La justicia condenó a 17 años de prisión a Marcelino Moya, el cura “payador” que tenía a su cargo una parroquia de la ciudad entrerriana de Villaguay, por abuso sexual y promoción a la corrupción de menores agravada. Moya, contra quien pesaron las denuncias de dos ex monaguillos que concurrían a esa parroquia, se encuentra libertad pero no asistió a la lectura del adelanto de la sentencia, cuyos fundamentos se conocerán el 15 de abril a la mañana. La condena es algunos años menor a la que habían coincidido en solicitar la querella y la fiscalía, en su requerimiento de la pena máxima, de 22 años de cárcel, más accesoria de prisión preventiva hasta que quedara en firme la resolución.
En el debate oral ante el Tribunal de Juicio y Apelaciones de Concepción del Uruguay, integrado por María Evangelina Bruzzo, Fabián López Moras y Melisa Ríos, el cura ahora condenado se había declarado “inocente”
Moya fue denunciado por abusos que cometió sobre dos monaguillos en la parroquia Santa Rosa de Lima, de Villaguay, entre 1992 y 1997, cuando sus víctimas tenían entre 12 y 15 años. A fines de junio de 2015, esas mismas personas, ya mayores de edad y cercanas a los 40 años, se animaron a llevar a la justicia lo sucedido. Pablo Huck, uno de los denunciantes, explicó entonces a medios locales lo difícil que le habia resultado concretar la denuncia. “A los ojos de hoy, me es difícil entender las cosas. En ese momento, yo era un pibe, y a mí me hablaban de dogmas y de pecado, y el referente espiritual que yo tenía, que tenía mi familia, me practicaba sexo oral, me masturbaba. Era muy fuerte”, señaló.