El presidente Mauricio Macri informó que la inflación alcanzará “un pico” en marzo. Las afirmaciones del mandatario permiten anticipar que la medición oficial que será difundida hoy superará el 4,0 por ciento. “Esperamos que sea un pico a partir del cual vayamos avanzando paso a paso hasta erradicarla y ser un país más de la enorme mayoría que tiene una inflación de un dígito (anual)”, expresó el mandatario durante la inauguración de un edificio de la firma Accenture en Parque Patricios.
“Salir de 80 años con una inflación promedio, sin contar las híper, de 62,6 por ciento no es tan fácil, porque hay comportamientos culturales que cuestan erradicar”, indicó el presidente quien había dicho en la campaña que “eliminar la inflación será la cosa más simple que tenga que hacer sí soy presidente”. Cuando Macri ingresó a la Casa Rosada la inflación rondaba el 25 por ciento anual. La última medición del Indec arrojó aumentos por encima del 51 por ciento, los guarismos más elevados en veintiocho años. A pesar del recesivo torniquete monetario y fiscal desplegado por el gobierno, los aumentos en tarifas en el transporte público, gas y los combustibles registrados este mes vuelven improbable la desaceaceleración en la dinámica de precios anticipada por el mandatario.
“Hemos empezado por hacer lo que corresponde, lo que hace cada uno en su casa, que es no vivir de prestado, no gastar más que lo que se tiene”, consideró Macri. Hace menos de un año, el mandatario solicitó un crédito por 57.000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional para intentar frenar una corrida cambiaria y despejar la incertidumbre alrededor de la sustentabilidad de la deuda. Ni siquiera el FMI espera que la inflación afloje en 2019. El último reporte elaborado por los técnicos del organismo corrigió al alza sus todavía optimistas proyecciones de precios de 20,2 a 30,5 por ciento para este año.
“Estamos logrando que se entienda que los presupuestos tienen que estar equilibrados. Y ahí empezamos a construir un país en el cual no haya más inflación”, aseguró Macri durante el acto donde estuvo acompañado por el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. A lo largo de los últimos tres años la inflación no solo registró un marcado incremento sino que esa dinámica estuvo acompañada por un marcado deterioro en el poder de compra de los trabajadores. Con un alza de 4,0 por ciento en marzo, la medición de inflación realizada por el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET) de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (UMET) acumuló una suba de 11,1 por ciento en tres meses. Las estimaciones registraron un incremento de 53,8 por ciento frente al mismo período del año pasado.
“La inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar. En mi presidencia la inflación no va a ser un tema”, aseguraba antes de asumir el presidente que finalizará su mandato con los niveles de precios más elevados desde 1991. “Si la inflación no baja es culpa mía, no le voy a echar la culpa a otro”, había prometido Macri en marzo de 2016 cuando se consideraba ya superado el impacto de la megadevaluación registrada en diciembre de 2015 tras la eliminación de las medidas de administración del mercado cambiario.
Aunque el gobierno restringió la emisión de dinero y encaró un profundo ajuste del gasto, la inflación no solo no cedió sino que volvió a mostrar signos de aceleración al ritmo de las tensiones cambiarias y financieras. La volatilidad cambiaria no es el único factor que incide en la dinámica de precios. Los aumentos en los costos de producción cuyos precios fueron liberalizados por el gobierno como la energía junto con el alza en las tasas de interés aportan a mantener elevados niveles de inflación.
“Lo que estamos discutiendo es algo que ya resolvieron los peruanos, los chilenos, los paraguayos, los uruguayos: ninguno de ellos están preocupados por la inflación, por el tipo de cambio, porque han logrado estabilidad macroeconómica”, consideró Macri. Desde la perspectiva del mandatario, los moderados niveles de inflación exhibidos por esos países responden a la existencia de “dirigentes responsables que no mientan y que gasten exactamente los impuestos que les pagamos”.