El Fondo Monetario Internacional advirtió que la economía mundial atraviesa “un momento delicado” por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y por las complicaciones que genera el Brexit en Europa. Esa situación puede derivar en un clima de inestabilidad financiera que termine arrastrando a los países emergentes y a las empresas con alta exposición al endeudamiento. En este último grupo se encuentra la Argentina. La directora gerente del organismo, Christine Lagarde, trazó este escenario al exponer ayer en la Cámara de Comercio de Estados Unidos, en un anticipo de la problemática que se analizará la semana próxima en la reunión de primavera del FMI y el Banco Mundial en Washington.
“Hace un año dije, ‘reparemos el tejado ahora que brilla el sol’. Hace seis meses señalé que se avecinaban tormentas. Hoy el tiempo está cada vez más inestable”, describió Lagarde, al tiempo que anticipó una desaceleración de la economía global, por debajo del 3,5 por ciento de crecimiento previsto hasta ahora para 2019. La nueva estimación se conocerá la próxima semana en la asamblea de los dos organismos. De todos modos, Lagarde aclaró que no se espera una recesión mundial, pero si un ritmo de expansión más moderado con un eventual endurecimiento de las condiciones financieras.
“Corresponde recalcar que el repunte previsto del crecimiento mundial a finales de este año es precario. Es vulnerable a diversos riesgos a la baja, entre ellos, las incertidumbres relacionadas con los países, como el Brexit, y las incertidumbres más amplias, como los elevados niveles de deuda en algunos sectores y países, las tensiones en torno a la política comercial y la sensación de intranquilidad en los mercados financieros”, apuntó Lagarde. Argentina y Turquía aparecen en primera línea de los países expuestos a esa situación.
“Hace sólo dos años, el 75 por ciento de la economía mundial experimentó un repunte. Este año, prevemos que el 70 por ciento de la economía mundial experimente una desaceleración”, alertó la directora gerente del Fondo e identificó como causales de ese cambio “el aumento de las tensiones comerciales y el endurecimiento de las condiciones financieras en el segundo semestre de 2018”. Como paliativo, previó que la economía mundial podría verse beneficiada “del actual ritmo más paciente de normalización monetaria por parte de los principales bancos centrales –liderados por la Reserva Federal– y de un mayor estímulo, por ejemplo, en China”.