En el marco del Primer Congreso Internacional sobre delito trasnacional que se celebra en la Legislatura porteña, el vicejefe y ministro de Seguridad Diego Santilli anunció la implementación del sistema de reconocimiento facial con inteligencia artificial (IA) para detectar a personas con pedido de captura, según explicaron las autoridades. Quienes conocen en profundidad el tema denuncian el potencial de esta tecnología para vulnerar la privacidad de millones de ciudadanos inocentes y la falta de controles.
Anteriormente, a mediados del 2017, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, anunció la compra de globos aerostáticos de vigilancia con cámaras con capacidad de grabar en 360 grados, visión diurna y nocturna, video en tiempo real y capacidad de identificar y seguir objetivos por kilómetros. Fundamentalmente para uso en eventos masivos, en particular, fútbol.
Desde particulares, asociaciones de activistas, realizaron una serie de pedidos de informes al Ejecutivo para conocer el alcance de estas tecnologías. A su vez, reclaman la constitución de un organismo de control específico que regule el uso de estas nuevas tecnologías, que establezca normas de uso, protocolos, y que haga transparente los sistemas de tecnologías para las actividades de vigilancia. A estas adquisiciones, se suman las lectoras de patentes en avenidas y accesos a la Ciudad de Buenos Aires, presentadas como parte del “cinturón digital de seguridad de AMBA”.
En el mismo contexto difuso y efectista escuchamos hace poco tiempo el anuncio de la Taser para su uso en los andenes del subte, donde sólo se registraron cuatro tiroteos en los últimos 25 años ,y donde los “pungas y rateros” pueden ser fácilmente identificados incluso por usuarios frecuentes, ya no por IA.
Los interrogantes que hasta aquí el ejecutivo no respondió: ¿qué tecnologías utilizan, cómo se compran, por cuánto dinero y a quién, cómo es el tratamiento de las imágenes grabadas en espacios privados, quiénes operan las imágenes como son los procesos de custodia y guarda y tiempo de conservación de las mismas?
Las normas preexistentes no son suficientes para encuadrar mecanismos que muchos expertos califican cómo peligrosos. Ningún protocolo es estudiado, y ningún debate acerca de la protección de datos personales explicitados. Esto es muy controversial en términos de seguridad democrática. Demagogia y efectismo a la orden del día.
Gabriel Fuks: Ex legislador porteño.