Frente a la imposibilidad de cumplir el acuerdo con el Fondo Monetario bajo las premisas originales y el actual desempeño de la economía, el Gobierno buscaría como alternativa pedir una extensión con mayores exigencias para el país. El actual programa de stand By podría transformarse en un Extended Fund Facility (EFF), algo así como una extensión en las facilidades de liquidez, que amplía el monto y los plazos. Sin embargo, estos programas permiten al Fondo mayor injerencia en la economía del país deudor en el mediano y largo plazo, dado que se puede devolver hasta en diez años, lo que se convertirá en otra pesada herencia del macrismo. La solución sigue siendo lograr desembarazarse del organismo lo antes posible. Las experiencias en distintos países de los acuerdos EFF fueron casi todas negativas. Según un relevamiento de la consultora Synthesis, de un total de 24 países que acudieron a esta alternativa de liquidez desde 1978, solo cuatro completaron los pagos, uno de manera anticipada, otros cuatro lo hicieron después de caer en cesación y renegociar el acuerdo y el resto tuvo que interrumpir los desembolsos. Los casos de “éxito” fueron ejecutados en su mayoría por gobiernos dictatoriales, que estaban menos sujetos al aval político a la hora de implementar las medidas acordadas con el organismo.
De acuerdo con cifras del Fondo, la deuda externa creció más del ciento por ciento en los cuatro años de gestión Cambiemos, a lo que se suman los compromisos con el organismo. “Sólo entre 2022 y 2023, Argentina tendrá que devolver 45.800 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional por el acuerdo”, señala la consultora que dirige el ex titular del Banco Central, Alejandro Vanoli. La alternativa que se analiza en el Gobierno es pasarse a un acuerdo de Extended Fund Facility, que difiere en varios puntos de los acuerdos del actual Stand By. Extiende los plazos de acción, intervención y supervisión de los programas, pero no implica un incremento significativo de los fondos disponibles.
Los acuerdos Stand By buscan una rápida reversión de los desajustes momentáneos en la balanza de pagos. Los desajustes que generó el macrismo ya dejaron de ser momentáneos. “El EFF fue creado para brindar asistencia a los países: (i) que están experimentando graves desequilibrios en sus balanzas de pagos debido a impedimentos estructurales; o (ii) aquellos caracterizados por un crecimiento lento y una balanza de pagos inherentemente débil”, señala la página Web del organismo que conduce Christine Lagarde. El plazo mínimo entre un stand by y un EFF pasa de un año a cuatro, en tanto el reembolso se duplica a diez años. Los montos pasan del 145 por ciento de la cuota anual del FMI para cada país al 435 por ciento y se exige mayor flexibilidad en la frecuencia de las revisiones que realiza el organismo en cada país.
Malas experiencias
Los EFF fueron creados con la Crisis del Petróleo como contexto, en 1974. Fue la primera de una serie de reformas del Fondo destinadas a ampliar de manera significativa el acceso de los miembros al crédito y dirigido especialmente a los países en desarrollo. “Sin embargo, hacia mediados de la década del ‘80, el propio FMI optó por desestimar los EFF, dado que la implementación sólo se había completado de acuerdo a lo previsto en un número muy reducido de casos”, recuerda el informe del Fondo. Las estadísticas del FMI advierten que las cancelaciones de este programa estuvieron relacionadas con la incapacidad política para cumplir con sus requisitos, lo que se traduce en aplicar el ajuste salvaje que impone el organismo y que en la Argentina tiene nombre de reforma laboral y previsional, al menos en el corto plazo.
“Los casos de éxito fueron ejecutados en su mayoría por gobiernos dictatoriales”, señala el informe de Synthesis. El primero, aplicado en Kenya (1978), fue interrumpido por incumplimiento. Lo mismo sucedió con Egipto (1981), Haití (1981), Jamaica (renegociado en 1984), Sri Lanka (1981), Guyana (1982), Honduras (1982), Sudán (1982), Bangladesh (1983), Marruecos (1983), Pakistan (1981), Costa Rica (1984), República Dominicana (1984), Costa Rica (1984), India (el país se rehúsa a retirar nuevos fondos), Sierra Leona (1984), Zaire y Zambia (cancelado por incumplimiento), Perú (1985) y Brasil (1986). En los casos de México (1979), Filipinas (1982), Costa de Marfil (1982) y Gabón (1984) se completó el programa.
Ucrania constituye uno de los ejemplos más recientes de la modalidad EFF. Luego de atravesar años de importantes conflictos internos y externos, el FMI jugó un papel importante en el devenir económico y político en Ucrania. Su primer programa EFF fue firmado en 1999, aunque fue cancelado en 2002 tras no haber cumplido los objetivos buscados. En 2008 el país volvió a recurrir al Fondo, y para 2010 lideraba el podio de países que más dinero habían recibido junto con Hungría y Rumania. El país se comprometió a reducir en un 40 por ciento el subsidio al valor del gas para los consumidores, lo que motivó duras manifestaciones. En marzo de 2015 el FMI acordó con el gobierno un nuevo programa EFF de cuatro años, aunque nuevamente fue cancelado antes de llegar a término, en 2017, dado que el gobierno sólo había cumplimentado una parte de los acuerdos que liberaría el quinto tramo de desembolsos: la reforma del sistema de pensiones. Hacia fines del año pasado, Ucrania y el FMI acordaron un nuevo Stand By, donde renovaron los compromisos incumplidos anteriormente.