“¿Quien mató al Comendador?” “Fuenteovejuna, señor”
“ ¿y quien es Fuenteovejuna?” “Todos a una”
Fuenteovejuna; Lope de Vega, Madrid, 1619
“No hay dioses en el Universo, no hay naciones, ni
dinero, ni derechos humanos, ni leyes, ni justicia, fuera
de la imaginación común de los seres humanos”
De animales a dioses (Breve historia de la humanidad);
Yuval Noah Harari, Publicado en Argentina
por ed. Debate, 2014)
“Si todos creen en la misma fábula (ficción), todos
obedecen la misma norma”
“Hoy en día, la existencia de leones, árboles, ríos, (etc)
depende de los deseos y decisiones de entidades
imaginarias”
Charla TED, ¿por qué los humanos gobiernan la Tierra?;
Yuval Noah Harari
Anda circulando por ahí un spot, dízquese oficialista, en el que un coro multitudinario, claramente audible pero invisible, entona vivamente el hit del verano (¡MMLPQTP!), mientras la imagen muestra algunos obreros construyendo “a pesar del cantito, sin escucharlo”.
Luego la imagen funde a negro y en blanco aparecen las palabras del hit (léase el insulto a nuestro Sumo Maurífice, Primer Autoritario Electo 2015-19), a las que luego se agregan, cual operativo policial rodeando a la multitud de palabras sospechosas, signos de pregunta, abriendo y cerrando la frase (como corresponde en nuestra lengua castellana). El hit se deja de oír. Fin.
Podría entenderse (mucho/as lo ven así) como una estratagema genial de la mauritocracia reinante, en el que “ellos, figuras a las que no se ven, multitudes bárbaras (ojo, no “duranbárbaras”), “putean, pero no hacen”; mientras “nosotros”, los meritocráticos que votamos a este gobierno y sabemos que las cosas no son fáciles, pero elegimos “el trabajo” y no el insulto, “seguimos construyendo”.
Es más: en la mayoría de los bares, salas de espera de consultorios, dependencias diversas o casas de tolerancia donde mientras la gente espera, una tevé muda los/as acompaña, solamente se vería a “la gente trabajando”, y al final, la puteada con signo de pregunta. Ni siquiera se escucharía a los ya “invisibles” que protestan.
Dicen que el spot es genial, porque convence de que las puteadas no tienen sentido, son pura agresión, frente a “el mejor equipo de los últimos 50 años”, que sigue trabajando, construyendo en silencio.
Todo esto sería cierto, si fuera cierto. Quiero decir:
- Si, como nos propone el spot, de verdad “fueran imaginarias, no existieran”, las multitudes que, visibles y audibles, y llenas de personas que individual y/o colectivamente sienten la bronca, la tristeza, el abandono, la persecución.
- Si de verdad “nadie” estuviera allí gritando su desacuerdo, su sensación de vivir en un mundo absurdo. Si fuera una grabación, un juego de magia, una alucinación de nostálgicos de lo que nunca fue.
- Si todas y todos fuéramos felices en un mundo donde se persigue y se sospecha de arquitectos chilenos (¿serán los “arquitectos de la revolución”?), ciclistas colombianos o futbolistas de salón pakistaníes.
- Si en las marchas de protesta “se cobrara entrada” Piqueteck podría ser la empresa en la que se reserven, por Internet y con tarjeta, los lugares para festejar que estamos cada vez peor.
- Si, a la vez, “no es nada sospechoso, y mucho menos terrorista”, aumentar hasta el paroxismo las tarifas de servicios públicos, estimular el cierre de pequeñas, medianas y grandes empresas, despedir trabajadores/as a voluntad, reprimir a jubilados y limitar al mínimo los servicios de educación y salud pública.
- Si, “Con democracia no se come, no se educa, no se cura” fuera una buena consigna de campaña y no la negación de aquella que llevó, en 1983, al triunfo a un partido que, ahora, no deja de dudar si apoyar o no a su mismísima antítesis.
Digamos entonces que, a quienes todo esto les parece muy bien, y tal como el spot, “no ven” a los que están mal, no hace falta convencerlos de nada, esos ya están convencidos. Aunque no acepten que ellos mismos pueden ser, dentro de un tarifazo, un despido o una corrida, parte de los “macrificados” por el sistema.
A los demás, a los que ellos ni ven, ni escuchan (si ven el spot en un bar, no se oye el canto) ¿es posible que los/nos convenzan de que es nuestro estómago, nuestra heladera, nuestra tristeza, nuestra bronca la que está equivocada? ¿De verdad creen que es lo mismo “invisibilizar” que “Imbecivilizar”?
Dice Yuval Harari (citado al principio) que “si un chimpancé pelea contra mí, seguro que me gana, pero mil chimpancés no tienen chance contra mil sapiens”, por nuestra capacidad de trasmitirnos información, de “colaborar masivamente y en forma flexible”. Dice también que hay especies que pueden colaborar masivamente (hormigas, abejas), pero no en forma flexible, y otras (chimpancés, gorilas) que pueden ser flexibles, pero no pueden colaborar masivamente.
Lope de Vega planteó, en el siglo XVII, la épica de un poblado español (Fuenteovejuna) donde sus habitantes eran abusados de todas las maneras posibles por su “comendador”. Finalmente se desata la ira popular, y matan al comendador (eran otros tiempos ¿menos civilizados, quizás?) en una pueblada. Son acusados por las autoridades, se investiga el caso “hasta las últimas consecuencias” y el pueblo entero se hace cargo colectivamente, “muy visiblemente” del hecho.
Asociando ambos textos, mientras los gorilas hacen todo muy bien, pero sólo de a uno, los “sapiens”, si se ponen de acuerdo, les ganan. Y no nos extrañemos si mañana aparece un spot “alternativo”, que dice “¿Quien puteó al Comendador?” “Fuenteovejuna, señor”. Y aunque diga “Comendador” todos y todas sabremos de quien se trata.
@humoristarudy