Hay un nuevo paradigma donde la amnesia no tiene cabida y sacude con fuerza al fútbol. Una marea de socios e hinchas tomaron en sus manos la memoria colectiva. Este domingo darán otro paso los de Estudiantes y Banfield en La Plata. Son pioneros. Lanzarán en el Estadio Unico la campaña conjunta para que recuperen su condición de asociados los detenidos-desaparecidos de ambos clubes. Aquellos que contaban con carnet, como Daniel Omar Favero y que incluso había integrado la 9º división del Pincha en 1971. O Germán Nicolás Gavio, que en un carnet de cuerina verde de 1973 acreditaba su relación con el Taladro. Familiares, amigos y allegados serán convocados a que se acerquen con datos que permitan confirmar el vínculo con las instituciones. La iniciativa se difundirá por la voz del estadio y la pantalla gigante de la cancha ante las dos hinchadas.
En Estudiantes fue un estímulo para la campaña el descubrimiento de que Rodolfo Walsh había estado asociado en 1951. La documentación que lo confirma se conserva con esmero en su sede de la calle 53. La noticia se conoció en febrero pasado. Un grupo de colaboradores de la fundación del club “encontró la planilla completada por él de puño y letra. Fue sin planificarlo, estábamos en otra búsqueda y nos topamos con su registro”, le cuenta a PáginaI12 uno de los socios que facilitó el hallazgo.
Solo resta saber otro dato tan curioso como posible. Si el autor de la “Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar” representó como ajedrecista al club. Se conoce que Walsh era un jugador avanzado. Incluso se sabe que frecuentó muchas tardes al Club de Ajedrez de La Plata de 6 y 54 donde disputó varias partidas en Tercera Categoría. Tenía el número 539 de socio activo. Ahí se inauguró en 2007 una placa que lo recuerda, a treinta años de su desaparición. En un bar próximo a la sede escuchó la célebre frase “Hay un fusilado que vive”, preámbulo de su obra periodística clave, Operación Masacre. Lo cuenta en el prólogo a la tercera edición del libro: “La primera noticia sobre los fusilamientos clandestinos de 1956 me llegó en forma casual, a fines de ese año, en un café de La Plata donde se jugaba al ajedrez”.
En Banfield llevan confirmados más de diez casos de socios desaparecidos. Resta que se convaliden otros más. El club se ha transformado en una caja de resonancia de las causas por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura. Sergio “Cherco” Smietniansky, abogado de la Cadep (Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo), es uno de los hinchas más activos. La semana pasada denunció el ataque contra un mural que la militancia banfileña había pintado sobre una pared del estadio Florencio Sola, la que da a la tribuna Eliseo Mouriño (ver aparte).
Así como en el club del conurbano bonaerense se lleva un registro de las víctimas del terrorismo de Estado, y se analiza la posibilidad de modificar el estatuto para incorporar la categoría de socio detenido-desaparecido, en Estudiantes ya tomaron nota de al menos cinco casos. Sus familiares se acercaron a brindar información para que se les restituya la condición de asociados. En principio se fijó como plazo para hacerlo hasta el 1º de septiembre próximo.
El club que preside Juan Sebastián Verón ya había homenajeado a Horacio Angel Ungaro en 2015, uno de los estudiantes secundarios secuestrado y desaparecido en La Noche de los Lápices. Socio cadete 119.492 en 1972, la familia todavía conserva su carnet que confirma la relación con Estudiantes. En ese mismo estado se mantiene el del joven poeta y músico Favero, que pasó por la 9º división en 1971 y continúa desaparecido. En su homenaje, hoy funciona en La Plata un centro cultural que lleva su nombre. Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes de aquel operativo liderado por los genocidas Ramón Camps y Miguel Etchecolatz la noche del 16 de septiembre de 1976, también es socio de Estudiantes.
En Gimnasia tampoco faltaron evocaciones el último 24 de marzo. Se rindió tributo a la memoria de sus deportistas desaparecidos: los militantes y ex futbolistas Antonio Piovoso, Luis Ciancio y Miguel Sánchez –más conocido en su versión de atleta– y los jugadores de vóley Pedro Disalvo y Gustavo Ogando. También hubo homenajes en varios clubes como Racing, Rosario Central, Ferro y Temperley, entre otros.
En Banfield guardan como una reliquia el carnet 11.713 del joven Gavio con la cuota paga de mayo del ‘73. La foto con cara de pibe y estudiante secundario vestido con camisa y corbata se identifica mucho con las de Ungaro y Favero. El abogado Smietniansky se muestra entusiasmado con la envergadura que van tomando los actos por la restitución de la condición de socios en varios clubes. Racing es muy probable que vaya camino a eso gracias al libro del sociólogo Julián Scher sobre sus desaparecidos. Luciano, uno de los referentes de la agrupación Boca es Pueblo, nos consulta si existe información sobre los socios e hinchas de su club. El efecto contagio tarde o temprano se producirá.
“Es una gran noticia –dice Cherco– cómo Estudiantes y Banfield acordaron que en el partido del estadio Ciudad de La Plata se promocionen las campañas de ambos clubes, porque son los dos únicos que las lanzaron públicamente para reasociar a los detenidos-desaparecidos.”
Mucho tiene que ver con este escenario de cambios, de revisionismo en las instituciones del fútbol argentino, la creación de la Coordinadora por los Derechos Humanos. Nació en diciembre de 2017 durante una actividad en el club Defensores de Belgrano. Se presentaba aquel libro de Scher: Los desaparecidos de Racing. Hinchas y socios de San Lorenzo, Rosario Central, Argentinos Juniors, Lanús, Banfield, Defensores, Ferro y la Academia, a los que al toque se sumó Huracán, pusieron la piedra fundacional. Y para simbolizar el camino que habían elegido, se sacaron una foto conjunta en la puerta de la tribuna Marquitos Pato Zucker. La Techada que recuerda al hincha desaparecido que recibió el primer homenaje de ese tipo en la Argentina el 25 de mayo de 2001.
La Coordinadora sostenía en su primer documento: “Los clubes, nuestros clubes, fueron también víctimas del plan sistemático de exterminio ejecutado por la última dictadura cívico-militar desde el momento en que tenemos certeza de que tienen socios –o sea, miembros legítimos y legales– detenidos-desaparecidos”. Un año y cuatro meses después de su constitución, la búsqueda de señales como un legajo, un carnet, una foto o un simple indicio de que pasaron por las instituciones deportivas que amaron, empezó a concretarse. Es el primer paso hacia la restitución simbólica de un derecho que tiene una fuerza inusitada.