Maruja Chacón Pérez (50) y su hija Shirley Cielo Barrientos (15), ambas peruanas, fueron halladas ayer, enterradas, en una vivienda de Punta Lara, partido de Ensenada, y por el doble crimen la policía busca a un hombre que alquilaba la casa, quien renunció a su trabajo días atrás y desapareció.

El hallazgo de los cuerpos se produjo en un operativo de rastrillaje realizado en la vivienda de Almirante Brown 319, iniciado luego de que los familiares de las mujeres se preocuparan porque desde el 28 de enero no tenían noticias de ellas.

A pedido de la familia, una allegada se presentó en la comisaría local el sábado 4 y dijo que la última vez que las había visto fue el 28 de enero, cuando iban a pasar el día a la casa de un amigo en Punta Lara.

La policía identificó el inmueble, perteneciente a un hombre que afirmó que se lo alquilaba a un compañero de trabajo, identificado como Hugo Hidalgo, de 42 años, quien no se encontraba en el lugar. Luego de realizar averiguaciones, establecieron que trabajaba en la empresa Media Caña y que había renunciado el miércoles tras admitir ante allegados: “Me mandé una cagada”.

Los investigadores hallaron en la casa un arma blanca con manchas de sangre y “un lavadero con piso de cemento pintado en negro recientemente y se detectaron difuminaciones de manchas de sangre”, contó Susana González, secretaria de Seguridad y Justicia de la municipalidad de Ensenada. Y el dueño de casa les advirtió que “era raro” un movimiento de tierra que había debajo de una parrilla, que no estaba cuando alquiló la casa.

El fiscal Marcelo Romero, que entiende en la causa, ordenó que se comenzara a excavar y a unos 80 centímetros de profundidad se encontró una frazada rosada que envolvía una bolsa de nylon transparente donde estaba el cuerpo de la menor. Debajo se halló otra bolsa con un cuchillo, ropa interior y zapatillas presuntamente de las víctimas. Y debajo de otra capa de tierra había otra frazada oscura con una bolsa de consorcio negra donde estaba el cuerpo de la otra mujer.

Las dos víctimas fueron enterradas desnudas y las causales de muerte se conocerán luego de la autopsia que se realizará el viernes, ya que es necesario enfriar los cuerpos debido a que llevaban varios días en el lugar. Una de las cuestiones a determinar con las autopsias es si fueron víctimas de un ataque sexual, lo que no se descarta debido a que los cuerpos estaban desnudos.

Por su parte, Douglas Barrientos, hijo de Chacón Pérez y hermano de Shirley, contó: “Tenemos un audio que grabó una de las amigas de mi mamá cuando la llamó, donde está pidiendo auxilio, decía ‘por favor, no quiero morir’, y de fondo se escucha a mi hermana, que decía ‘salí, salí’”. 

Desde Perú, Barrientos aseguró que el 30 de enero, dos días después de la última comunicación que tuvo con su madre, una amiga de ella “la llamó porque se había enterado de que había desaparecido y grabó la conversación”. Asimismo, precisó que en el audio se distingue el sonido de “una televisión que está a alto volumen”, según él, “para que no puedan escuchar sus gritos, como si estuvieran encerradas en algún lugar”. “Creo que intentó realizar trata de personas con ellas, llevarlas para otro lado, prostituirlas y ellas no se habrán dejado” y ante la “reticencia de las víctimas las asesinó”, estimó.

Kimberly, otra hija de Chacón Pérez, manifestó que el mismo 30 llamó al teléfono de su madre y un hombre le dijo “no está, no está”, luego cortó la comunicación y apagó el celular.

La mujer contó que su madre conoció hace dos meses a un hombre, al que identificó como Hugo Marcos Aniel, quien le ofreció trabajo como barrendera en una empresa de limpieza y le aseguró que iba a “ganar mucha plata”. Y que tenía tres amigos, entre ellos, Hugo Hidalgo. “Yo creo que todos participaron. Mi madre era una persona muy apegada a mi hermana, que era una chica joven, bonita... Ellos abusaron de ella”, aseveró.