Sorprende que según los últimos datos oficiales los analgésicos opioides figuren como tercera droga legal de abuso en Argentina, debajo del tabaco y el alcohol. Da la impresión de que los psicofármacos son mucho más populares.
–Lo que pasa es que los psicofármacos tienen más prescripción. Hoy todo el mundo consigue receta de psicofármacos. Pero si este dato no se aclara, parece que tenemos un problema con los opioides. Y no. Se consumen más psicofármacos. Los médicos prescriben más psicofármacos que opioides.
–¿Por qué?
–Los pacientes lo demandan, frente a la ansiedad. Cualquier cosa se convierte en un ataque de pánico. La gente tiene mucho trastorno del sueño porque tenemos una mala alimentación, una vida muy complicada, una inflación insoportable. Y además hay presiones muy fuertes de los laboratorios sobre los médicos para que prescriban psicofármacos.
–¿Cuándo se recetan opioides?
–Son para dolores crónicos o muy fuertes. Para una persona con un cáncer terminal, la morfina es una bendición. Pero mal utilizada es terrible. Pasa con todos los opioides. Son excelentes cuando se usan bien. Se los puede usar tres días sin problemas. Pero al cuarto día tiene que pensar en cambiar ese analgésico porque genera mucha dependencia física y el cuerpo cada vez va a demandar más. Si los toma muchos días y los corta de golpe, se genera un síndrome de abstinencia, que también puede poner en riesgo la vida. Se entra en un camino de muy difícil salida.
–¿Y cómo se sale?
–Con una terapia de sustitución. Se va paulatinamente disminuyendo las dosis y sustituyéndolas con otro medicamento, y se suma una terapia psicológica. La forma más común de uso indebido es que el médico suspenda el opioide, el paciente entonces siente que no hay nada que le calme el dolor y empieza a conseguir la sustancia ilegalmente. Otra: jóvenes probadores de sustancias que entran de modo recreativo. Nosotros no tenemos un problema como el de los norteamericanos. Acá hay mucho control, excepto por uno, el Tramadol, que se consigue más fácil que el resto.
–En Mercado Libre se consigue Tramadol a muy bajo precio y, por supuesto, sin receta.
–Es una barbaridad porque se hace mal uso de un medicamento que debe estar bajo estricta vigilancia. Insisto: la gente debe saber que no debe tomarlo más de tres días, excepto casos muy graves, con estricto seguimiento de un médico paliativista, un oncólogo o un especialista en dolor.