Para Yani la libertad, para Xiomara justicia. Sin vueltas. La Comisión feminista y popular que reclama por la liberación y absolución de Yanina Farías desde que la detuvieron veinte meses atrás, volverá a manifestarse el lunes 8 frente a los tribunales de Mercedes que la juzgan por el asesinato de su hija, Xiomara, a manos de Alfredo Leguizamón. Convocan desde la mañana a un festival de denuncia contra las hilachas que sus señorías podrían dejar sueltas puertas adentro del Tribunal Oral en lo Criminal N° 4. Las de homicida, cómplice, impasible, mala mujer, mala madre. Como les sucedió a Yanina González, Celina Benítez y Reina Maraz, y como les sucede a cientos de mujeres que permanecen en las cárceles y son invisibles. El fiscal de la causa, Guillermo Altube, no tiene en cuenta la discapacidad intelectual de Yanina y colabora en esa trama responsabilizándola de crimen por omisión. Demanda que la sentencien a una pena gravísima por la muerte de la pequeña de dos años. Altube es el mismo que en 2013 pidió condenar a las hermanas Ailén y Marina Jara por homicidio en grado de tentativa cuando se defendieron de los acosos y ataques reiterados de Juan Leguizamón, un vecino violento con antecedentes policiales. Yanina llega a esta nueva audiencia al borde de sus fuerzas, desesperada por reencontrarse con sus otros dos hijos de 6 y 11 años, a quienes no ve desde que está detenida en el penal de Magdalena, y espantada por la posibilidad de volver a cruzarse con el asesino de Xiomara en el juicio. No sabe si va a poder soportar volver a verlo, les dijo a las abogadas de la Comisión Provincial por la Memoria. “Quiero que pague por todo lo que hizo”, imploró. Los vientos de justicia podrían estar soplando a favor: en la última audiencia varios testigos declararon por primera vez que Leguizamón la sometía a violencia física.
“Discurrieron bien en la parte probatoria, y en este sentido hay un saldo a favor de Yanina”, dijo su abogado, Alejandro Bois, que pide absolución y encuadra la causa en femicidio vinculado. “Dentro de la barbaridad de este juicio, es alentador lo que se fue logrando adentro y desde la calle. Porque sabemos que es mejor cuando los jueces se sienten observados.”
Las guardianas del territorio son organizaciones sociales, de derechos humanos y el movimiento de mujeres, lesbianas y disidencias que participan de la Comisión por Yanina, una colectiva autoconvocada para exigir Justicia y denunciar el contexto de violencia extrema a la que la sometía Leguizamón, presente en la primera jornada del juicio. “Fue el violentador y el abusador”, advierten en un comunicado. “Su presencia fue una clara vulneración a la ley de violencia en la que se habla de evitar la revictimización. Ya que Yani sufrió violencias extremas se tendría que haber apartado al violento y que no estuvieran en la misma sala. Hablemos de este juicio injusto que acusa a Yani de no cuidar a su pequeña hija. Ella y sus hijxs eran víctimas de violencia. Ahora lo sigue siendo, es víctima de este poder judicial misógino, racista y machista. Un sistema que por ser mujeres pobres nos cuestiona, nos encarcela, nos tortura y asesina.”
El 21 de marzo, las abogadas Sofía Ballesteros y Antonella Mirenghi, de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), veedora del debate, entrevistaron a Yanina en el penal de Magdalena. Durante tres horas, la joven les dijo que ya no aguantaba más. “Tengo ganas de tirarme al otro lado y que se termine todo. Si sigo es por mis hijos.” Les describió los maltratos físicos y psicológicos que sufrió en los lugares donde estuvo detenida por parte de agentes policiales y de algunas internas. Hoy se aloja junto a otras diez personas en una celda colectiva. Duerme en el piso sobre un colchón precario. Hace algunas semanas tuvo diarrea, vómitos y fiebre. No fue atendida por un médico, sólo por una enfermera que le pasó suero durante un día por el cuadro de deshidratación. Cree que fue por la comida en mal estado o mal cocida que les dan. “Estaba cansada de soportar tanto sufrimiento”, detalla el informe de las abogadas. “Su relato se inscribe en el marco de las múltiples violencias que ha padecido a lo largo de su vida por ser mujer y pobre, como lo hemos manifestado previamente en el amicus curiae presentado por la CPM.”
Ese documento plantea la obligación de asumir una perspectiva de género de parte de los agentes estatales/judiciales, la situación de vulnerabilidad por el solo hecho de ser mujer y la severidad con las mujeres madres. “Estas imputaciones se basan en estereotipos e idealizaciones sobre los deberes de una buena madre, y omiten considerar la situación de la mujer.” Ignoran contextos de violencia habitual y los efectos de la violencia en la capacidad de las víctimas de cumplir con el rol esperado. La violencia contra las mujeres, sostiene, “permanece invisible frente a la victimización de sus hijos y se sitúa a la madre como victimaria. De esta forma, el derecho penal exige a las mujeres sacrificios heroicos para proteger a sus hijos”.
A Ballesteros, una de las abogadas veedoras en la jornada del 29 de marzo, todavía le resuenan las palabras revictimizantes y discriminatorias de Altube. “Fue terrible escucharlo. En sus lineamientos acusatorios dejó bien claro cuál era su perspectiva. A Leguizamón lo acusa por homicidio simple y a Yanina por homicidio agravado por el vínculo; entiende que es parte de la comisión por omisión de ese homicidio por su pasividad y por no haber intervenido en defender a su hija.”
Bois lamentó la mirada heteronormativa y conservadurista en las agencias judiciales, “en tanto que Yanina Farías carga con una responsabilidad medieval de ser la última responsable de la vida de sus hijos, pase lo que pase.”
El lunes próximo, los feminismos organizados se movilizarán a Mercedes para hacer temblar la misoginia patriarcal. “No pueden seguir metiéndose con las mujeres y los cuerpos feminizados más pobres de los barrios”, advierte Karina Leguizamón, militante anticarcelaria de la Red de Mujeres e integrante de la Comisión por la liberación de Yanina. “Va a ganar la lucha del feminismo que cuestiona a los machos fachos burgueses del Poder Judicial. Saben que no les tenemos miedo, porque no vamos a irnos sin Yanina. No vamos a quedarnos de brazos cruzados frente a una Justicia que sigue con prácticas prehistóricas que no aplican la perspectiva de género con estas compañeras, víctimas y presas políticas del patriarcado.”