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Desde Barcelona

De Podemos, a errejonistas versus pablistas. En los tres años que lleva la formación de izquierda propugnando una nueva forma de hacer política, las viejas (y ya se vé que no tan viejas) pugnas internas y luchas de egos que caracterizan a los partidos tradicionales también calaron en Podemos, diviéndolo entre quienes apoyan a su secretario general, Pablo Iglesias, y al número dos, Íñigo Errejón. Menos de una semana queda para el segundo congreso estatal del partido- Vistalegre II- y en este lapso los 450 mil inscritos que forman sus bases tendrán que decidir qué modelo de dirección quieren para Podemos, si el liderado por Iglesias, el de Errejón, o una tercera alternativa propuesta por el sector anticapitalista de la formación. Además de la lista directiva y sus cuatro documentos fundacionales- político, organizativo, ético y de igualdad- los militantes podrán votar de forma telemática hasta el 11 de febrero al nuevo secretario general del partido, puesto para el cual el principal candidato sigue siendo Pablo Iglesias, apoyado- en este caso sin fisuras- por su compañero Íñigo Errejón.

A la recta final hacia la Asamblea Ciudadana que definirá la ruta política y los mandos de la formación violeta sus representantes llegaron desgastados por semanas de intensos debates entre pablistas y errejonistas. Aunque el mensaje de que “no hay que dramatizar si no hay acuerdo” se puso siempre por delante de cualquier discusión y la defensa de una verdadera voluntad de pactar se oyó bien fuerte de boca de sus dirigentes a fin de sobreponerse al enorme ruido mediático suscitado por las supuestas fracturas dentro del partido, lo cierto es que la lista de consenso para Vistalegre II no vio la luz y tres propuestas avanzan ahora por separado: Podemos para todas (pablistas), Recuperar la ilusión (errejonistas) y Podemos en Movimiento (Anticapitalistas).

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón lanzaron este sábado en Madrid sendas campañas para la dirección del partido a la misma hora y a pocos metros uno del otro pero con carteles, consignas, símbolos y hojas de ruta diferentes. El número dos de Podemos subió a un escenario presidido por una fotografía de ambos abrazándose (de enero de 2015), insistiendo en que “sea la gente la que con su voto construya la unidad, para mantener el tándem”. A diferencia de Iglesias, que supedita su continuidad en el cargo de secretario general al triunfo de su lista en la dirección del partido y que, por tanto, pide el voto a su gente porque, según dijo en la presentación de la candidatura, él “no sería nadie” sin sus ideas y su equipo, Errejón sigue apostando por la fraternidad entre compañeros. “Yo os pido el voto para Pablo Iglesias como secretario general, y el voto para los documentos y la lista de Recuperar la ilusión”, afirmó el secretario de Política de la formación violeta. “He visto a Pablo hacer cosas extraordinarias. Nuestra militancia y nuestras bases no quieren elegir”.

Iglesias, por su parte, sostiene que dimitirá si pierde su lista: “A los compañeros que dicen ‘queremos un Podemos contigo, pero sin tus ideas y sin tu equipo’, yo les digo: digamos la verdad”, proclamó el número uno de la formación durante el primer acto de su campaña. “Necesitamos un Podemos transversal que se parezca a la gente de nuestro país y que no se parezca a los políticos viejos, a los partidos viejos de nuestro país”, reclamó el secretario general de la formación izquierdista. En esta afirmación Iglesias plasmó dos de los sellos que él reivindica como distintivos de su corriente, en contraposición de la de los errejonistas: la distancia con las fuerzas políticas tradicionales, con las cuales no está dispuesto a pactar, y la pluralidad de su composición, ya que entre los 62 miembros de su lista a la dirección, hay oriundos de todas las provincias y profesionales de casi todos los gremios (periodistas, poetas, filósofos, economistas, profesores, editores, vendedores ambulantes y panaderos, luchadores antifranquistas, militares y jóvenes activistas).

“El choque de trenes” entre los dos máximos dirigentes de Podemos está provocando que importantes integrantes de la plataforma decidan bajarse del proyecto. La resolución de Iglesias de, finalmente, encabezar una lista propia al Consejo Ciudadano (la dirección estatal) y enfrentarse así de forma directa a Errejón no solo tomó por sorpresa a su principal colaborador sino que la cofundadora del partido, Carolina Bescansa, y el hasta ahora secretario de Economía de Podemos, Nacho Álvarez, ante este último paso renunciaron a seguir en el órgano de dirección. Bescansa fue, de hecho, quien primero habló del “choque de trenes” en que los dos líderes habían convertido al proceso asambleario de Vistalegre II, y se declaró “insumisa” ante ese enfrentamiento. “En esas circunstancias, en un marco de choque de trenes, no tiene sentido que la única opción fuera echar carbón a alguna de las locomotoras”, aseguró la ex secretaria de Análisis Político y Programa este jueves.

La corriente anticapitalista de Podemos que, agrupada en la propuesta ‘Podemos en movimiento’, conforma la tercera línea propuesta para el futuro de la formación, también se proclamó contraria al “espectáculo interno” que están protagonizando sus dirigentes y confía en “dar la sorpresa” en la segunda Asamblea Ciudadana Estatal del próximo fin de semana. El eurodiputado Miguel Urbán, que encabeza la lista junto a la coordinadora de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, apelaron a la “responsabilidad y madurez de todos, empezando por los portavoces públicos de las iniciativas”. Urbán manifestó su preocupación por la desafección que está generando entre los simpatizantes de Podemos el “ruido” de las últimas semanas, en el que “parece que solo se habla de nombres o de reparto de sillones” e insistió en que es hora de “empezar a hablar de lo que nos trajo aquí, a rescatar elementos del programa que se quedaron atrás elección tras elección”.

A diferencia de las otras dos propuestas defendidas por Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, el líder de la corriente anticapitalista explicó que ellos defienden un Podemos “más democrático y descentralizado”, donde la ejecutiva tenga menos poder. “Frente a un Podemos más impugnador, que podría ser el de Pablo, y otro que plantea un Podemos más democrático, nosotros lo que decimos es que no hay que elegir entre democracia e impugnación, podemos tener ambas cosas”, remarcó Urbán.

Pablistas, errejonistas y anticapitalistas coinciden, eso sí, en una cosa: en la necesidad de no dramatizar el debate político y de normalizar el pluralismo, frente a los rumores que de izquierda a derecha del mapa mediático insisten en vaticinar una ruptura tras Vistalegre II, posibilidad que los representantes de Podemos descartan.