Estados Unidos profundiza en estos días su ofensiva hacia los países de América Latina que no se disciplinan a su política. Su secretario de Estado Mike Pompeo culminó una gira por la región porque ve “una oportunidad de asociarnos con verdaderas democracias”. Ergo, aquellos gobiernos que se suman a la arremetida contra Nicolás Maduro como Chile, Paraguay, Perú y Colombia. Para este miércoles 17, en el 58º aniversario de la fracasada invasión a Cuba en Playa Girón, John Bolton, el asesor en seguridad nacional de Donald Trump, prometió anuncios injerencistas desde Miami. EE.UU. también sancionó el viernes pasado a cuatro empresas que trasladan el petróleo con que Venezuela abastece a la isla del Caribe. Steven Mnuchin, el secretario del Tesoro, lo informó en un comunicado. En el recrudecimiento de medidas cada vez más duras hasta la ligó el presidente de Bolivia, Evo Morales. El Senado norteamericano se pronunció el jueves por unanimidad contra la posible reelección del mandatario en octubre. Es muy factible que esta dinámica de intervención progrese. Estados Unidos siempre invocó cuestiones estratégicas para entrometerse en los asuntos internos de cada nación indócil.
En la primera escala de su viaje por América del Sur, Pompeo llenó de elogios al mandatario chileno: “Quiero aplaudir al presidente Piñera por ayudar a aislar al presidente Maduro y demostrar compasión por las personas inocentes que escapan de la crisis económica y humanitaria en su país”. De Santiago partió hacia Paraguay, no sin antes agradecerle al gobierno trasandino la creación del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur). Un nuevo bloque regional de gobiernos de derecha que pretende presentarse como la contracara de la Unasur.
A su llegada a Asunción, el secretario de Estado declaró: “Hay que trabajar en equipo” en alusión a cómo hay que intervenir en Venezuela junto a los países aliados de EE.UU. Se reunió con el presidente Mario Abdo Benítez y definió una pretensión obvia, aunque la historia lo desmienta. “Paraguay y Estados Unidos son aliados estratégicos”, dijo. Lo real es que un funcionario de la jerarquía de Pompeo no viajaba a la tierra de Augusto Roa Bastos desde 1965. Pasaron 54 años. La gira continuó el sábado en Lima, donde el funcionario fue recibido por el presidente peruano Martín Vizcarra y finalizó ayer en Cúcuta, Colombia, ciudad fronteriza con Venezuela.
En su breve estadía en esta localidad convulsionada por la migración de venezolanos y que acumula toneladas de ayuda humanitaria, Pompeo hizo una recorrida junto al presidente colombiano Iván Duque, uno de sus principales aliados. Su presencia en el lugar sonó a una nueva provocación diplomática. Si a eso se pareció la visita del secretario de Estado en la frontera con Venezuela, el anuncio de que Bolton brindará un discurso en Miami pasado mañana –cuando se cumpla el 58º aniversario de la invasión a Cuba en 1961– es la reivindicación de un fracaso armamentista. “Encantado de anunciar que el 17 de abril me uniré a la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos en Miami para dar un discurso sobre los importantes pasos que está dando el gobierno para afrontar amenazas a la seguridad relacionadas con Cuba, Venezuela y la crisis democrática en Nicaragua”, escribió en Twitter. Bolton definió en noviembre pasado a los tres países que mencionó como “la troika de la tiranía” o el “triángulo del terror”.
Estas expresiones de cowboy para todo servicio suelen relativizar el afán de lucro que buscan las corporaciones de EE.UU. Citado por Efe, John Kavulich, el presidente del Consejo Comercial y Económico EE.UU.-Cuba, considera que Bolton podría aprovechar su discurso para volver a incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo para el Departamento de Estado, aunque ésa sería una atribución de Pompeo y no de este asesor presidencial. El empresario Kavulich es el mismo que en 2017 definió al expresidente Barack Obama como “el último de los salvavidas de la Revolución Cubana, porque ya no había más personalidades disponibles para salvar a Cuba”. Crítico del gobierno de La Habana, pero hombre de negocios al fin, lo único que le interesa es que funcionarios como Bolton no dinamiten los pocos puentes que quedan tendidos entre los dos vecinos.
Resulta evidente que el gobierno de Trump quiere que se produzca un efecto dominó con Cuba y Venezuela. Si se endureciera aún más la ley Helms-Burton de marzo de 1996, como lo determina su título III –y que ha estado congelado por 21 años–, cualquier compañía que no sea de EE.UU y comercie con Cuba podría ser sometida a represalias si se valiera de bienes confiscados por la Revolución. A sus dueños incluso podría prohibírseles el ingreso a Estados Unidos. En otras palabras, se reforzaría el principio de extraterritorialidad a que son tan afectos en la Casa Blanca.
El presidente cubano, Miguel Díaz Canel, responsabilizó el sábado a Estados Unidos de haber hecho retroceder las “precarias” relaciones bilaterales “hasta el peor nivel” en 60 años. Lo hizo ante la Asamblea Nacional en La Habana, que también cuestionó de manera “total” lo que ya se descuenta. Una vuelta al pasado bajo las peores condiciones del bloqueo como se determina en el título III de la ley del ‘96. El parlamento cubano se pronunció así dos días después de que el Senado de EE.UU. le pidiera a Bolivia que Evo Morales evite su aspiración de ir por un cuarto mandato.
La Cámara Alta aprobó el jueves un proyecto de los legisladores del Partido Demócrata, Bob Menéndez y Dick Durbin y el republicano Ted Cruz bajo el argumento de que “Bolivia se encamina a una dirección muy peligrosa, alineándose con regímenes ilegítimos e ilegales, incluido el de Maduro en Venezuela”. La respuesta del vicepresidente boliviano, Alvaro García Linera, no demoró: “Estados Unidos es una potencia decadente en las que sus clases medias están siendo duramente golpeadas. Es un país que tiene problemas de pobreza, exclusión. Son problemas que tienen que ser resueltos por sus autoridades en vez de entrometerse en asuntos internos de otros países”.
El Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) habilitó a Morales para que se postulara a una tercera reelección en noviembre de 2017. Un referéndum celebrado el 21 de febrero de 2016 había arrojado un 51 % por la negativa a esa aspiración en votación muy cerrada. El Senado, uno de los poderes del Estado en EE.UU, se sintió con derecho a intervenir en los asuntos internos de Bolivia. Igual que lo hizo el secretario del Tesoro Mnuchin con relación a Venezuela: “el petróleo pertenece al pueblo venezolano, y no debería ser usado como una herramienta de negociación para respaldar dictadores y prolongar la opresión”, dijo el banquero que aplica las sanciones de Estados Unidos en un comunicado. Igual concepto que el aplicado en Irak y Libia.
La detención de Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres completó la escalada de ataques a países, gobiernos o personas que no se disciplinan al nuevo orden planetario. Sobre el fundador de WikiLeaks pesa un pedido de extradición de Washington porque lo considera una amenaza a su seguridad. Igual que Cuba, Maduro, Evo y ahora el activista australiano al que entregó de pies y manos el presidente ecuatoriano Lenín Moreno.