“Bolívar lanzó una estrella, que junto a Martí brilló / Fidel la dignificó, para andar por estas tierras”, cantaba Pablo Milanés en “Canción por la unidad latinoamericana”, en el disco La vida no vale nada, a mediados de la década del setenta, en tiempos en que el Plan Cóndor ejercía toda su violencia en los países del sur del continente. En la actualidad, el trovador cubano evita manifestarse públicamente sobre asuntos políticos, una temática que incluso casi no se refleja en sus nuevas canciones. Milanés es uno de los íconos fundacionales de la Nueva Trova Cubana y cada cosa que dice sobre la situación política y social de la Isla repercute de manera inmediata. Por eso, aclara, solo habla de música. Con 76 años, el oficio de creador y cantor sigue generándole entusiasmo. “Sí, ¿cómo no? Dos minutos antes de actuar no hay quién me soporte con los nervios”, responde vía telefónica desde Madrid cuando PáginaI12 le pregunta si aún le despierta adrenalina subirse a un escenario. “Cuando salgo a cantarle al público ya todo termina y me siento en lo mío; la comunicación y la magia con el público se produce inmediatamente y me entrego por completo”, amplía el trovador, que regresará al país para presentar su espectáculo Esencia, este viernes a las 21 en Teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125).
Milanés reparte sus días entre Cuba y España. “Mi esposa es gallega, entonces pasamos un tiempo acá y otro tiempo allá”, cuenta con naturalidad. En esta gira el músico propone una retrospectiva de su obra, pero el repertorio abarcará también canciones desconocidas por la mayoría del público y obras nuevas. “Fundamentalmente, la idea fue escoger una serie de canciones conocidas y otras que no lo son tanto, y que conforman la esencia de mi obra. Porque me di cuenta que viendo las canciones que son más conocidas, mi obra no está completa. De mis discos se conocen dos o tres canciones, pero el resto quedan en el anonimato. Quiero que esas canciones se conozcan. Y de este modo el público se puede llevar una impresión más completa”, explica el cubano. “Yo tengo 54 discos editados. Y se han hecho populares muy pocas. Entonces voy rotando, poniendo nuevas canciones. Voy a cantar, por ejemplo, ‘Días de gloria’, ‘Nostalgias’, ‘Hay’, ‘En saco roto’, muchas de ese tipo que son desconocidas”, detalla el autor de “Yolanda”.
Milanés repasará también canciones de su último disco editado en Argentina hasta la fecha, Renacimiento (2013), en donde abreva en la música tradicional cubana pero desde un abordaje arreglístico ligado a la música renacentista y barroca. “El intento que hago en este disco, simplemente, es hacer un resumen de toda, o parte de la música que he escuchado y me ha formado y que no es toda la música, pero estos géneros sin duda están llenos de una calidad que no es una moda, que sobrevive al tiempo”, fundamenta el músico sobre este material en el que rescata “expresiones de la música cubana relegadas”, como el changüí, el guaguancó, la guajira y la conga.
En este concierto se presentará en formato trío junto a Miguel Nuñez en piano y dirección musical, Osmani Sánchez Barzaga en percusión y Sergio Féliz Raveiro en bajo. “He logrado hacer una síntesis después de tanto tiempo. En todos estos años he cantado acompañado tanto por una orquesta sinfónica como solo con mi guitarra. Y ahora he logrado hacer una síntesis en cuanto a arreglos y dinámicas; cómo poder ensamblar tres instrumentos con la voz y que suene efectivo”, sostiene Milanés, recordado en estas tierras por los históricos conciertos que brindó en Obras junto a Silvio Rodríguez en abril de 1984, con la llegada de la democracia.
El cubano, además, sigue creando canciones y se encuentra con varios proyectos en gestación o a punto de editarse. Hay dos discos que están casi listos: uno en el que canta en inglés standards de jazz norteamericano(con Gastón Joya, Ramsés Rodríguez y Rolando Luna) y otro con clásicos de su repertorio versionados en ritmo de salsa. “El de salsa no está completamente terminado, porque hay muchos colaboradores de América latina. Es una especie de Pablo Querido dos, canto con muchos invitados en tiempo de salsa. Porque hay una cosa que he querido probar con esto, algo más bien experimental: las canciones románticas, líricas, esas canciones que se consideran sagradas y que no se deben llevar a otro ritmo, yo creo que sí se puede. Y sobre todo llevarlas al son cubano, que es la esencia de nuestra música. Y la salsa, como todos sabemos, es una rama del son cubano”, dice. “Y el disco de standards norteamericanos ya está terminado y va a salir en los próximos meses en Cuba y luego no sé qué rumbo tomará. Me acompaña un trío, gente muy especializada en el jazz. Quise darle otro matiz al acompañamiento”, adelanta.
–¿Y está trabajando también con el reconocido pianista cubano José María Vitier, no?
–Sí, he hecho ya algunos discos con él, tenemos mucha afinidad. Y cada vez que tiene un proyecto nuevo, me llama. Tiene unas canciones maravillosas y me ofrecí para cantarlas, con el acompañamiento de su piano. Y el segundo disco que tengo con él es uno de canciones tradicionales cubanas. Hizo una investigación y fue mucho más allá de lo que se conoce. Recuperó canciones del siglo XIX, inclusive, desconocidas en la trovadoresca cubana.
–¿Qué tópicos aparecen en las nuevas canciones que está componiendo? ¿Qué cosas lo inspiran, lo inquietan hoy?
–Hay de todo un poco. Yo siempre trato de sintetizar la realidad que vivo, el día a día. Entonces aparecen el amor, el desamor, la sociedad, la cultura, la amistad. Todos los detalles que caracterizan la vida cotidiana de un ser humano. Entonces, como uno tiene la suerte de poder hacer canciones, lleva todas estas impresiones cotidianas a la creación.
–Y hablando de esencia, ¿qué queda de la esencia de la Nueva Trova Cubana?
–Creo que el movimiento llegó para quedarse. Cuba es una fuente de muchos géneros que ha dado al mundo y todavía permanece en el gusto del público universal. La trova llegó para quedarse, así como se quedó la rumba, el mambo, el chachachá, el son cubano o el jazz cubano, que tiene sus características propias. Y la trova es un movimiento que forma parte del mundo musical de Cuba que es muy rico; desde el siglo XIX se viene forjando toda esa tradición por la convivencia de tantas culturas que confluyeron en Cuba y han dado como resultado una música distinta y muy fuerte.
–¿Y está al tanto de lo que sucede con las nuevas generaciones de trovadores?
–No estoy tan al tanto, porque llevo una vida bastante errante. Estoy de aquí para allá todo el tiempo. Cuando estoy en la casa, no salgo a buscar la música como salía a buscar antes, ya tengo 76 años. Así que no estoy al tanto sobre los nuevos cantantes y trovadores. Pero sí sé, porque leo, que se sigue manteniendo el auge de la nueva canción.
–Pero muchos jóvenes se acercan para pedirle colaboraciones...
–Sí, eso sí. Hago colaboraciones con jóvenes, no te puedes imaginar la cantidad de colaboraciones que hago al año y lo hago con mucho gusto. Porque siempre hay algo que se me prende y me enseñan algo siempre los jóvenes, independientemente de lo que yo pueda ofrecerles a ellos. De todo el mundo me piden colaboraciones. Y ahora de Perú, por ejemplo, le hicieron un homenaje a Chabuca Granda, una de las mejores compositoras de América, y me pidieron una colaboración. Yo canté “La torre de marfil” y fue maravilloso (la canción integrará el disco A Chabuca 2). Ese tipo de encuentros entre países se producen mucho en mi trabajo.
–Se ha pronunciado admirador de Pepe Mujica, ¿qué cosas le gustan de él?
–Es un revolucionario verdadero, como no lo ha habido en América latina en el siglo XXI. Le tengo una admiración grande a ese hombre. Un hombre que fue capaz de haber pasado todo lo que pasó y tener la honestidad, la dignidad y la grandeza que tiene como revolucionario merece mi admiración.
–¿Y usted se sigue sintiendo un revolucionario?
–Sí, por supuesto. Hasta la muerte.