La fuerte devaluación del peso supone un nuevo perjuicio para la industria nacional, a pesar de que ésta compite cara a cara con los productos importados. Un ejemplo de esa relación inversa entre la supuesta “mejora de la competitividad” y el empleo y la producción se verifica en los sectores textil y de calzado, que están penando por la profundización de la crisis y el cierre casi a diario de establecimientos fabriles. A contramano del discurso neoliberal, el dólar super alto que se traslada de lleno a los precios internos produce en primer lugar un enorme deterioro del poder adquisitivo y del consumo que hunde la rentabilidad de la industria local.
Según la última comunicación de la Cámara de la Indumentaria, en febrero la caída de las cantidades fabricadas de indumentaria fue del 7,9 por ciento frente al mismo mes de 2018, mientras que el eslabón textil (provisión de telas) registró una merma del 9 por ciento. Esos resultados se produjeron a pesar de una mejora de la competitividad a causa del dólar caro. En febrero, las exportaciones de ropa argentina mostraron un crecimiento del 16,5 por ciento con respecto al mismo mes de 2018. En tanto, las importaciones bajaron un 28,3 por ciento, motivadas por una caída del 17,7 por ciento medida en cantidades y una reducción del precio de importación del 12,9 por ciento. Según la información del Banco Central, la mejora de la competitividad cambiaria con China (principal origen de las importaciones) es del 28,6 por ciento interanual en marzo. Sin embargo, las exportaciones representan un 17 por ciento de la producción textil local. Como sucede en la mayor parte del sector manufacturero, predominan las ventas hacia el mercado interno.
Por eso, a pesar de la cuestión cambiaria, la manufactura sigue penando. El secretario general del gremio del calzado, Agustín Amicone, declaró ayer que “lo único barato que hay en la Argentina es el salario de los trabajadores”. Se refiere a la fuerte caída del poder adquisitivo del salario, del 11,5 por ciento en promedio en el último año para los trabajadores registrados, que determina la baja de las ventas de indumentaria del 10,7 en marzo en la comparación anual, según CAME.
El deterioro del poder adquisitivo se profundizó en el último año pero viene avanzando desde 2016, de la mano de los tarifazos en los servicios públicos y el impacto del dólar y de las altas tasas sobre los costos de alimentos y otros bienes. “La disminución del nivel de actividad ha provocado, por un lado, la menor utilización de la capacidad instalada del sector en los últimos 17 años, del orden del 32 por ciento. La situación apremiante del sector ha derivado indefectiblemente en recortes en las horas trabajadas, suspensiones y despidos hasta el cierre de líneas de producción y de fábricas”, sostiene la Fundación Protejer.
El sector textil acumula desde que gobierna Cambiemos una destrucción de 18 mil puestos de trabajo formales y se estima que de otros 20 mil informales. Según el empresario Marco Meloni, dirigente de la Fundación Protejer, desde que asumió Mauricio Macri cerraron 200 empresas textiles formales. En términos de nivel de actividad textil, la caída acumulada es del 25 por ciento y del 27 por ciento en la confección. Frente a 2011, textil e indumentaria son un 33 y 37 por ciento más pequeños, respectivamente.
En el sector calzado, Amicone destacó que “desde que asumió este gobierno, la industria del calzado viene sufriendo sistemáticamente el cierre de empresas de gran porte así como también de pequeñas y medianas industrias. Han hecho que este sector desde 2015 al presente haya perdido 9000 puestos de trabajo, convirtiéndose en un ‘cementerio industrial’”.
Más allá del resultado del último año, que muestra mejoras del comercio exterior, desde 2016 se acumula un retroceso en esa materia. A fines de 2018 se registraba frente a 2015 un aumento del 125 por ciento en las cantidades importadas de prendas de vestir y del 71 por ciento en confecciones para el hogar, mientras que la cuenta acumulada de exportaciones también daba negativo en hilados, tejidos planos, tejidos de punto, prendas de vestir y confecciones para el hogar.