A veinte días de las primarias abiertas en Santa Fe, los frentes políticos que tienen candidatos que se enfrentan en esta instancia, comenzarán a intentar diferenciarse ante el electorado. ¿Por qué votar a uno y no al otro? empiezan a pensar los jefes de campaña para ajustar el mensaje. Así, dentro del Frente Progresista la candidata oficialista para la intendencia Verónica Irízar ya ensayó su línea argumental: Intentar demostrar que lo que está bien hecho continuará y que se corregirán los errores con nuevos proyectos. Pero en el camino debe dejar la impresión de que su adversario Pablo Javkin es, en todo caso, co-responsable de esos errores porque hace "muchos años que está en el Frente Progresista y que es candidato por este mismo espacio", se le escuchó a Irízar. Además lo pinta a su adversario como un postulante "individualista" aludiendo a que no tiene una estructura o equipo con el que trabaje permanentemente.

Enfrente Javkin tiene una idea firme: Demostrar que el Frente Progresista después de tantos años, necesita imperiosamente una renovación. Lo cual implica que el partido socialista deje la conducción de ese espacio para cederla a representantes de otros espacios que componen el FPCyS. El concejal ha usado diversas figuras como "están bien los hits, pero hay que componer canciones nuevas" y hasta utiliza la notable asimetría de recursos de campaña de su adversaria para provecho propio, deslizando que lleva adelante junto a su candidata a concejala María Eugenia Schmuck, una campaña austera y en contacto permanente con la gente. En ese sentido no ha ahorrado en mencionar el término descalificante "aparato".

Andres Macera
Roy López Molina disputa con Jorge Boasso. Juan Monteverde va por Ciudad Futura.

Con todo Javkin tiene un camino angosto que es conocido: Captar al votante no peronista que está decepcionado de Cambiemos y cansado de tantos años de socialismo. Su postulación puede ser una oferta concreta a esa demanda. Una manera de cambiar un poco y no tanto.

Muchos creen que el ganador de esta interna será el próximo intendente de Rosario, pero en la previa de los números es el peronista Roberto Sukerman el que sigue cortado arriba solo. Una soledad a la que Sukerman se ha acostumbrado a regañadientes porque lo entusiasman las cifras y la proyección pero sabe que tiene un techo muy cercano en ese crecimiento. Y debe mirar con angustia todavía la frustrada interna que buscó con Juan Monteverde de Ciudad Futura, que conserva un interesante caudal de intención de voto en los sondeos. Sumados, hubieran constituido para estas primarias un frente invencible, aunque después hubiera que haber sufrido para ver cuántos de esos votos conservaba el espacio. En ese trámite no son pocos los que siguen señalando a María Eugenia Bielsa como la que no tomó la decisión a tiempo para consolidar esa PASO por no llevar a Monteverde como su candidato a intendente. Pero eso ya es el pasado. Y Sukerman se mueve convencido de que puede dar el batacazo para que Rosario tenga el primer intendente peronista desde la recuperación de la democracia.

Las PASO locales serán mucho más que un trámite. Son competitivas y expresan el presente de los diferentes espacios.

Por otro andarivel, Rodrigo López Molina intenta mantener a flote su candidatura arrastrada por la devaluación de la marca Cambiemos que hace sólo dos años lo impulsó como ganador absoluto de las elecciones a concejal en Rosario. La debacle nacional y la feroz interna desatada en el PRO santafesino, le jugaron una mala pasada al joven cuadro de la derecha local. A tal punto que hasta su postulación estuvo en duda hasta último momento en aquel agónico cierre de listas de fines de febrero.

A caballo del reverdecer del carácter radical, también por la crisis del macrismo, Jorge Boasso encontró un camino para volver a la arena política de la que ya se había ido. Esta vez no sólo no encontró demasiada resistencia en Cambiemos sino que hasta fue animado por algunos sectores del PRO que no digieren a López Molina, para que sea de la partida. Con una campaña firme pero sin las estridencias de otros tiempos, Boasso se le acerca peligrosamente en los sondeos previos al concejal del PRO.

López Molina no quería esta interna y la toma como una traición que le adjudica a, entre otros, el propio candidato a gobernador del espacio José Corral.

Los distintos peronismos que encarnan Perotti y Bielsa ganarían la elección. Pero si se sumarán es la gran incógnita.

Y queda la interna mayor, única en su categoría, en la provincia. Demás está decir, los distintos peronismos que encarnan Omar Perotti y María Eugenia Bielsa que hoy sumados ganarían la elección. Pero esa es precisamente la gran incógnita: ¿Qué pasará la mañana siguiente al 28 de abril? ¿El que triunfe llamará al derrotado para caminar juntos y de la mano hacia los comicios de junio? La unidad del peronismo es la que se pudo y por más que se alcanzaron acuerdos impensables hay -por ejemplo- kirchneristas de un lado y del otro. No kirchneristas en ambos sectores y gran duda respecto a cómo se conserva o desgrana ese voto. Una interna con todas las letras que por el momento no cumple con los malos presagios que temía Bielsa respecto a que las internas "son siempre agresivas y desgastantes".

Como se ve, las PASO locales serán mucho más que un trámite previo a las generales de junio. Son competitivas y expresan razones concretas del presente de los distintos espacios políticos. Unos que las tienen y no las quieren y otros que no las tienen y las desean. Así son estas primarias.