“El aire está lleno de nuestros gritos
pero la costumbre ensordece”.
Esperando a Godot, Samuel Beckett
El verbo “conspirar” enlaza el prefijo con- (unión, juntos) a spirâre (respirar) señalando la “acción de respirar unidos, juntos”.
Todos los seres vivos respiramos moléculas de dinosaurios y mariposas, partículas de progenies, flores, frutos, nubes, lágrimas, bálsamos y agrotóxicos.
La humanidad respira en silencios, palabras y narraciones del lenguaje.
Somos surcados por el ritmo personal de aspiraciones y expiraciones y las ineludibles con-respiraciones que reordenan lo pensado, sentido y dicho.
Alcanza con prestar atención a los signos de puntuación en el escrito, a las imprescindibles pausas del idioma hablado, al compás de pensamientos y emociones y a los vacíos entre notas del instrumento, para apreciar los movimientos respiratorios.
Antiguas tradiciones consideran que acceder al conocimiento requiere práctica en los ejercicios respiratorios del yoga (unión) para controlar la fuerza vital y armonizarla con la energía universal.
En el afán de apartarse del mundo material, algunas corrientes culturales hacen de la respiración una oportunidad para el aislamiento y la falta de empatía.
“Ningún hombre puede usar sus pulmones para respirar por otro hombre. Todas las funciones del cuerpo y del espíritu son privadas. No pueden ser compartidas o transferidas” dijo Ayn Rand. Niega la experiencia de la reciprocidad del intercambio aéreo y de paso, la mutualidad de derechos y obligaciones.
Elías Canetti discrepa. “El aire es para todos, todo el mundo puede tomarlo, cualquiera fuera este aire y quien quiera que fuera el que lo tome, la libertad de respirar es la única que hasta la fecha no ha sido realmente destruida”.
Félix Guattari aclara. “Conspirar quiere decir respirar juntos y es por eso que somos acusados… porque rechazamos respirar en trabajos asfixiantes”.
La conciencia de la respiración sirve para aprender y comprender al Otro.
También, para adormecer pueblos y convertir personas en masa.
Sin proyectos fraternos, el aire alcanza para alquilar gurúes inspiradores de líderes violentos y tecnología de punta.
Los idólatras del éxito conciben el engaño como arte. El in-comunicador manipula las subjetividades con distracciones que inoculan prejuicios y segmentación ciudadana y electoral mediante fábulas de odio y similares argumentos a conspiraciones que ya precedieron sinnúmero de hambrunas, cruzadas y guerras.
Gestionando categorías como “Posverdad” o “Fake news” (disfraces mediático/académicos de la mentira) asisten al “Lawfare”; imponiendo la voluntad del príncipe y deslegitimando no solo la Justicia, sino a toda institución democrática.
Las respiraciones inclusivas cambian la mirada sobre la realidad.
En tiempos que capitales especulativos internacionales interfieren con tecnologías intrusivas y publicidades presuntamente inocuas para mutar los contenidos (incluso de programas y blogs opositores) el desafío sigue siendo educar. Educar hasta convertir en hábito la identificación de farsas y el valor de la coherencia (cualidad de la que carecen las mentiras) entre lo sentido, pensado, dicho y hecho.
Cada ser humano adulto elige qué, cómo y con quiénes respirar.
Las conspiraciones solidarias forjan planes precisos y ganan apoyo popular fortaleciendo a la democracia y a sus hijos.
Para alcanzar un mundo mejor, así conspiraron San Martín, Güemes, Belgrano, Dorrego.
Aún enseñan que, sin Verdad, Libertad y Justicia ni siquiera existe libertad de consumo.
Marta Riskin: Antropóloga UNR.