La tristeza no tiene fin para los lectores, escritores, ilustradores, diseñadores, docentes y bibliotecarios por el cierre de Ediciones del Eclipse, un sello creado en 1989 por Rosario Charquero. Durante los primeros años publicó textos escolares, hasta que comenzó a editar literatura infantil y juvenil en 1995. En 2003 lanzó la pionera “Libros Album del Eclipse”, la primera colección álbum del país dirigida por el escritor e ilustrador Istvansch, con títulos de Isol, Laura Devetach, Graciela Repún, David Wapner, Gustavo Roldán, Agustín Comotto, Pantana (Sebastián Santana), María Teresa Andruetto, Sergio Kern, Beatriz Ferro y el propio Istvansch, entre otros, además de la reedición de un clásico como La línea, de Beatriz Doumerc y Ayax Barnes. “Hace 25 años empecé a trabajar en Ediciones del Eclipse. Con idas y vueltas, de alguna u otra manera siempre estuve ligado y fui colaborador durante todos estos años”, posteó Ariel del Mastro el 14 de abril en su Facebook. “Lamentablemente hoy la editorial tiene que cerrar sus puertas, después de 25 años de editar un montón de libros hermosos, muchos de los cuales han ganado premios nacionales e internacionales. El cierre es, principalmente, consecuencia de las políticas económicas pero también culturales y educativas que imperan actualmente en nuestro país”.
En el mismo posteo, Del Mastro comentó que “los dueños de la editorial, Manuel y Tomás, tuvieron un gesto enorme de solidaridad con los chicos y chicas de escuelas y bibliotecas públicas y, a través de las redes de cooperadoras, se realizó una donación de miles de libros que llegarán a chicos y chicas de todo el país”. Manuel Saiegh Charquero cuenta que su madre, la fundadora de la editorial, murió en julio de 2011, cuando él tenía 17 años y su hermano Tomás 14 años. “La literatura infantil estaba pasando por un buen momento y era el trabajo de nuestra mamá y queríamos que la editorial continuara para que mi hermano y yo pudiéramos terminar el colegio. Entonces quedó a cargo mi tía María Cristina Melogno. Yo entré a trabajar ni bien terminé el colegio, en 2012. Siempre había sido una suerte de sueño trabajar con mi mamá y no pude hacerlo al lado de ella, pero sí en la editorial, y fueron años de mucho crecimiento personal y profesional”, recuerda Manuel a PáginaI12.
En 2016 los hijos de Charquero se preguntaron si querían continuar con Ediciones del Eclipse. “La realidad es que era un proyecto de nuestra mamá y no era nuestro. Después de consultar mucho, decidimos ponerle fin a la editorial, pero fue una decisión que se tomó hace bastante tiempo de un modo muy armónico porque hay gente que pregunta qué pasó con la gente que trabajaba en la editorial. Trabajábamos muy pocos: mi tía María Cristina, Magui, la secretaria, y yo. Si bien la situación coyuntural no ayuda para nada, la decisión de cerrar fue predominantemente personal. Para nosotros fue bastante doloroso porque era el proyecto de nuestra mamá, que le llevó muchos años construirlo, pero también tenemos que continuar con nuestras vidas. Tanto mi hermano como yo creemos que si mamá hubiese estado, se las hubiese ingeniado para continuar como lo hizo en 2001”, reconoce Manuel y aclara que “siempre quedará vivo el recuerdo de mi mamá y lo pionera que fue dentro del mundo del libro argentino”. Sobre la decisión de donar el stock de libros de Ediciones del Eclipse agrega: “Destruirlos no hubiese sido bueno; entonces decidimos donarlos para que pudieran llegar a los chicos”.
Istvansch plantea también que el cierre de la editorial se tomó en 2016. “No frecuento mucho las redes, pero sé que ese posteo se ha compartido mucho. La editorial no cerró ahora. Después de la decisión de cerrar, hay que mantener abierto porque hay que seguir cobrando de las librerías y todas esas cosas. No cerró por una cuestión económica coyuntural del país, sino por una decisión de los chicos que todos entendimos perfectamente. Yo estuve 14 años, del 2002 al 2017, dirigiendo la colección ‘Libros Album del Eclipse’, donde publiqué 52 títulos. Desde el momento que le llevé la propuesta a Rosario tenía idea de que estaba queriendo hacer algo que no se había hecho nunca en el país. Rosario tuvo la enorme valentía de prenderse a nivel comercial y apostar por la propuesta. Lo que no sabía es que iba a resultar tan fuerte por las colecciones y editoriales de libros álbumes que surgieron después. Nadie le quita a Ediciones del Eclipse y a mí haber sido pioneros en los libros álbum. Me siento muy orgulloso de pertenecer a una partecita de la historia editorial de la literatura infantil argentina”, concluye Istvansch.
Además de haber colaborado con Ediciones del Eclipse, Del Mastro es miembro de la cooperadora del jardín de infantes 5, distrito 10. “Como había demasiado material para dejarlo solamente en nuestro jardín, empezamos a ver la posibilidad de abrir la donación a otras instituciones públicas y a través de las redes de cooperadoras comentamos que estábamos recibiendo una donación grande de libros. Entonces nos llegaron una gran cantidad de pedidos, primero de capital, y después de Tigre, Benavídez, Chaco, Salta, Catamarca y Tucumán. Hicimos un stock de lo que había, entre 15.000 y 20.000 libros, y distribuimos entre las instituciones que aparecieron. En total llegaron libros a 150 escuelas, que recibieron unos 100 libros cada una –explica Del Mastro–. En las redes se pueden ver fotos de bibliotecarias, maestras o directivas de escuelas o cooperadores con los libros, felices de haber recibido un regalo tan bueno en un contexto muy triste”.