El caso de la Vera Peñaloza, ubicada en Pringles 1165, fue uno de los que más repercusión tuvo en el último tiempo. En marzo, “la Rosarito” tuvo que suspender las clases por más de una semana ya que el establecimiento educativo estaba infectado de ratas. Si bien en febrero la comunidad educativa y el sindicato docente habían alertado al Ministerio de Educación sobre esta situación, el área a cargo de Soledad Acuña hizo oídos sordos a sus reclamos. “Desde hace dos años veníamos teniendo ratas en la escuela pero en febrero hubo una invasión bastante fuerte a raíz de una construcción que están haciendo en un terreno lindero a la escuela que estuvo abandonado por varios años”, contó a este diario Fabia García Panelli, presidenta de la cooperadora de la escuela Rosario Vera Peñaloza. El 13 febrero, cuando la directora del turno noche se reincorporó, advirtió a la cooperadora que en el edificio había “mucho olor muy feo y ratas en varios lugares” y a raíz de eso la comunidad de la escuela se organizó para exigir al Ministerio que un equipo de Instituto de Zoonosis Luis Pasteur asista a la institución para determinar si había algún riesgo para la salud de los chicos y docentes. Finalmente, se suspendieron las clases entre el 14 y el 22 de marzo. El 25 de marzo, 19 días después del inicio del ciclo lectivo, la Vera Peñaloza pudo dar inicio a las clases. Sin embargo, los docentes y padres de la escuela denuncian que aún no les comunicaron los informes elaborados por el Instituto Pasteur y otras instituciones del sistema de salud ni cómo es plan diseñado para la prevención de la plaga durante el ciclo lectivo 2019.
“Hoy la plaga está más controlada, pero fue necesario el rechazo colectivo y la movilización de la comunidad para que tomen alguna medida, pese a que esto era algo que veníamos denunciando y que, incluso, el año pasado se clausuró el comedor durante un mes y medio porque había ratas”, señaló García Panelli.