Benjamin Netanyahu se encaminaba ayer hacia un quinto mandato como Primer Ministro de Israel, luego de un recuento casi total de los votos, que lo deja en mejor posición que su adversario para formar un nuevo gobierno. Esta eventual victoria, a pesar de las acusaciones de corrupción en su contra, le permitirían a Netanyahu, de 69 años, convertirse a fines de este año en el primer ministro con más tiempo en el poder en la historia del estado de Israel, superando al legendario David Ben Gurion.
El presidente estadounidense Donald Trump, gran aliado de Netanyahu a quien respaldó públicamente durante la campaña, dijo que la victoria del primer ministro otorga al esperado plan de paz de la Casa Blanca “una mejor oportunidad”. Durante la campaña Netanyahu mencionó cada vez que pudo su cercanía con el presidente de Estados Unidos.
Ayer, en un discurso a sus seguidores en Tel Aviv, Netanyahu dijo que el triunfo había sido magnífico. “El pueblo de Israel me respaldó para un quinto mandato, y me expresó una confianza todavía mayor”, dijo el actual primer ministro, quien admitió que ya inició contactos con otros partidos de la derecha en busca de una coalición.
Benny Gantz, el adversario de Netanyahu en las elecciones legislativas israelíes, reconoció ayer su derrota en rueda de prensa en Jerusalén. “Respetamos la decisión del pueblo” afirmó ante periodistas el jefe de la lista centrista Azul y Blanco. Gantz, un militar de 59 años, había declarado victoria en la noche electoral, y esperaba poder formar una coalición amplia para reemplazar a Netanyahu. Rodeado de sus socios de lista, el exgeneral se declaró convencido de que su proyecto era “una alternativa al poder”. El número dos de Azul y Blanco, Yair Lapid, afirmó por su lado que la lista estaba dispuesta a “amargar la vida al gobierno Netanyahu”.
El movimiento islamista palestino Hamas, que controla la Franja de Gaza, consideró que cualquiera sea el ganador de las elecciones en Israel no tiene diferencia. “Todos los partidos sionistas representan la cara de la misma moneda, que es la ocupación”, indicó en un comunicado.
De acuerdo con las proyecciones, el partido de Netanyahu, Likud debería obtener en estas elecciones aproximadamente el mismo número de escaños (35) que Gantz. Pero con la casi totalidad de los votos ya escrutados, los números muestran que el Likud y un pequeño grupo de partidos de derecha, reunidos en coalición, obtendrían alrededor de 65 bancas en el parlamento (de un total de 120), suficientes para consolidar una mayoría y formar un nuevo gobierno. Más de 6,3 millones de electores fueron convocados el martes para elegir los 120 diputados que los representarán en la Knéset. La participación fue del 67,9 por ciento del padrón, contra 71,8 por ciento en las legislativas de 2015.
Una vez que haya resultados confirmados se abrirá en los próximos días un período de intensas negociaciones para formar un gobierno de coalición. Todo indica que el presidente israelí Reuven Rivlin encargará a Netanyahu formar gobierno. Rivlin dijo que comenzaría las consultas con los líderes de los partidos la semana que viene. Su oficina indicó que para que el proceso fuera transparente, las consultas serán transmitidas en vivo por televisión, por primera vez.
Netanyahu acumula 13 años en el cargo de primer ministro (1996-99, y desde 2009) mientras que Gantz, general y ex paracaidista, tiene la experiencia militar de haber sido comandante de una unidad de fuerzas especiales y ex jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa. Pero hasta hace seis meses era en Israel un desconocido como político. A su vez, la izquierda israelí quedó humillada y se le atribuyen apenas 6 escaños al histórico Partido laborista. Una de sus dirigentes, Shelly Yachimovich, admitió estar “conmocionada”.
Por su parte el presidente palestino Mahmud Abbas expresó su deseo de que estas elecciones traigan paz y dijo que estaba preparado a retomar las negociaciones si se respeta el derecho internacional. La dirigente palestina Hanan Ashraoui fue más dura al considerar que los israelíes “eligieron para representarlos un parlamento de abrumadora mayoría de derecha, xenófoba y antipalestina”. Antes que ella, otro responsable palestino, Saeb Erakat, dijo que en el nuevo parlamento solamente 18 de los 120 diputados israelíes apoyaban la solución de los “dos Estados”, la referencia de la ONU para resolver el conflicto.
Al final de la campaña electoral, Netanyahu hizo un claro llamado a su electorado más radical al afirmar, en desafío a un amplio consenso internacional, que estaba preparado para anexar los asentamientos israelíes en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde hace medio siglo. Semejante anexión haría casi imposible esa solución de “dos Estados”, es decir un Estado palestino coexistiendo con Israel. Además, los israelíes consideran que Trump ofreció a Netanyahu un espectacular regalo en plena campaña electoral, al reconocer la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, territorio sirio ocupado por Israel luego de las guerras de Seis días (1967) y Yom Kipur (1973).