El dólar volvió a dar un salto. Cerró a 44,29 pesos y marcó un incremento del 1,03 por ciento (45 centavos). El tipo de cambio mayorista también subió hasta los 43,41 pesos, con un alza de 1,26 por ciento (54 centavos). El record en la cotización al público fue el 27 de marzo, con 44,92 pesos, por lo cual los valores de ayer volvieron a acercarse a ese nivel. Los aumentos se dieron en respuesta al movimiento levemente a la baja de las tasas de interés que aplicó el Banco Central en las licitaciones de Leliq. En las dos compulsas de ayer se renovaron 210 mil millones de pesos con un rendimiento promedio de 67,69 por ciento (contra el 67,98 por ciento que se computó en la jornada previa). La incertidumbre financiera se trasladó al precio de los bonos públicos en moneda extranjera. El riesgo país subió hasta los 773 puntos, con un aumento en la jornada de 18 unidades. El mercado apuesta a una suba del dólar de al menos 50 por ciento en los próximos 12 meses.

El riesgo argentino es cada vez más importante para los inversores locales e internacionales. Entre los analistas está descartada la posibilidad de una recuperación de la economía en los próximos meses y la principal discusión es cómo se comportará el tipo de cambio hasta las elecciones. Los más optimistas aseguran que en la segunda semana de abril, con el ingreso del nuevo adelanto del Fondo Monetario, y en las semanas siguientes, con el refuerzo de la liquidación de la cosecha, será más sencillo tener bajo control las presiones cambiarias. Los menos optimistas plantean que el programa monetario perdió el foco para contener la divisa, que la tasa de interés ya no es suficiente para frenar las expectativas de devaluación y que los problemas de inflación ponen en riesgo la estabilidad financiera.

La cotización del dólar futuro es un indicador de la volatilidad que espera el mercado, de la falta de confianza en la desaceleración de los precios internos y de la expectativa de los inversores acerca de que se mantengan elevadas las tasas de interés en pesos. Los contratos para finales de abril se pactaron ayer en 44,80 pesos para el tipo mayorista. Para mayo la cotización se elevó a 46,80 pesos, para junio subió a 48,60 y para julio, a 50,50 pesos. Para los 3 meses siguientes, cuando estarán algo más claras las tendencias electorales, se negociaron contratos a futuro con un precio de 52,30 pesos para agosto, de 54,15 para septiembre y de 56,00 pesos para octubre. En noviembre la cotización fue de 57,65 y en diciembre, de 59,30. En enero ya supera los 60 pesos y el último contrato para marzo del 2020 se pactó a 65,40 pesos. Esta última cifra es un 50 por ciento mayor en relación con la cotización actual de la divisa mayorista (43,41 pesos).

La bolsa porteña anotó un rebote después de las fuertes caídas de anteayer. La suba del S&P MerVal fue del 1,2 por ciento. Se destacaron los avances de 2,8 por ciento de Grupo Financiero Galicia, 2,7 por ciento del Grupo Supervielle y del 3,1 por ciento del Banco Macro. Entre las pérdidas se contaron el retroceso de 2,8 por ciento de Transportadora Gas del Sur y de 2,5 por ciento de Mirgor. Las acciones muestran una fuerte volatilidad desde mediados de febrero. Los precios, más allá de los rebotes diarios, se ubican nuevamente cerca de los mínimos anotados a finales del año pasado (cuando el ingreso de capitales a países emergentes generó una recuperación en la bolsa porteña y en el resto de la región a partir de en enero).

Los títulos públicos son otro dato importante para evaluar la tensión financiera. El riesgo país volvió a acercarse a los 800 puntos y ya alcanza a cuadriplicar el riesgo país de Uruguay (169 unidades). Las dos economías más grandes de la región también tienen un indicador mucho menor. En Brasil el índice elaborado por el JP Morgan es de 249 puntos, mientras que en México es de 201 unidades. En el mercado brasileño gobierna un ultra conservador, mientras que en el mercado mexicano lo hace una figura del progresismo. En ningún caso el riesgo país es un problema como en la Argentina, en donde el sobreendeudamiento de los últimos tres años despertó una fuerte incertidumbre de los inversores extranjeros y locales.