PáginaI12 en Italia
Desde Roma
Al ver los carteles publicitarios de las próximas elecciones europeas de mayo que presentan como candidato a Cayo Julio César Mussolini, algunos se preguntaban “¿será un pariente?”. No de Cayo Julio César, uno de los más grandes emperadores de la Antigua Roma, sino de Benito Mussolini, conocido como “il Duce”, creador del fascismo y gran aliado de Hitler y de Franco, los dictadores que provocaron la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.
En realidad a Cayo Julio César Mussolini lo conocían pocos hasta ahora. Bisnieto de Benito Mussolini, 50 años, nació en Argentina donde vivió con su padre Guido y su familia varios años. También fue a vivir a Argentina después de la guerra su abuelo Vittorio Mussolini, casado en 1937 con Orsola Buvoli, una italo-argentina. Siendo pequeño Cayo Julio César, su familia se trasladó a Venezuela donde vivió de 1978 a 1986. De joven decidió entrar en la Marina Militar y años después pasó al mundo empresarial llegando a ser manager de Oto Melara, una sociedad perteneciente al grupo italiano Finmeccanica, dedicada a la fabricación de armas, entre otras armas de uso naval.
Desde hace 12 años, Cayo Julio César vive en Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes, donde trabaja para Drass, una sociedad italiana de la ciudad de Livorno que produce pequeños submarinos entre otras cosas. Pero ahora está en Italia haciendo campaña electoral.
El bisnieto de Mussolini es candidato a diputado del Parlamento Europeo por el partido de derecha “Fratelli d’Italia” (Hermanos de Italia) liderado por Giorgia Meloni. Ambos hicieron un curioso video de presentación de esa candidatura con un fondo particular: el Coliseo Cuadrado (llamado así por su similitud con el antíguo Coliseo de Roma), un monumento de la “arquitectura fascista”, construido en época de Mussolini (a partir de 1938). Su nombre original es “Palacio de la civilización del trabajo”. Fue construido en ocasión de la programada (y luego anulada por la guerra) Exposición Universal de Roma (EUR) en un barrio también mandado a construir por “Il Duce”, fuera del centro histórico de la capital, y conocido hoy simplemente como EUR. No obstante el fondo de ese video, que hace una clara alusión a Benito Mussolini sugiriendo tácitamente que los que hablan proponen algo parecido, Meloni ha repetido varias veces que candidatea a este Mussolini, como lo hizo con Rachele Mussolini – nieta de Benito Mussolini y actual consejera en el Municipio de Roma– no por su apellido sino por sus cualidades personales.
La presencia del nuevo Mussolini ha desencadenado no pocas polémicas. Hace pocos días, Facebook canceló provisoriamente su página, al parecer sin explicaciones. A lo que el candidato reaccionó acusando a Facebook de discriminación y amenazándolo con una causa judicial iniciada por sus abogados. “Cada vez que Italia se acerca a las elecciones reaparece la polémica sobre el fascismo y el extremismo de derecha. Lo que ocurrió a Cayo Mussolini por su candidatura es vergonzoso, se trata de un verdadero linchaje”, comentó el presidente de los senadores de Fratelli d’Italia, Luca Ciriani. “Quiero tranquilizar a todos –explicó Cayo Mussolini en una nota por su parte–. No haré campaña electoral con “i fasci littori” (un bastón típico de la Antigua Roma, envuelto en cintas de cuero y con un hacha, símbolo de poder durante el fascismo) ni saludos romanos (con el brazo derecho en alto, típico del nazismo y del fascismo). Pero encuentro inaceptable que Facebook haya cerrado mi perfil personal”. “Hermanos de Italia es un partido patriótico como lo soy yo”, dijo además el bisnieto del dictador, agregando: “No soy un fascista. El fascismo murió con Mussolini. Yo llevo un apellido difícil pero espero ser juzgado por lo que he hecho y lo que haré”.
Con Cayo Julio César serán tres los Mussolini llegados al mundo de la política en Italia ya que además de Rachele hay que agregar a su hermana Alejandra, con muchos más años de experiencia política que sus parientes, diputada europea que en mayo termina su mandato y exponente ahora del partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia, aunque empezó su carrera como parte del partido filo-fascista Movimiento Social Italiano (MSI).
Otro Mussolini intentó llegar a la política pero sin éxito. Fue el caso de Guido Mussolini, padre de Cayo Julio César e hijo de Vittorio, que recién en 1990 volvió a Italia después de vivir en Argentina y Venezuela desde fines de la Segunda Guerra. Guido se presentó sin éxito como candidato a senador en 1994, con el partido Fiamma Tricolore (Llama Tricolor) y en 2001 como candidato de la ultraderechista Forza Nuova (Fuerza nueva) para la alcaldía de Roma.
Que tres Mussolini aparezcan hoy en el mundo político italiano es para muchos analistas, una luz roja, una señal de alarma de lo que está sucediendo en el país, especialmente desde la llegada al gobierno, hace poco más de un año, del partido de derecha, La Liga, liderado por Salvini. Pero también es una señal de alarma de lo que está sucediendo en Europa, donde la derecha y ultraderecha están avanzando a pasos agigantados en los últimos años. Así lo han demostrado los resultados de las elecciones en Austria, Dinamarca, Hungría, Eslovaquia, Alemania, Suecia, Francia, Italia, Polonia, Bélgica. No en todos estos países han llegado al gobierno, pero su progreso en materia de resultados electorales es notable.
Y las banderas que levantan son más o menos las mismas en toda Europa. En primer lugar la lucha contra la inmigración –que hoy sobre todo proviene de África– que ellos consideran peligrosa, sin aceptar, entre otras cosas, como repiten las organizaciones internacionales, que un continente con baja tasa de natalidad como Europa, tendrá necesidad de jóvenes inmigrantes que trabajen y paguen sus contribuciones al estado para que así el estado pueda pagar las jubilaciones de los miles y miles de jubilados europeos. El otro tema que la derecha levanta como bandera es la soberanía de los propios países, criticando a la Unión Europea que los obliga, dicen, a cumplir con ciertas normas que ellos consideran perjudiciales para sus naciones.
De hecho todo el desconcierto de la población que ahora vota y prefiere la derecha, tiene que ver con la gran incertidumbre creada por la globalización, que si bien ha permitido el crecimiento de muchas economías, ha planteado otros desafíos a nivel laboral y social, que las sociedades no han sabido afrontar (el avance tecnológico y las migraciones y por ejemplo). Y la responsabilidad en parte corre por cuenta de ciertos partidos políticos, incluidos los de izquierda y centro, que no han sabido crear un proyecto de país que dé respuesta a estos interrogantes.
La derecha, que aparece tímidamente como la alternativa a esta situación, se ha organizado internacionalmente y para eso fundó en 2010, la Alianza Europea por la Libertad de la que participan, entre otros, la francesa Marine Le Pen de Agrupación Nacional (ex Frente Nacional) y el ministro del Interior italiano y encarnizado luchador contra los migrantes, Matteo Salvini de La Liga. Esas alianzas se han fortalecido en vista de las próximas elecciones europeas del 26 de mayo. Si la derecha obtiene la mayoría parlamentaria, la Unión Europea, según algunos expertos, correría serios riesgos ya que podría cambiar en muchos aspectos, no sólo a nivel político y económico sino en cuanto a sus alianzas y acciones militares.