El gobierno de Mauricio Macri formalizó su decisión de abandonar la Unasur. La medida había sido anticipada un año atrás, cuando la Argentina suspendió su participación, pero el pasado 22 de marzo tomó cuerpo cuando los mandatarios de la derecha de la región se reunieron en Santiago de Chile para crear el Prosur, un foro regional alineado con la Casa Blanca y con el derrocamiento del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, como principal objetivo.
El paso formal dado por la Cancillería argentina fue el envío de una comunicación de denuncia del tratado constitutivo del organismo regional, con sede en Ecuador, y otra dirigida al canciller de Bolivia, Diego Pary Rodríguez, presidente pro témpore de la organización creada en 2008 por el impulso de los presidentes progresistas de la región. Sin embargo, para el presidente del bloque del Parlasur FpV-PJ, Oscar Laborde, la Cancillería está “forzando la interpretación legal y técnica” de un acuerdo entre Estados que fue ratificado por los Congresos de todos los países miembro.
“El Poder Ejecutivo puede suspender su participación, puede protestar, pero para desandar el camino de una acuerdo hecho entre Estados y no entre gobiernos, tiene que haber una ley, tiene que volver a ser consultado el Poder Legislativo”, apuntó ayer Laborde. La Argentina aprobó el tratado constitutivo del organismo por unanimidad el 10 de junio de 2010.
“Acefalía”, “una agenda con alto contenido ideológico” y “desorden administrativo” fueron los argumentos utilizados por el canciller Jorge Faurie para justificar la salida de Argentina, que sigue a las ya anunciadas por Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú. “Prosur será un foro sin ideología ni burocracia”, sostuvo Piñera en la jornada debut del 22 de marzo pasado en el Palacio de La Moneda donde lo escucharon los mandatarios de la derecha regional, entre ellos, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
La fundación de Prosur ocurrió como continuidad de otro espacio regional creado con el respaldo de Estados Unidos y el objetivo de aumentar la presión sobre el gobierno de Maduro: el Grupo de Lima. Lanzado en 2017 con el argumento de respaldar el diálogo en Venezuela, la mayoría de los países integrantes -Bolivia fue excluido- respaldaron abierta y coordinadamente la autoproclamación de Juan Guaidó, pero no pudieron pronunciarse de manera unánime en contra del nuevo mandato de Maduro por oposición de México y Uruguay. Así, el Prosur vino a sellar la alianza política entre los países alineados con la Casa Blanca.
“El anuncio de abandonar la Unasur es una continuidad de la política exterior de debilitar el Mercosur, denostar al Parlasur y privilegiar la relación bilateral con Estados Unidos. Una política que no tiene lógica ni política ni económica”, criticó Laborde en diálogo con PáginaI12. El parlamentario recordó cómo la alianza fue útil para pacificar conflictos entre Colombia y Venezuela, intento de golpe de Estado en Bolivia y solidificar acuerdos económicos frente a la crisis de 2008.
“¿Por qué privilegiamos el alineamiento con Estados Unidos, país con el que tenemos una relación comercial deficitaria, para alejar inconvenientemente la relación comercial con Bolivia o Venezuela? Este desmembramiento de la región hace que Brasil tome decisiones comerciales como las de bajar los aranceles de exportación de trigo a Estados Unidos, en perjuicio de 600 millones que exporta la Argentina”, ejemplificó Laborde. “Esta es una decisión claramente ideológica, porque de conveniencia tiene cero”.