candidato. Es allí donde el elector debe comparar, interpelar, revisar historias y trayectorias, y finalmente definir su voto.

En medio de un clima de tristeza, de cierre de fábricas y comercios, despidos y suspensiones -Verbano, Argental, Musimundo la semana que terminó-- , serán ellos, quienes resulten electos -y no otros-los que puedan ratificar o rectificar el rumbo. Una posbilidad es  "seguir en la misma direccion pero más rapido" como dijo está semana el presidente antes de iluminar al pueblo con una frase de la pelicula Batman "el momento de mayor oscuridad es el que precede al amanecer".

No es casualidad que haya un elemento común en las encuestas que circulan: los caballeros de la noche apenas alcanzan el 20% de intencion de voto.