Rosalía estrenó el viernes pasado en Buenos Aires la gira mundial de su más reciente disco, El mal querer (2018), con el que se convirtió en la figura musical española del momento. “J Balbin no me habló de ustedes, pero me contaron que sois muy cariñosos. Es una cosa que uno no puede creerse. Llegar aquí, sentir tanto respaldo y saber que la gente escuchó El mal querer me genera mucha ilusión”, compartió a la prensa y a sus fans locales la neo cantaora de 25 años, en un hotel de Puerto Madero, horas antes de actuar en la sexta edición del Lollapalooza Argentina, de la que se alzó como artista revelación. ¿Y qué tiene que ver el reggaetonero? Es que la catalana estrenó un día antes su flamante single, Con altura, que tiene como invitados al colombiano y a El Guincho, uno de los productores del álbum en cuestión. “Estoy muy orgullosa de cómo quedó porque no tengo ningún prejuicio con la música; nunca creí que un género fuese mejor que otro.”
Si bien la española con más Grammy Latinos por un único trabajo (El mal querer, cuyo tema central, Malamente, obtuvo los trofeos de sus cinco nominaciones) es considerada la renovadora del flamenco, el flamante single, que no está incluido en ninguno de sus dos discos, disparó las alarmas por su apología al reggaetón. “No sé si me dedicaré a eso. Esto es un single”, aclaró. “Tiene que ver con el momento. Hay canciones que están hechas para hacerte mover y no pensar. La letra la hice con esa intención”, explicó sobre Con altura, que nació este año en el Caribe. “La compusimos en Miami. Como me gusta meterme en Internet para buscar música nueva, encontré un sample de un programa dominicano que decía ‘Con altura’. Lo propuse y empezamos a trabajar con Frank Dukes, que sumó otro sample, y El Guincho, quien añadió la percusión.”
Rosalía dice que este hit instantáneo que en menos de una semana registró casi nueve millones de escuchas en Spotify es un homenaje al reggaetón más clásico, al reggaetón playero. “Es una manera personal de entenderme sonando en ese género, lo que me significa. Y también refleja la música que escuché de Camarón, que tanto representa para mí.” Luego de confeccionarlo, la terna le tiro el centro a J Balvin para que definiera al ángulo. “Como lo respeto y admiro un montón, me dio mucha ilusión que participara”, explica Rosalía. “Se lo mandé por WhatsApp y le encantó: en menos de 24 horas me envió su parte.”
De la misma forma que le sucedió a sus paisanos Bad Gyal y C. Tangana, quienes también estuvieron en esta edición del Lollapalooza local, el dembow entró en la vida de la artista nacida en San Esteban de Sasroviras, en el conurbano barcelonés, gracias a las ferias del pueblo. “Allí siempre sonó este tipo de música. Me quedó y más tarde empecé a investigar. Me gusta mucho, al igual que referentes del género como Daddy Yankee, Don Omar o Héctor & Tito. Me encantan esos clásicos. El reggeatón está estigmatizado por la tradición que tiene, pero hoy no se puede tener prejuicio con la música.”
Inspirado en una novela del siglo XIII titulada Flamenca, El mal querer fue lanzado el pasado 2 de noviembre. Pero a pesar de que disfruta del impacto que ha tenido, ella no deja de pensar en lo que se viene. “Siempre estoy caminando, eso no lo voy a negar. Pero mi cabeza y mi cuerpo están en este momento en la gira”, asegura quien tras su paso por Sudamérica desembarcará a mediados de abril en Coachella, el festival musical más importante de Estados Unidos, donde se cruzará con J Balvin. “Siempre voy al estudio y preparo nueva música, aunque de momento estoy haciendo canciones. Después veré la forma que les doy y cómo las estructuro.”
Más allá de que el show, como dio fe su performance en el Hipódromo de San Isidro, se basa prácticamente en su segundo álbum, Rosalía completó el repertorio con Catalina (de su debut Los ángeles, de 2017), Barefoot in the Park (que firmó este año junto al inglés James Blake), su cover de Te estoy amando locamente (clásico del flamenco rock a cargo de Las Grecas), el inédito Aute cuture y, por supuesto, Con altura.
“El espectáculo está muy trabajado. Nunca hice algo así en mi vida. El esfuerzo y la dedicación que le puse, al igual que la de todo mi equipo, es extremo”, manifestó Rosalía sobre una puesta en escena que incluye a cuatro coristas, un grupo de baile y a El Guincho; y que tiene una estructura diferente a lo que mostró en España. El inicio de su gira mundial se produjo a pocos días de que se viera envuelta en su país en una polémica acerca del precio de su show, luego de que el alcalde de Valladolid develara que la cantante exigió un caché de 500 mil euros por actuar en las festividades locales. Lo que ella volvió a negar en Buenos Aires: “Ojalá le pudiera pagar a mi equipo esa cifra. Me sorprendió lo que se dijo, pues no es verdad. Es importante que la gente sepa lo difícil que es llevar adelante un espectáculo con esta infraestructura. Este es un momento muy fuerte para mí. De eso me doy cuenta en cada detalle, hasta con un tuit. Si yo hablo de que me gusta la tortilla española, que ciertamente me encanta, eso empieza a generar noticias”.
Si bien la carrera musical de Rosalía Vila Tobella comenzó cuando recién cumplió 15 años, en 2016 lanzó Catalina, abreboca de su disco debut, que realizó junto al productor y guitarrista catalán Raúl Refree. El resultado fue tan sorprendente que no sólo revolucionó la escena musical de su país sino que también puso a temblar a los puristas del flamenco. “Desde nuestro punto de vista, es una interpretación de lo que son los cantes antiguos. Si un purista dice que no es flamenco, le doy la razón”, le dijo Raúl Refree a Página/12 en 2018, a propósito de su visita como integrante de la banda del ex Sonic Youth Lee Ranaldo. “Aunque es un disco complejo y oscuro, que trata sobre la muerte, no sé si es punto de inflexión en la escena”, aliviana ella. No obstante, frente a la opinión de su colega, la artista le respondió al NO: “Al final no importa la música que hagas ni el lenguaje que estés usando. Lo que interesa es la forma como la entiendes, si está hecha desde el cariño, el amor y la pasión. La música que hago tiene mucho de eso y creo que la gente lo puede notar”.
¿Te molestó que la prensa española simplificara tu propuesta al rotularla como “flamenco hipster”?
--Mi inspiración y mi base como música están ahí, haga lo que haga. El flamenco forma parte de mi formación como artista. Es mi gran pasión. Pero no temo hacer lo que me apetezca: no tengo prejuicios y no creo que una música sea mejor que otra. Hay mucha gente que te amará por lo que eres y otros te odiarán por la misma razón, no puedes contentar a todo el mundo. Yo sé que Con altura no les gustará a todos. Lo único que pretendo es que se pueda disfrutar. Estoy aquí y aprendo de lo que hacéis en Argentina. Cuando voy a Los Angeles, me pasa lo mismo. Y espero que eso suceda el día que vaya a Africa. Me empapo de cada lugar al que voy para que mi propuesta sea más rica y crezca a medida que yo también voy creciendo. Quiero hacer discos durante muchos años, hasta que envejezca.”
A pesar de su origen catalán, Vila Tobella rompió con el imaginario de que el flamenco es un género cerrado, gitano, andaluz y, sobre todo, bibliotecario. “Las tradiciones están ahí para recordar de dónde venimos, pero hay que adaptarlas al momento en el que vivimos”, afirma Rosalía, quien mencionó a Patti Smith y Caetano Veloso como referentes musicales fuera del flamenco. “Me importa tener los cimientos, conocer todo lo que hay y lo que hubo antes de que yo llegara. Pero si bien en el flamenco, en concreto, me formé como cantaora, no creo que haya algo tan sagrado como para no poder hacer tu propia propuesta y transgredir. Siento que tengo una visión personal del género, que abordo desde un lugar verdadero. Cuando hablo de los músicos que me inspiraron, lo hago sin miedo y sin prejuicios, con total libertad y orgullo.”
Si Los ángeles mostraba una veta experimental del flamenco, su sucesor lo acercó al trap. Y en eso tuvo mucha influencia su ex pareja hasta el año pasado, C. Tangana, el otro productor del disco y quien firmó ocho de los once temas. Esto amplificó su espectro de fans, que van desde Dua Lipa, Pharrel Williams (con el que ya trabajó) y Pedro Almodóvar (el cineasta contará con ella en su próxima película) hasta abuelos, pasando por centennials. “En mis primeros shows me paraba a ver cómo era el público en la sala y luego me tomaba el tiempo para saludar a los que querían conocerme”, evoca. “Me encontraba con niños, adolescentes y gente más mayor. Moría y sigo muriendo por eso, me hace muy feliz. Una vez que hago una canción, me desprendo de ella, ya no me pertenece y no puedo controlarla. Pero sí me puedo sentir muy feliz de que mis temas puedan conectar con varias edades. Hago música sin darme cuenta, es un impulso”.
El empoderamiento de la mujer es uno de los objetivos fundamentales de Rosalía a partir de la aparición de El mal querer. Y eso quedó en evidencia en los videos de Malamente y Pienso en tu mirá, en cuyo final aparece sobre un camión en llamas, riéndose y mandando whatsapps. “Celebro ver a tantas mujeres aquí que salen a la calle, que se visibilizan más y que pelean por los derechos que tenemos y por los que tenemos que tener”, festeja la nueva estrella mundial del pop, quien además de cantar y componer también arregla, produce y baila. “Es muy lindo saber que en esas marchas sonaban alguna de mis canciones. Me llena de orgullo, de corazón. En los festivales hay cada vez más mujeres programadas, eso tiene que ver con la igualdad. En el estudio de grabación, generalmente me encuentro con más hombres compositores, productores, mixers y que masterizan. Pero ahora mismo aplaudo que haya más mujeres en la industria. Siempre voy a pelear por ello”.