Cientos de brasileños salieron ayer a las calles al grito de “dictadura nunca más”, al cumplirse el 55° aniversario del golpe que inauguró más de dos décadas de gobiernos militares. El gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, un declarado nostálgico de la dictadura y quien había pedido conmemorar la fecha en los cuarteles, lanzó un video en el que se afirma que con el golpe Brasil fue liberado.
En Brasilia, cerca de mil manifestantes acusaron a Bolsonaro de ser un “militante” y exigieron su salida. En Río de Janeiro, unas 2.000 personas protestaron por la tarde en Cinelandia, una plaza emblemática del centro, mientras en San Pablo algunos cientos de manifestantes se juntaron en el parque Ibirapuera, la mayoría allegados de las víctimas del régimen.
Bolsonaro, un ex capitán del Ejército de 64 años que incorporó a ocho militares en su gabinete, nunca ha ocultado su admiración por los exdictadores de Brasil, por lo que su propuesta de conmemorar la fecha no fue una sorpresa. Sin embargo, ante la controversia que generó, el mandatario matizó sus propósitos y dijo que los actos en los cuarteles no serían para conmemorar, sino para rememorar este episodio.
“No es una fecha que debe conmemorarse. Es un día de duelo, de violencia, esa brutalidad”, opinó Maria Fátima, profesora jubilada de 65 años, que se manifestó en Río. Esa es también la postura de medio centenar de organizaciones de la sociedad civil que difundieron ayer una nota en la que afirman: “Una dictadura no se celebra”.