"La mejor estrategia electoral que podemos tener es dejar de hablar de candidaturas y mejorar la situación del país". Esa fue la conclusión a la que llegaron en la cumbre del PRO y la UCR que protagonizaron anoche los gobernadores radicales Alfredo Cornejo y Gerardo Morales, los macristas Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal y los funcionarios nacionales Marcos Peña y Rogelio Frigerio. Según revelaron a Página/12 fuentes de la mesa política de Cambiemos, durante esa cena en un restaurant porteño se acordó que los mandatarios le van a llevar una serie de propuestas al Gobierno Nacional que luego serán analizadas por los ministros para su implementación durante este año. No estuvo Maucirio Macri y el único ausente de los cinco mandatarios del oficialismo fue el radical correntino Gustavo Valdés, quien había viajado a Capital Federal pero tuvo que retirarse antes de iniciarse el cónclave.
Para cerrar una semana en la que se abrieron un sin fin de especulaciones en torno al armado de la fórmula presidencial y el posible candidato a vicepresidente de Macri, los principales referentes de Cambiemos armaron una cita reservada. No estuvo el líder del PRO, como se había especulado a principios de la semana. Las fuentes consultadas por este diario aseguraron que no hubo definiciones sobre nombres y que precisamente lo que se resolvió es dejar de hablar de "rosca". "No es el momento, falta un montón para definir eso todavía", insistieron. Lo concreto es que las listas se inscribirán en la justicia electoral recién en la segunda quincena de junio y el Gobierno no deja de recibir todas las semanas nuevos indicadores de crisis económica: aumento de la pobreza, la indigencia, la inflación que todavía no muestra signos de desaceleración y una alta inestabilidad del dólar.
El resultado de la reunión está vinculado con el reclamo que vienen sosteniendo desde la UCR desde el día uno de gobierno: La inexistencia de instancias de decisión colectivas y la consecuente falta de participación en las decisiones de gestión.
El objetivo concreto es dejar en segundo plano los rumores sobre la ingeniería electoral del oficialismo. No quieren mostrarse como alejados de "los problemas de la gente" en un momento muy delicado de la situación social.
En un primer momento, durante la gira presidencial a India y Vietnam surgió con fuerza entre los radicales la posibilidad de que el economista y ex embajador Martín Lousteau compita en una PASO contra Macri. Luego, con Roberto Lavagna trabajando para posicionarse como candidato, un sector disidente del radicalismo comenzó a agitar la ruptura de Cambiemos y un eventual apoyo al ex ministro de Economía de Duhalde y Kirchner. Se trata de los dirigentes Ricardo Alfonsín, Federico Storani y Jorge Sappia, como figuras más relevantes.
En la Casa Rosada dejaron trascender entonces que estaban dispuestos a modificar su histórica postura de llevar una fórmula PRO pura con una mujer secundando a Macri. La ronda de nombres comenzó a circular nuevamente entre los radicales: se mencionó a la figura de Lousteau, ya no como adversario interno sino como postulante a vice. El propio Frigerio dejó esa posibilidad abierta anoche: "No me parece un disparate. Tenemos muchas más coincidencias que disidencias con él y puede estar mucho más involucrado de lo que ha estado en la solución de los enormes problemas que tiene Argentina. Ojalá sea así", dijo el ministro del Interior en el programa "LNE", que se emite por A24.
Otro nombre que aparece como posible número dos del Presidente es Cornejo. El gobernador de Mendoza no tiene reelección y esa provincia tampoco elije senadores este año. Ocupar la presidencia del Senado y tener un despacho en Balcarse 50 serviría también para contener el creciente malestar radical por la falta de participación.
En paralelo, los radicales deberán resolver su conflicto interno en la Convención Nacional, prevista para la segunda mitad de mayo. Allí se definirá si el sector de Alfonsín, Storani y Sappia emprende la retirada o si finalmente se logra evitar la fractura.