Desde Santa Fe

El Tribunal Oral de Santa Fe escuchó esta semana cómo era la guerra de la dictadura contra las niñas y los niños. La contó María de los Milagros Almirón que tenía 14 años cuando una patota del terrorismo de estado copó su casa, le robó la niñez y la secuestró junto a su mamá, María Rosa Sedrán de Almirón, el 16 de julio de 1976. "Mi familia fue atravesada por la represión", dijo en el juicio a siete represores, entre ellos el ex policía del Servicio de Inteligencia condenado a prisión perpetua, Eduardo "Curro" Ramos, a quien identifica como su abusador ya en el mismo allanamiento, cuando dijo que la encerró en un camión celular y la interrogó por su abuela montonera. Ramos es juzgado también por supuesta violación a otra militante de la UES, de 16 años, Patricia Isasa, pero el jueves no escuchó las acusaciones porque el Tribunal eximió a los imputados de participar en las audiencias. "Mili" relató su martirio en el circuito represivo: en la Comisaría 1ª, en sesiones de torturas que llamó "macabras" y en la prisión militar que operaba en la Guardia de Infantería Reforzada (GIR), donde había otros niños y adolescentes y ella festejó sus 15 años, el 8 de abril de 1977. Sus compañeras le regalaron un par de mocasines nuevos, pero nunca los pudo usar porque fue otro botín de los verdugos. "Lloré todo el tiempo", les dijo a los jueces María Ivón Vella, José María Escobar Cello y Luciano Lauría.

Los Sedrán y los Almirón son peronistas. Una familia de militantes perseguida por la dictadura, dijo Milagros. Ella y su mamá cayeron aquella tarde de julio del '76, su hermana de 17 años, Marisa Almirón, es detenida a principios de agosto y el hermano, Luciano, de 16, al año siguiente, el 24 de mayo de 1977, en la GIR cuando visitaba a Mili. La única que quedó en casa fue Gabriela, de 9 años. Al lado, vivían sus abuelos. 

Milagros Almirón era una niña 14 años cuando sufrió el terrorismo de estado en su cuerpo y en su familia.

El '77 fue trágico para la familia. En mayo detienen a Luciano, el 16 de julio falleció la abuela materna y el 28 de octubre asesinan a Elsa Sedrán por la espalda, la hermana menor de María Rosa. Un tío de Milagros, Pablo Sedrán ya estaba prófugo y otro tío, Carlos Arturo Carullo, esposo de Elsa, preso desde enero de 1975. "Hace 43 años que trato de elaborar todo lo que la dictadura le robó a nuestra familia", relató Milagros.

Aquel allanamiento del '76 está intacto en esa memoria de la niñez. Comenzó a las cinco de la tarde y se extendió hasta la noche. Unos días antes, María Rosa y sus hijos se habían ido de la casa apenas comenzó la persecución a los militantes de la UES, pero justo volvieron ese día porque la abuela estaba enferma. Mili cursaba segundo año en la Escuela Industrial y Luciano se había pasado al Colegio Nacional, pero no concurrían a  clases.    

La casa de los Almirón y la de los abuelos se comunicaban por el patio. "Estábamos con los nonos" cuando comenzó el copamiento. Milagros fue interceptada por un represor "joven que después reconozco como Ramos". Le pregunta cómo se llama y la saca a la calle a punta de pistola. La zona estaba rodeada por el grupo de tareas. 

"Ramos me sujeta las manos y me venda con un trapo sucio", contó. La encierra en la caja de un camión celular. El allanamiento se extendió hasta la noche y en ese lapso, Milagros dijo que Ramos la fue a ver "por lo menos dos veces". "Ahí comenzó a manosearme en la cola y en la vagina", mientras me preguntaba "dónde  está el embute de tu abuela montonera". "La nona estaba casi ciega". 

El ex policía del Servicio de Inteligencia condenado a prisión perpetua, Eduardo "Curro" Ramos, fue señado por Milagros como su abusador

El fiscal Martín Suárez Faisal le preguntó si Ramos la había manoseado.

-Fue un abuso. En el vehículo no había otra persona. Un abuso -le contestó Milagros. Después, cuando la llevaron a la Comisaría 1ª volvió a sufrir tortura sexual, desnudez y manoseos profundos cuando uno de los torturadores se burló de ella: "¡Esta es virgen!". "Hoy, con la mirada que tenemos de la violencia de género, eso sería un abuso y una violación para destruir mi virginidad", le planteó a los jueces.

"Mi mamá identificó" en el allanamiento a Héctor "Pollo" Colombini. "Ramos y Colombini actuaban juntos. El que me llevó al camión fue Ramos", agregó. 

-¿Cómo lo supo? -volvió a preguntarle el fiscal. 

-Hace diez años después de atar cabos. Lo pude identificar por fotos -respondió.

Las sesiones de tormentos en la Comisaría 1ª eran "macabras", dijo Milagros. Su mamá zafó de la muerte, pero quedó cuadripléjica. Y poco después murió de un cáncer de mama que detonó en esa época. A María Rosa la atormentaban con los gritos de su hija. "Escuchaba la súplica de mi madre. ¡A ella no la toquen!", pedía. "Me torturaban a mí para extorsionarla a ella y a mí", reflexiona Milagros. Su mamá estaba destrozada. "Hace poco me di cuenta de la culpa que me generó" ese estrago, "quería ayudarla y no podía. Eso era imposible para una niña de 14 años". Los Almirón tienen una prueba del terrorismo de estado en el cuerpo de su madre: la historia clínica del hospital Cullen, que un médico salvó de la destrucción.

El fiscal volvió otra vez al allanamiento. Antes, Milagros había dicho que la patota se había llevado hasta "las pocas joyas de la abuela. Mi nona estaba casi ciega y mi nono llegó después", recordó.

 -¿Además de las joyas, se robaron algo más? -preguntó Suárez Faisal.

-No -contestó Milagros. Su sicólogo, el doctor Jorge Micozzi, que la escuchaba entre el público completó por lo bajo la respuesta simbólica que los jueces y el fiscal no podían escuchar: "Se robaron la vida y la tranquilidad de la familia".