Una pareja de encumbradísimos arquitectos chilenos, que fueron invitados por la Universidad Nacional de Córdoba a participar de un taller en el marco del Congreso Internacional de la Lengua Española, fue detenida en un hotel del barrio de Palermo en un operativo conjunto entre la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y la Gendarmería, acusados de formar una célula anarquista que pretendía realizar un atentado contra el congreso. La detención, promocionada efusivamente como otro golpe a la inseguridad por la maquinaria de prensa de las fuerzas de seguridad encabezadas por Patricia Bullrich, navega entre las olas de la paranoia y los vacíos conceptuales. Los policías confundieron una caja que formaba parte de una intervención callejera que la pareja de arquitectos había llevado expresamente al taller en Córdoba, con lo que la inteligencia (sic) antiterrorista imaginó un explosivo: contenía dos bafles, un grabador y un cable que los conectaba. La pareja, todavía sorprendida y sin siquiera tener a mano el número de un abogado, fue trasladada de inmediato a Córdoba, y quedó alojada en la alcaidía de los tribunales federales para ser indagada hoy. El caso, denunciado en las redes por una amiga de la pareja chilena, cambió el tono policial de la información publicada en algunos medios sin chequeo y derivó en un escándalo internacional con intervención del Consulado chileno y un sinfín de denuncias y burlas a Bullrich que recorrieron las cuentas de Twitter.
La primera información que tomó estado público fue la difundida por la PSA en su cuenta de Twitter el lunes pasado, en la que decía: “Este #Domingo, junto a @GendarmeriaNacional detuvimos en #Palermo #CABA a una pareja de Chilenos proveniente de la ciudad de Córdoba buscada por haber dejado un artefacto explosivo en un hotel.” Como queda evidenciado en el informe, la PSA dio por hecho que se trataba de un explosivo. Información proveniente de otra fuente policial desconocida impulsó a algunos medios a indicar que se trataba de “un artefacto explosivo –un detonador sin su carga–”, es decir, un oxímoron del terrorismo, un explosivo que no explota porque no tiene explosivo, pero con bafles, cable y grabador, lo que dejaría en la cornisa de la peligrosidad y de las alcaidías federales a millones de usuarios.
La pareja de detenidos, Gabriela Medrano Viteri y Felipe Zegers, son reconocidos arquitectos chilenos. Medrano Viteri fue responsable del proyecto del Teatro Bio Bio, premiado en un concurso internacional de diseños en Londres. Zegers es creador de @HechoenCasaFest, un festival reconocidísimo en la región por sus intervenciones urbanas. Precisamente de las intervenciones urbanas es donde se genera la burda intervención de las fuerzas de Bullrich. La pareja ya había presentado en Santiago de Chile el dispositivo que consta de “unos parlantes que se colocan en lugares públicos, con una batería y un grabador conectado a los parlantes por medio de cables –describió a PáginaI12 Carolina Ortega, una indignada amiga de Medrano Viteri, quien participó incluso en la intervención en Chile–. Desde allí, el dispositivo difundía un mensaje en el que se lee la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero en lenguaje inclusivo. En la caja que encontraron creo que no tenía la batería”.
La pareja había sido invitada a un taller en un contracongreso en el marco del CILE, que se daría el sábado de 10 a 14 en el Pabellón Francia de la Universidad de Córdoba, y en el que se trataría precisamente la cuestión de las intervenciones. Terminado el taller la pareja se alojó en un hotel en Córdoba, donde dejó, dentro de una caja roja, el dispositivo de la intervención, y el domingo viajó a Buenos Aires, se alojó en el hotel Casasur Bellini, en Palermo. “El domingo nos llamaron para avisarnos que estaban en el hotel, para encontrarnos en un bar en República Arabe Siria y Gutiérrez –explicó Ortega a este diario–. Ellos volvían a Santiago el lunes y por eso volvieron a Buenos Aires el domingo, y nosotros teníamos que ir a un casamiento en Santiago y nos íbamos a alojar en su casa”.
Ortega fue la primera en difundir en su cuenta de Twitter la historia no oficial, poniendo en duda y en alarma las definiciones de la máquina de difusión ministerial. “Quedamos en vernos a las 19 en el bar, a dos cuadras del hotel donde estaban. Nunca llegaron, los llamamos a los celulares, llamamos al estudio en Santiago para ver si tenían noticia. Al final, el lunes nos fuimos a la comisaría para averiguar. Ahí buscaron, chequearon, les di el número de documento de mi amiga para ver si tenían datos, los números de celulares, pero hicieron la búsqueda y nos dijeron que nos tranquilicemos, que no estaban en ningún hospital. Y nos recomendaron que esperáramos unas horas para presentar una denuncia de búsqueda de paradero porque si la hacíamos en ese momento les podíamos complicar la entrada en Chile.”
Pero el mismo lunes, un amigo desde Santiago de Chile le avisó a Carolina Ortega que había recibido un llamado de Zegers en el que le avisaba que los habían detenido. El amigo reenvió a Carolina el link de una nota en la que se informaba sobre la detención de la pareja chilena aunque sin consignar sus datos. “Los detuvieron! los acusan de terroristas! estamos todos locos!”, le dijo el amigo. Inmediatamente Ortega comenzó a difundir la otra historia, la no oficial, en su cuenta de Twitter. “Llamé al Consulado chileno en Córdoba y ahí me dijeron que iban a presentarse en el juzgado.” Las notas periodísticas decían que se habían ido sin pagar el alojamiento en Córdoba, y el dueño del hotel hizo la denuncia, motivó la intervención policial y detectaron la caja con el supuesto artefacto explosivo sin explosivo que hicieron detonar preventivamente. Por medio de rastreo de celulares y cámaras, la pareja fue detectada en Palermo. Y se cursó la orden de detención en el que intervinieron las fuerzas de Bullrich.
“No se fueron sin pagar de ningún lado, ni hubo denuncias de ningún hotelero –desmintió Carolina–. La caja no sabemos por qué la dejaron porque todavía no pudimos hablar. Están incomunicados. Supongo que o se la olvidaron o durante el taller alguien les pidió que la dejaran para organizar una intervención en Córdoba”.
Carolina Ortega inició su denuncia en su cuenta de Twitter: “Les voy a contar una historia que parece de película...” Los protagonistas pasaron tres noches detenidos en la alcaidía federal de Córdoba y aguardan a ser indagados, hoy, por el juez federal Hugo Vaca Narvaja.