El Night King y un White Walker sacándose fotos con gente algo achispada por un trago bautizado, precisamente, White Walker. Varios rounds de caballeros dándose sin asco con espadas, martillos y escudos peligrosamente contundentes. Varios muertos vivos descolgándose del techo en medio de una música ominosa. Una gran pared con las caras de los muertos en la Casa de Blanco y Negro. Un lado de la amplia nave de ingreso ganada por el rojo fuego, el otro pintado de azul hielo: una noche, la Facultad de Derecho de Buenos Aires se convirtió en el epicentro del comienzo de la última temporada de Game of Thrones.
La acción publicitaria impulsada por HBO y Flow reunió a fanáticos ganadores de un concurso (los que tenían más “visionados” en su plataforma), periodistas y celebridades amantes de la serie –o no-, que además de la irresistible oferta de ver el primer capítulo de la octava temporada en el Aula Magna (¿serán los integrantes de la Corte Suprema seguidores de la serie? ¿qué opinarán del uso de las instalaciones?), gozaron de una cena bien provista –aunque no se vio el célebre “kidney pie”-, varias acciones temáticas, la pintura en vivo de un mapa de Westeros a cargo de la artista Anita Rizzi y el cincelado de un bloque de hielo con la forma del lobo de la casa Stark.
A pesar de la ansiedad palpable, los asistentes sin embargo debieron esperar como todo el mundo a las 22 horas: a las 21. 15 se permitió el ingreso al Aula, donde un septeto tocó varias canciones características de la serie (incluyendo, por supuesto, su célebre tema de apertura), y luego Luciano Banchero ofició de maestro de ceremonias para el sorteo de varios premios que matizó la espera. Viendo sin problemas la transmisión televisiva de HBO, quienes atestaron la sala se enteraron solo después del colapso sufrido por la plataforma web HBO GO -arrasada por la expectativa producida por la serie tras un año y ocho meses fuera del aire-, la oleada de indignación en las redes y el pedido de disculpas de la señal de cable.