La pareja de Mirta Rusñisky, acusada de haber realizado un aborto sin consentimiento a Paula Perassi, desaparecida desde 2011, declaró que por sus múltiples problemas de salud había consumido Oxaprost, que contiene diclofenac. Las costosas pastillas que se utilizan para interrumpir embarazos de pocas semanas fueron secuestradas en 2014 en la casa del matrimonio, y José D. dijo ayer que era él quien las tomaba en ese momento. Sin embargo, cuando la querella le hizo leer la fecha de vencimiento de la caja encontrada en su casa, dijo: "2012". También le preguntaron si sabía que en el mercado hay medicamentos más baratos con el mismo efecto para sus padecimientos. El dijo no saber el precio, y que ya no las toma. La teoría de la parte acusadora es que las píldoras halladas evidencian la práctica denunciada en el caso y avalan la acusación a la imputada. Más temprano, otro testigo desmintió la versión de Nicolás Vázquez, yerno de Rusñisky, quien lo nombró como una de las personas que le contó que la mujer estaría implicada en un aborto.
José D. tiene 51 años y es camionero. Ayer dijo frente al tribunal del juicio por la desaparición de la sanlorencina, que en 2004 tuvo un ACV, que sufre arritmia, problemas en las piernas y gastritis. También es alérgico a la picadura de abejas y dijo que el médico le indicó que en ese caso tienen que inyectarle decadron, pero aseguró que lo hace él porque Rusñisky "no se anima".
Frente al dato de que la mujer tenía preparados los bolsos el día que se hizo el allanamiento en su casa de Timbúes, el hombre declaró que tenía planeado irse con él a Tucumán, por su trabajo en el camión; que ella solía acompañarlo un par de veces al año para descansar.
Como Rusñisky tenía preparado el bolso cuando allanaron su casa, su
pareja aseguró que ella tenía planeado viajar con él a Tucumán.
En ese sentido, dijo que desde que Rusñisky está presa, hace más de tres años, la vida de la familia -que cuida de dos jóvenes con discapacidad- es "un desastre". Tanto él como una de las hijas de la mujer declararon que los domingos pasaban el día en familia, con la mamá de José D..
La querella en tanto, le hizo un cuestionario.
--¿Hubo un allanamiento en su casa en 2014?
--Sí; respondió el testigo.
--¿Se secuestró Oxaprost?
--Sí
--¿Usted tenía problemas de gastritis?
--Sí
--¿Y en la rodilla?
--Sí
--¿Consumía Oxaprost?
--Sí.
--¿Sabe que las pastillas vencidas traen problemas de salud?
--Sí, respondió.
--¿Recuerda la fecha de vencimiento del Oxaprost (secuestrado)?
--No
Entonces la querella pidió la prueba que se guarda desde 2014 en un sobre con el número 11. "2012", leyó el testigo cuando le mostraron la caja.
--¿Su situación económica en 2011 era mejor que ahora?
--Sí, dijo; y agregó que en los años siguientes empezó a decaer. Le preguntaron si sabía que hay medicación más barata, con los mismos efectos. "No sé. Eso me hacía bien", contestó. Aunque dijo que él mismo compraba la medicación, aseguró no recordar el precio y aclaró que no lo compra más.
En tanto, Ricardo Lugo, de 31 años, oriundo de Timbúes, dijo que tiene una hija en común con una de las hijas de Rusñisky. Su testimonio aparecía como clave en base a los dichos de Vázquez -otro yerno de la mujer-: "Roberto Bonetto (un colega taxista) y Ricardo Lugo me comentan que hay un caso de desaparición de una chica, que había fallecido en un aborto y que la autora habría sido Mirta", dijo sobre un "comentario de terceros". Lugo desmintió haberle contado esa cuestión a la entonces abogada que intervenía en un conflicto con su pareja. Ayer, dijo que no sabía del caso más que lo que veía en los medios. Dijo tener una mala relación con la imputada; y habló de Vázquez: "Creía que Mirta metía cizaña (en su relación con la hija) y ahí me entero lo que dijo. Me dijo que tenía la manera de destruir a Mirta y yo no lo acompañé en su venganza".