PáginaI12 En Italia
Desde Roma
Poco más de 24 horas después de que numerosos afiches sin firma, escritos en dialecto romanesco y pegados por las calles de Roma acusaran al papa Francisco de no tener misericordia -la misericordia que él tanto estimuló el año pasado en el Año del Jubileo- ayer, sin hacer una directa pero sí evidente alusión, el pontífice respondió a esos insultos a la hora del Angelus, en el mensaje que a medio día del domingo dirige desde la ventana del Palacio Pontificio a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
“La misión de los cristianos en la sociedad -dijo Francisco- es la de dar ‘sabor’ a la vida con la fe y el amor que Cristo nos donó, y al mismo tiempo mantener lejanos los gérmenes contaminados del egoísmo, de la envidia... Estos gérmenes arruinan el tejido de nuestras comunidades, que deben en cambio resplandecer como lugares de hospitalidad, de solidaridad y de reconciliación”. El afiche, con una gran foto de Francisco con cara de enojado, lo acusó entre otras cosas de haber “decapitado” la Orden de Malta y la Orden de los Franciscanos de la Inmaculada además de haber ignorado a algunos cardenales,
Es la primera vez que Francisco recibe ataques en público y tan abiertos de parte de sectores conservadores de la Iglesia que sin embargo no se identificaron. Semanas atrás se había hecho pública una carta enviada por cuatro cardenales conservadores al Papa, donde lo acusaban prácticamente de herejías y pidiendo explicaciones sobre algunos conceptos contenidos en la exhortación apostólica de Francisco Amoris laetitia (“La alegría del amor”), sobre los divorciados.
Los autores del afiche, indicaron varios diarios italianos, parecen emprender una campaña de desprestigio contra el papa argentino que está intentando cambiar el Vaticano y la Iglesia en general, hacerlos más sencillos y sensibles y acercarlos más a los pobres y a los que necesitan protección, como los migrantes y refugiados.
“Mi impresión personal es que este afiche es una señal de gran debilidad de parte de los sectores conservadores de la Iglesia -dijo a PáginaI12 el vaticanista Francesco Peloso-. Se habla de los Franciscanos de la Inmaculada que es una organización fundamentalista, implicada en escándalos financieros y sexuales, pero que en Italia es apreciada por los sectores más tradicionalistas de la Iglesia”.
“Pero lo que ha sorprendido más es lo que ocurrió en la Orden de Malta -continuó Peloso que trabaja como periodista para Vatican Insider, una sección sobre el Vaticano del diario La Stampa de Turín y para el portal internet del diario L’Unitá-, una institución muy antigua y tradicional de la Iglesia llena de banqueros y de nobles. Algunos sectores de la Orden de Malta trataron de hacer de esa orden una institución anti papa. Pero esta maniobra no llegó a buen fin. Por lo cual con un grupo de los mismos Caballeros de Malta el Papa detuvo este golpe interno y cambió algunas autoridades. Esto ha sido una victoria de Francisco, conseguida con una parte de los mismos integrantes de la Orden”.
“A mí me parece que ese afiche es la manifestación de quienes hoy tienen muchas dificultades. Y no me parece que sea una operación inteligente sino más bien de desesperación, de muy bajo nivel. El elemento importante que puede influir en el enfrentamiento, que de hecho existe, entre los tradicionalistas y el Papa es, aunque pueda parecer mentira, la presidencia Trump. Este cambio producido en los Estados Unidos ha sido recibido con gran favor por parte de los sectores más reaccionarios del catolicismo. Porque quienes se oponen drásticamente al Papa en este momento dentro de la Iglesia no tienen un líder, no tienen a nadie que los represente. Hacer afiches como éste los puede hacer más simpáticos a Trump. El enfrentamiento entre este pontificado y la nueva Casa Blanca será importante porque son dos visiones del mundo completamente distintas, dos concepciones opuestas de la humanidad, de lo que significa vivir juntos”, añadió Peloso.
“Los cuatro cardenales que escribieron la carta al papa seguramente alimentaron este clima. Hicieron esas críticas pero la cosa quedó en la nada. Hay que aclarar sin embargo que hay conservadores inteligentes dentro de la Iglesia, y esos no se mezclan con estos sectores más extremistas “, concluyo el vaticanista que también ha escrito un libro sobre las finanzas vaticanas, La Banca del papa (Ed. Marsilio Nodi).