El ex presidente francés Nicolás Sarkozy será juzgado por presunta financiación ilegal de la campaña para las elecciones presidenciales de 2012, en las que ganó el socialista Francois Hollande. A Sarkozy lo acusan de haber falsificado facturas y documentos estatales para cubrir un faltante de 18 millones de euros, que sirvieron para impulsar la campaña de la ex Unión por un Movimiento Popular de los republicanos.
El Tribunal Correccional de París lo juzgará a él y a otras 13 personas del partido por haberse excedido de los 22.5 millones de euros establecidos por año. Según la acusación, el presidente fue alertado por el ritmo desmesurado de sus gastos pero los omitió.
La justicia da así un paso clave en el llamado caso Bygmalion, la empresa de eventos que gestionó muchos actos de aquella campaña. La sociedad había sido creada por personas cercanas a François Copé, entonces presidente del partido, también investigado. La fiscalía sostiene que entre la empresa y el partido se cruzaron facturas falsas por 18 millones de euros.
Desde la defensa del ex presidente consideran que ese es un caso cerrado porque ya en julio de 2013 el Consejo Constitucional invalidó las cuentas de la campaña, obligó a Sarkozy a pagar una multa de más de 360.000 euros y a devolver la subvención pública, de casi 12 millones. "Se impone a todas las jurisdicciones por lo que mi cliente no puede ser juzgado dos veces por los mismos hechos”, señalaron sus abogados.
El escándalo se dio a conocer en 2014, Sarkozy fue interrogado en febrero de 2015 e imputado en septiembre de ese año. Pero esta no es la única causa que persigue al ex mandatario, que está imputado en otro caso por presunto tráfico de influencias a favor de un juez que le informaba de la media docena de causas por las que está siendo investigado.
La Justicia también investiga si su campaña de 2007, la que le condujo al gobierno, fue financiada con fondos libios. Según el testimonio de un intermediario, la campaña recibió 5 millones de euros de Muamar Gadafi.