La avenida Rivadavia, desde Plaza Once hacia la intersección de avenida de Mayo y la 9 de Julio, se colmó con miles de trabajadores que respondieron a la convocatoria que había lanzado la CGT a través de los gremios de la industria en pos de la Unidad, la Producción y el Trabajo Argentino. Una propuesta que sumó al Frente Sindical para el Modelo Nacional (FSMN), organizaciones sociales y las CTA. La recorrida tuvo el calor y el color (y también la lluvia) de una marcha sindical que en todo el trayecto expresó a viva voz su rechazo al modelo económico del gobierno de Mauricio Macri que provoca la destrucción de la producción industrial con la consecuente y constante pérdida de empleos. Cada columna expresó su repudio a las crisis, los males y la incertidumbre que provoca y acosa a los que todavía mantienen sus puestos de trabajo y por eso el denominador común del universo de reclamos que expresaron los manifestantes fue la urgente convocatoria a un paro nacional por parte de la CGT. Una posibilidad que puede comenzar a definirse la próxima semana si se concreta el plenario de regionales que convocó el FSMN con la intención de lanzar una medida de fuerza con la que aspiran a sumar a la central obrera.
“Esta movilización es más fuerte que diez paros y puede ser el puntapié para otras medidas. Este gobierno logró que a nadie le fuera bien... ¿Quién dijo que no vamos a ir adelante?”, dijo el cosecretario general de la central obrera, Héctor Daer, a modo de respuesta al reclamo que se expresó en las columnas sindicales, incluso en aquellas de los gremios de donde provienen la actual conducción de la CGT.
No hay duda de la masividad e imponencia de la marcha por la cantidad de gremios que participaron y que dejaron un mensaje político definido pero, si se quiere, careció de un acto y un discurso que le otorgue contención y alcance al reclamo que al finalizar de la marcha no se tradujo, por ejemplo, en una pista de cuál puede ser el siguiente paso de esta protesta.
A diferencia de otras movilizaciones, la cabecera se transformó casi en una virtualidad porque las columnas comenzaron a caminar antes de la hora prevista, las 14, mientras otras todavía estaban llegando y algunas esperaban en las calles laterales que de a poco ingresaron a la avenida Rivadavia. Las columnas más numerosas fueron las de Smata, camioneros y la UOM. Esta última llegó al mediodía. Ocupaban varias cuadras y la militancia comenzó a presionar para iniciar el recorrido. Tenían adelante a los de sanidad y de alimentación donde los hermanos Héctor y Rodolfo Daer, junto al textil Hugo Benítez, conformaban la primera línea. Estos pretendían esperar que sean las 14 para movilizarse, pero la presión de los metalúrgicos se incrementó y podría haberse producido algún incidente de no mediar la aparición del jefe de la UOM, Antonio Caló, al lado de los Daer, que tranquilizó los ánimos y los convenció de avanzar. Eso provocó que hasta Once llegaran columnas de gremios y se encontraran con la marcha iniciada. Les pasó a la Uocra y a UPCN que se sumaron, pero dejando varios metros entre ellos y los sindicatos que iban más adelante.
Bajo el agua, el metalúrgico Francisco “Barba” Gutiérrez aseguró a este diario que “este modelo económico se debe terminar. Hay que frenar el tarifazo y hay que convocar a un paro general”. A unos metros de allí, Luis García Ortiz de la Asociación de Supervisores Mineros, Metalúrgicos y Mecánicos, indicó que “estamos tres veces peor que con Menem. Las importaciones nos están destruyendo, necesitamos más movilizaciones como ésta pero también el paro que la CGT ya tendría que haberlo convocado”.
En tanto, en el Congreso, sobre la plaza se concentró el Frente Sindical para el Modelo Nacional donde los camioneros llegaron con un camión que usaron de escenario donde anunciaron la estrategia del Frente Sindical. Allí dijeron que el próximo 11 de abril realizarán en la sede del Smata un plenario de regionales de la CGT. La intención es aprovecha ese espacio para la convocatoria a un paro general para los últimos días de abril. Una propuesta que cuenta con el respaldo de las CTA y de las organizaciones sociales con la que pretenden contagiar el deseo y la decisión al consejo directivo de la CGT para realizar el paro general.
No será fácil porque no todos consideran que sea una opción para esta coyuntura. Rodeado de sus afiliados y colaboradores más cercanos, José Luis Lingeri de Obras Sanitarias caminó las cuadras prevista por la convocatoria. Poco después de pasar por el Congreso, Lingeri le aseguró a PáginaI12 que ante la recesión y la “timba financiera” es preciso movilizarse para acompañar a los gremios que sufren una situación difícil. Sin embargo, cuando se le pregunta sobre la posibilidad de un paro dice que “no estamos analizando esa opción” porque consideró que “hacer un paro sin cambiar la política económica lo único que se logra es hacerle perder salario al trabajador”. No piensa lo mismo Jorge Rojas, el secretario adjunto del Sindicato del Vestido, quien señaló que desde que asumió Macri su sector perdió más de 17 mil puestos de trabajo. “Ojalá convoquen al paro porque el sector industrial se está muriendo”, señaló.
Frente al edificio del Congreso, la marcha se detuvo y una delegación logró ingresar a Diputados a los que les entregaron un proyecto de defensa de las empresas industriales pymes. Junto a los gremialistas estuvieron los representantes de la Confederación General Económica (Cgera), la Apyme y empresarios textiles. En la plaza quedaron los gremios que integran la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y de organismos estatales, como los viales (Stvyara), de la seguridad social (Secasfpi) y la Asociación Gremial de Abogados del Estado (Agae). En el recorrido se pudo ver a Omar Maturano de La Fraternidad) y Roberto Coria (Guincheros), Víctor Santa María de Encargados de Edificios, Sergio Palazzo de la Asociación Bancaria, el mercantil Armando Cavalieri y el titular de los colectiveros, Roberto Fernández, entre otros. La inexistencia de un escenario provocó un fenómeno extraño en el final de la marcha porque cada columna que llegaba a la 9 de Julio sufría el desconcierto de no saber qué hacer o hacia dónde ir hasta que la conducción definía por dónde debían desconcentrar.