Desde Kiev

El miércoles por la noche, decenas de millones de ucranianos prendieron el televisor para echar un vistazo a su futuro político. El estreno de la tercera serie de comedia dramática Servant of the People (Servidor del Pueblo) ofreció algunas caras reconocibles de inmediato.

Estaba “Dmitry Surikov”, un cínico y astuto presidente del barón de la leche (léase: el presidente Petro Poroshenko, conocido como  el barón del chocolate de Ucrania). Estaba “Jeanne d’Borisenko”, una operadora manipuladora preocupada por quedarse sin tiempo para convertirse en presidenta (léase: la Juana de Arco de Ucrania, Yulia Tymochenko, tratando por tercera vez de convertirse en presidente). Y estaba “Vasily Goloborodko”, profesor convertido en presidente y hombre del pueblo, interpretado por nada menos que el comediante y favorito a la presidencia en la vida real, Volodymyr Zelensky.

Pero parecía haber mucho mas en la reciente serie de televisión de Zelensky que solo bromas. Desdibujando la realidad política con la ficción dramática, ofreció un nuevo plan sobre cómo involucrarse e influir en los votantes en el mundo trumpiano de la post verdad.

La candidatura de Zelensky está lejos de ser la primera vez que un showman ha usado su popularidad para ingresar a la política. Desde el principio, los medios internacionales han conectado los puntos obvios entre Zelensky y Donald Trump. Después de todo, ambos hombres emergieron de una ola de desilusión y como políticos antipolíticos. Zelensky, por su parte, prefiere hablar sobre Ronald Reagan. Pero su candidatura va mucho más allá de lo posmoderno que cualquiera de los artistas estadounidenses. Quizás más que cualquier candidato presidencial en la historia, ha sido imposible diferenciar al hombre de la máscara, el personaje del candidato y el votante del espectador de televisión. Su equipo, por ejemplo, se ha burlado de la idea de una campaña electoral tradicional, prefiriendo en lugar de celebrar “conciertos” gratuitos.

Hubo muy poco de discusiones políticas. Y los otros dos candidatos principales han estado incluso menos dispuestos a hablar con periodistas independientes. Pero sin una historia política importante a sus espaldas, uno tiene que esforzarse mucho para comprender lo que realmente representa el candidato Zelensky. Y la fusión de hombre y máscara también ha permitido al candidato evadir la responsabilidad de lo que ha dicho. Nunca está claro dónde termina el personaje Goloborodko y dónde comienza el candidato Zelensky. 

La brillantez de la campaña de Zelensky, y lo que, por cierto, la distingue de Trump, es que su personaje candidato es fundamentalmente un buen tipo, unificador y de posiciones moderadas. En el espacio mediático polarizado y militarizado de Ucrania, el terreno moderado generalmente no está bien atendido, y Zelensky-Goloborodko trabaja mucho para llenar ese vacío.

Así que el personaje del presidente es un tipo común que lucha contra la corrupción. Él promueve la postura de que Ucrania tenga dos idiomas, pero que el ucraniano siga siendo el idioma del estado. Él está con los rusos, pero en contra de Putin. Está a favor de pagar pensiones a los jubilados empobrecidos que quedaron en las zonas de conflicto del este de Ucrania. Y adopta una postura eminentemente razonable sobre Crimea, admitiendo lo obvio: que no se devolverá a Ucrania mientras Vladimir Putin permanezca en el poder.

Hoy, Zelensky ofrecerá sus diversas personalidades al electorado ucraniano en lo que promete ser las elección menos predecible de esta generación. Por un lado, la votación será una prueba de la historia posterior a la Revolución Naranja en Ucrania: si los votantes están contentos con el historial de Poroshenko; si están enojados por el aumento del precio de los servicios públicos, o preocupados por quién defenderá mejor al país. Pero también promete ser una batalla entre dos sistemas de manipulación de votantes, una vieja y otra nueva.

Si hay que creerle a los medios locales, el equipo defensor del presidente  ha recurrido a muchos de los trucos de la vieja escuela: enfrentarse a las amenazas militaristas; alianzas electorales con padrinos regionales; otorgar pensiones en vísperas de las elecciones; y buscar limitar la participación entre aquellos que probablemente no lo voten, incluyendola a amenazante presencia de oficiales de reclutamiento militar en los centros de votación para desalentar el sufragio de los jóvenes.

Una de las últimas encuestas publicadas antes de la elección sugirió que las tácticas del presidente han tenido cierto éxito. De acuerdo con estas cifras, Poroshenko está en línea para obtener un sólido segundo puesto con 22.1 por ciento de los votos, comparado con 24.1 por ciento de Zelensky. 

Queda por verse si se leva la victoria de atropellada en la recta final. En cambio si gana Zelensky, puede ser que esta elección esté escribiendo una nueva página no solo en Ucrania sino en la historia mundial.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.