Los festejos del Gran Premio 1000 de la Fórmula 1 este fin de semana en China serán la excusa ideal para llevar el tiempo atrás y dejar volar la imaginación: el famoso modelo F2004, la última Ferrari con la que Michael Schumacher ganó un título mundial, volverá a rodar en pista, manejada por Mick Schumacher, el hijo del siete veces campeón del mundo. Un paso más para lo que parece inevitable y que ilusiona a todos los fanáticos de la Scudería: que el heredero del gran ídolo alemán se convierta oficialmente en piloto de Ferrari en la F1.
El primer contacto entre el hijo menor de Schumi y una Ferrari se produjo hace diez días, cuando Mick probó el auto de su compatriota Sebastian Vettel en las prácticas posteriores al Gran Premio de Bahréin. Su apellido y ser miembro de la Academia de Pilotos del equipo italiano facilitaron la situación, pero el piloto de 20 años estuvo a la altura. Entre los 15 corredores que rodaron en una jornada tormentosa, Schumacher giró 56 vueltas y logró el segundo tiempo, por delante de figuras como Lewis Hamilton, Fernando Alonso y Daniel Ricciardo, sólo superado por el holandés Max Verstappen. Al día siguiente probó un Alfa Romeo, equipo del que también es tester.
“Fue muy emocionante. La velocidad en curva es verdaderamente fascinante, el coche avanza como sobre rieles”, explicó el piloto tras el ensayo, aunque aseguró que su cabeza sigue en la Fórmula 2, la categoría en la que debutó ese fin de semana con un octavo y un sexto puesto. “Son puertas que se abren. Me da la oportunidad de trabajar con ingenieros de la Fórmula 1. Puedo aprender cosas muy importantes para mi futuro y que ya puedo utilizar en F2”, resaltó.
La presencia de Schumacher en el emirato revolucionó al mundo de la F1. Decenas de periodistas en sus ruedas de prensa y el recuerdo de su padre marcaron la agenda, aunque dos mujeres se encargaron de contenerlo: su madre Corinna, que lo acompañó en los boxes y que siguió sus pruebas al borde de la pista como lo hacía con su marido, y Sabine Kehm, la histórica manager de Michael, que ahora cumple la misma función con el hijo. También lo acompañó su abuela.
Pero aunque ambas mujeres no lo quieran, las comparaciones son inevitables. “Es muy emocionante. Muchas veces veo a Mick y veo a un parecido muy fuerte a Michael”, remarcó Ross Brawn, el ingeniero que acompañó a Schumacher a lo largo de casi toda su carrera y que ahora es el director deportivo de la categoría. “Sería maravilloso, pero hay una presión tremenda sobre el muchacho. Así que espero que la gente pueda mantener eso en perspectiva y no ponerle expectativas irreales”, explicó Brawn.
El español Alonso, que compitió contra el padre, compartió los tests con el hijo, y tiene claro que el muchacho tiene pasta. “Mick cuenta con un gran futuro y ya lo hizo muy bien en otras categorías. Este año es muy importante para él en la F2 porque hay varios pilotos punteros con mucha experiencia y no será una temporada fácil. Pero espero que lo podamos ver teniendo éxito y ojalá también en la Fórmula 1. Será bueno para el deporte, y la familia Schumacher siempre será especial en un coche de F1”, remarcó el dos veces campeón del mundo.
Sin embargo, los primeros pasos de Mick no auguraban un futuro demasiado promisorio. Incluso, un piloto argentino, Marcos Siebert, lo superó sin atenuantes en la temporada 2016 en la Fórmula 4 italiana. “Me pone contento saber de sus logros”, expresó el marplatense, que hoy se encuentra estancado en su desarrollo por falta de presupuesto. “En algún momento competimos de igual a igual, pero las circunstancias me han llevado por distinto camino”, explicó sobre su relación con el alemán.
Pero desde aquel momento, la evolución de Schumacher fue notable. “Lo conozco desde que era un niño”, recordó Brawn. “Hubo un período en el que no estaba seguro, pero ahora tiene el cuchillo entre los dientes. Es fascinante cómo su competitividad se disparó el año pasado en la Fórmula 3. Las personas que lo conocen o pasan más tiempo con él que yo dicen que ha tenido un progreso impresionante en su carrera como piloto en los últimos 12 meses”, explicó el ingeniero británico. Los resultados así lo demuestran. En las primeras 14 carreras del año pasado en la Fórmula 3 europea había sumado sólo dos podios. Desde entonces, en las últimas 16 logró ocho victorias, entre ellas cinco consecutivas, para quedarse con el título que lo catapultó a la Fórmula 2 y a que Ferrari lo sumara a su Academia.
La próxima escala parece ser una gran presentación frente al público alemán. “Está predestinado a llegar a la F1 y una prueba aquí, en Hockenheim, durante un fin de semana de Fórmula 1 sería un gran extra para los aficionados alemanes”, aseguró el director de marketing del circuito de Hockenheim, Jörn Teske, ante la posibilidad de que el joven se suba a la Ferrari en la primera tanda libre, previa al Gran Premio germano. “Seguro lo vamos a ver en Fórmula 1, quizás el próximo año”, vaticinó por su parte Hans-Joachim Stuck, presidente de la Federación de Automovilismo de Alemania. En definitiva, sólo resta la recta final para que un Schumacher regrese al gran circo de la F1.