La madre del bebé concebido con el ADN de tres progenitores diferentes, nacido el martes en Grecia, festejó un “importante adelanto científico” que le ofrece “la más bella oportunidad de mi vida” luego de “cuatro intentos” infructuosos de una fecundación in vitro.
“Este tipo de procedimientos son excepcionales para curar enfermedades mitocondriales”, aseguró el doctor Fernando Neuspiller, director de IVI Buenos Aires, a este diario.
La griega de 32 años Matina Karavokyri, que dio a luz un bebé de 2,960 kg en una clínica de un suburbio de Atenas, explicó que, según este método de concepción asistida, “todo mi material genético” fue introducido en el óvulo de una donante, vaciado de su propio material genético. “Es como si hubiesen puesto mi óvulo en un cochecito para que pueda viajar hasta el útero”, dijo en una entrevista con la agencia de prensa griega ANA.
“Lo que se hace es sacarle el núcleo al óvulo de la donante y ponerle el de un óvulo de la mujer que quiere procrear. Ese óvulo así armado es fertilizado con un espermatozoide del padre y el embrión obtenido se implanta en el útero”, explicó Neuspiller. “Imaginemos que un óvulo es como una pelota de fútbol y dentro de ella hay 10 o 20 cilindros amarillos como los que hay en los huevos Kinder. Esos cilindros son las mitocondrias. En el núcleo del óvulo está el 99,999 por ciento del ADN y en las mitocondrias apenas el 0,0027. Pero algunas personas tienen en esa ínfima porción de ADN problemas que se transmiten a los descendientes. Al poner el núcleo en un citoplasma sin esas alteraciones, se obtiene un óvulo sano.”
El equipo médico transfirió el material genético que contiene los cromosomas de la madre al óvulo de una donante, “vaciado” a su vez de su material genético original. Una vez conseguida esa transferencia al óvulo “portador”, éste fue fecundado in vitro con el esperma del padre y el embrión implantado en el útero de la madre, “No tiene nada de una tercera persona, es nuestro hijo al ciento por ciento”, estimó la mujer.
“Sí, el ADN del núcleo es ciento por ciento de la pareja. Si no tomamos en cuenta el ADN mitocondrial, la señora tiene razón. Lo excelente de esto es que en algunas mujeres con óvulos deficientes puede mejorar el resultado reproductivo. No en todos los casos, está especialmente indicada para menores de 35 años, ya que a partir de esa edad empeora la calidad de los óvulos. Entonces no tiene sentido implantar un núcleo que no sea de excelente calidad. En mujeres mayores son mejores otras técnicas”, aclaró el especialista en fertilización.
Esta técnica, conocida como transferencia de huso materno (MST, Maternal Spindle Transfer, en inglés) ya permitió, en abril de 2016, que una mexicana que sufría del síndrome de Leigh, un problema metabólico hereditario raro, pudiera ser madre de nuevo de un hijo sin esa tara genética. Como la clínica mexicana no se siguió los protocolos necesarios, el bebé griego es el que se considera el primer caso.
Sobre qué opinaba la comunidad científica respecto de esta técnica, Neuspiller contó: “La semana pasada, en la octava edición del Congreso IVI, fueron premiados Gloria Calderón y Nuno Costa Borges por este logro. Este bebé griego forma parte de un estudio prospectivo de más de 25 casos, para ver a largo plazo cómo funciona esta técnica. Ya hay más de nueve embriones obtenidos a partir de óvulos modificados. Algunos ya están implantados, con embarazos en curso”.
“Hoy en día, por primera vez en el mundo, el derecho inalienable de una mujer a convertirse en madre con su propio material genético se convirtió en una realidad”, se congratuló el jueves el doctor Psathas, presidente del centro griego Institute of Live (IVF).
El doctor Costa Borges saludó “este resultado excepcional que permitirá a innumerables mujeres realizar su sueño de convertirse en madres con su propio material genético”, según su comunicado.