Entre 2016 y 2019, según reveló un informe realizado por observatorios y centros de investigación de universidades de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, el Presupuesto Educativo Nacional sufrió un recorte del 17 por ciento y la inversión educativa real por alumno tuvo un descenso de más del 20 por ciento. Las partidas más afectadas por el ajuste de Cambiemos, según los especialistas, fueron las destinadas a infraestructura, becas, formación docente, educación técnica y ampliación de la jornada escolar. No es casual, por el contrario, que los fondos destinados al mantenimiento de ONG hayan evidenciado un fuerte crecimiento en pleno año electoral. Lo que más alertó a los investigadores, sin embargo, fue el enorme nivel de incumpliento del Estado nacional respecto de las “metas físicas” (bienes y servicios a garantizar) planificadas en el presupuesto educativo 2018: “Son muy graves los datos oficiales publicados este mes sobre el cumplimiento de esas metas porque demuestran que hay muchos bienes que no se produjeron, como la construcción de jardines de infantes, y muchos servicios que no se generaron, como el de formación docente”, advirtió Leandro Bottinelli, investigador del Observatorio Educativo de la Universidad Pedagógica Nacional (Unipe).
Según informó la Unipe a partir de un relevamiento de los datos oficiales sobre 2018 publicados este mes, de las 10.400 becas para formación docente solo fueron asignadas 6.300; de las 5.600 becas para estudiantes indígenas de formación docente se entregaron apenas 2.100; de las 1.200 aulas que se preveía construir sólo se hicieron 234; de los 284 mil metros cuadrados de edificios escolares planificados sólo se construyeron 153 mil; de las 3 mil aulas nuevas programadas para jardín de infantes solo se hicieron 236; de los 287 mil metros cuadrados para jardines se concretaron sólo 61 mil; y de las 570 netbook prometidas sólo se entregaron 50 mil. El incumplimento de metas físicas también se evidenció en Evaluación, una de las pocas áreas que incrementaron su partida presupuestaria: se alcanzó a evaluar a 660 mil de los 1,2 millones de alumnos previstos y solo se utilizó el 78 por ciento de los fondos.
“El análisis de conjunto de la evolución del presupuesto y las políticas educativas en los cuatro años de gestión de Cambiemos pone en evidencia la degradación del financiamiento de la educación y la pérdida de presencia del Estado nacional en la vida educativa de todo el país”, concluyeron los investigadores de Unipe, FFYL-UBA, CCC, Aula Abierta, Undav, Unqui y UNGS, al comparar los presupuestos educativos entre 2016 y 2019.
Según detallaron en el informe, el presupuesto educativo de 2019 creció más del doble, en términos nominales, con respecto a 2016. Sin embargo, como los precios alcanzaron un aumento del 125 por ciento durante este período, la variación real entre 2016 y 2019 evidenció un descenso del 17 por ciento: el presupuesto bajó de 122 mil millones en 2016 a 101 mil millones en 2019.
El Presupuesto Educativo Nacional representa un 20 por ciento del gasto total en educación, ya que el 80 por ciento restante es responsabilidad provincial. Sin embargo, los especialistas consideran que es un indicador muy importante: “No solo es un recurso clave para igualar diferencias entre provincias, sino que también marca una tendencia en las distintas provincias, que tuvieron un porcentaje de ajuste similar al nacional”, dijo a PáginaI12 Bottinelli, investigador de la Unipe.
El 95 por ciento del Presupuesto Educativo de la Nación está concentrado en el Ministerio de Educación. A su vez, el 82 por ciento del presupuesto que ejecuta el ministerio corresponde a universidades. Como la inversión destinada a universidades suele ser rígida (aunque en 2019 se observa un descenso real del presupuesto universitario del orden del 10 por ciento), la mayor reducción presupuestaria se da en los programas utilizados por el Estado Nacional para definir y controlar la política educativa en todo el país, que ocupan el 18 por ciento restante del presupuesto del MEN. Si se analizan los recursos presupuestarios del ministerio sin incluir universidades, entonces, se advierte un congelamiento nominal entre 2018 y 2019, lo que implica, en términos reales, que el presupuesto se reduce a un tercio.
Entre los programas más afectados por el ajuste se encuentra el de formación docente, cuyo presupuesto nominal está congelado en torno de los 1.400 millones de pesos desde el año 2016. Teniendo en cuenta la inflación de estos cuatro años, en 2019 las políticas de formación docente cuentan con sólo un tercio de los fondos reales con que contaban en 2016, ya que el presupuesto real bajó desde 1.345 millones de pesos en 2016 a 483 millones en 2019.
“El programa Nuestra Escuela es uno de los primeros que el gobierno empezó a desfinanciar. ¿Cómo quieren fortalecer un modelo educativo si no forman a sus docentes? Si a esto le sumás el cierre de los primeros años de algunos de institutos de formación docente en Jujuy y Buenos Aires, la disputa mediática con los sindicatos y la reducción del poder adquisitivo de los salarios, termina quedando claro lo poco que importa un docente bien formado para este gobierno”, opinó Natalia Stoppani, del Observatorio de Políticas Educativas del Centro Cultural de la Cooperación (CCC).
Respecto del Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid) y del Fondo de Compensaciones Salariales, los investigadores observaron que luego de un incremento real y nominal durante 2017, estos recursos bajaron durante 2018 y 2019 a partir de la anulación de la Paritaria Nacional Docente (eliminada en 2017), provocando una reducción real del 23 por ciento.
Las becas también se vieron gravemente afectadas. Para 2019, la partida de becas se congeló en el mismo monto que en 2018, lo que implica un descenso real de un 25 por ciento. Los investigadores prendieron “luces de alerta” frente a esta reducción, dado que se da en “un contexto de crecimiento del desempleo y la pobreza que volverá más importante que nunca el apoyo de las becas para proteger las trayectorias educativas de los estudiantes de hogares de bajos ingresos”.
La educación técnica fue otro de los programas que más sufrieron el recorte de Cambiemos. Si bien hubo un incremento presupuestario nominal y real entre 2017 y 2018 –que se explica por la incorporación de las partidas de educación para jóvenes y adultos y del programa Fines en el presupuesto para educación técnica administrado por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET)– en 2019 se advirtió un notable descenso nominal y real del presupuesto de este programa, que se derrumbó de 4.900 a 3.400 millones de pesos. El recorte incumple la Ley de Educación Técnico Profesional N° 26.058, que ordena que ese fondo represente el 0,20 por ciento de los ingresos públicos: los 3.400 millones de pesos de 2019 sólo representan el 0,10 por ciento.
“Más allá de la discusión política de prioridades, acá hay una ley que obliga a los gobiernos a hacer cosas. Es flagrante el desconocimiento de esas normas que tiene el gobierno”, alertó Bottinelli. “Yo creo que este descenso se explica por la relación que pregona este gobierno entre educación y trabajo: se propone un vínculo con perspectiva neoliberal donde cada quien tiene que ser dueño de crear su propio trabajo. Por eso no le importa la educación técnica, la formación para el trabajo, la articulación entre escuelas, sindicatos y empresas”, se lamentó Stoppani sobre la reducción en este segmento.
El ajuste implementado por Cambiemos también puso en peligro el cumplimiento de la Ley de Educación Nacional 26.206, que establece que “Las escuelas primarias serán de jornada extendida o completa” (para el nivel secundario existe el programa “la escuela sale del aula”). En 2019, el presupuesto para ampliación de la jornada escolar se recortó a su décima parte: de 307 millones de pesos en 2018 pasó a 34 millones en 2019.
El área que se ocupa de infraestructura y equipamiento escolar fue otra de las más afectadas: el monto destinado a este fin en el presupuesto del Ministerio de Educación en 2019 es un cuarto del asignado en 2018 (bajó de 9.200 a 2.600 millones de pesos).
La partida destinada a la construcción de jardines en 2019 también es la cuarta parte de la de 2017. El número de aulas planificadas, por lo tanto, también fue reducido: mientras que en 2017 se anunció la construcción de 10.000 aulas de jardín, para el 2019 el presupuesto planteó una meta de 768.
El acceso a las Tics, al que se le dio tanta importancia durante el gobierno anterior, sufrió un grave retroceso durante la gestión de Cambiemos. Esta partida, en 2019, es la sexta parte de lo que era en 2017, en términos nominales, y la décima parte, en términos reales.
“En Argentina conocemos una larga historia de desfinanciamiento de la educación que acaso parcialmente se había logrado mejorar entre 2005 y 2010 con la Ley de Financiamiento Educativo. En esa época coincidió un gran crecimiento económico con la voluntad política de destinar recursos a la educación y una ley que no solamente fijó un porcentaje de financiamiento sino que definió mecanismos concretos para elevar ese financiamiento. Desde 2016, en cambio, el presupuesto educativo ha ido bajando progresivamente”, remarcó Bottinelli.
“No es posible pensar un proyecto educativo democrático y decidido a resolver las profundas desigualdades que tiene el sistema educativo sin un presupuesto acorde”, agregó en el mismo sentido Stoppani. “Este gobierno no admite querer terminar con la escuela pública, pero lo está haciendo con los hechos”, concluyó.
Informe: Azul Tejada.