La sonda de la Nasa Osiruis-Rex reveló las primeras fotos del asteroide potencialmente peligroso para la Tierra. Bennu, también llamado “el asteroide del apocalipisis”, tiene 490 metros de diámetro y está repleto de piedras y rocas, mucho más de lo que preveían los científicos.
Las imágenes inéditas del cuerpo celeste publicadas en la cuenta de Twitter de la Nasa fueron captadas el 7 de marzo por la cámara PolyCam de la sonda Osiris-REx a una distancia de tan solo 4,8 kilómetros del asteroide.
En la primera foto se puede ver la roca más grande del hemisferio norte de Bennu, que alcanza una altura de 23,5 metros, de acuerdo a la NASA. “Este es un buen ejemplo de algunos de los ángulos de visión oblicuos que estamos trabajando para conseguir (fotografiar a) Bennu”, destacaron los científicos este viernes. “Las sombras en este ángulo dan una sensación de la altura de la roca, y podemos ver más detalles de la superficie desde este ángulo”.
La misión de la sonda consiste en obtener una muestra del peligroso asteroide para luego estudiarlo en la tierra. El primer contacto directo con Bennu está planeado para julio de 2020, cuando se tocará la superficie durante cinco segundos con un brazo articulado para recoger grava y polvo. Esas muestras se cotejarán en 2023, cuando la sonda vuelva a la Tierra.
Bennu es un asteroide que orbita alrededor del Sol y completa su órbita en 436.604 días (1,2 años); una vez cada 6 años se acerca a la Tierra. Debido a su proximidad con nuestro planeta, existe una alta posibilidad de que Bennu impacte en la Tierra a finales del siglo XXII.
Se trata de un asteroide llamado “pila de escombros”, lo que significa que está formado por piezas que se separaron de un cuerpo más grande y luego se aglomeraron por los efectos de la gravedad. Tiene más de 200 rocas de más de 10 metros de diámetro, e incluso algunas de más de 30 metros, según describieron los investigadores de Nature Astronomy. Muchos cráteres tienen entre 10 y 150 metros.
La sonda, sin embargo, estaba preparada para captar las muestras en una superficie plana en un radio de 25 metros, pero según las fotografías tomadas desde diciembre, no existe una zona tan grande y sin rocas. Por lo tanto, deberá apuntar a una zona más pequeña. “Volvemos al punto de partida y empezamos a pensar de nuevo”, dijo Dante Lauretta, jefe de la misión. En esa misma línea, el director del proyecto, Richard Burns, destacó: “Vamos a tener que dar en el clavo”.
Otro dato que podría complicar la operación es que Bennu expulsa partículas que terminan cayendo como una lluvia. Pero el equipo cree que esto no debería poner en peligro la sonda.
Según la NASA, el Centro de Estudios NEO del Laboratorio de Propulsión a Chorro (CNEOS, por sus siglas en inglés) predijo los futuros movimientos orbitales de Bennu basándose en 29 observaciones de radar y 478 observaciones ópticas del asteroide realizadas por rastreadores de todo el mundo entre septiembre de 1999 y enero de 2011.